— La Seсora Celestial pensaba que el imperio habнa dejado de expandirse desde el momento de la derrota de la expediciуn contra Barrayar. Que nos habнamos estancado, y que, como estбbamos estбticos, tambiйn nos ponнamos cada vez mбs nerviosos. Pensaba que si el imperio generaba un proceso de mitosis, como una cйlula, los haut empezarнan a crecer de nuevo y recibirнan nueva energнa. Si se copiaba y reproducнa el banco genйtico, habrнa ocho nuevos centros de autoridad para la expansiуn.
— Ocho nuevas capitales potenciales del imperio? — susurrу Miles.
— Sн, supongo…
Ocho nuevos centros… La guerra civil era sуlo una de las posibilidades. Ocho nuevos imperios cetagandanos, y cada uno de ellos en expansiуn como un coral que creciera a expensas de sus vecinos… Una pesadilla de proporciones cуsmicas.
— Ahora ya entiendo por quй el emperador no estaba tan entusiasmado con el sуlido razonamiento biolуgico de su madre — dijo Miles con cuidado-. Los dos tenнan parte de razуn, no le parece?
— Yo sirvo a la Seсora Celestial y al genoma haut — dijo la haut Rian Degtiar llanamente-. Los ajustes polнticos de corto plazo no son asunto mнo.
— Y toda esta manipulaciуn… barajar los genes… Tal vez el Emperador de Cetaganda lo considerarнa un acto de traiciуn de su parte?
— No veo cуmo — dijo la haut Rian Degtiar-. Era mi deber obedecer a la Seсora Celestial.
— Ah…
— Pero sн puede decirse que los ocho gobernadores de satrapнas cometieron traiciуn — agregу ella en el tono con que se describe un hecho indiscutible.
— Cometieron? En pasado?
— Todos recibieron los bancos genйticos la semana pasada, en el banquete de bienvenida. Ba Lura y yo conseguimos llevar a cabo esa parte del plan de la Seсora Celestial.
— Cofres de tesoro… sin llave…
— No lo sй… A la Seсora Celestial le pareciу mбs conveniente que cada uno de los gobernadores se considerara el ъnico receptor de la nueva copia del banco genйtico. Asн todos tratarнan de mantenerlo en secreto…
— Sabe usted…? Tengo que hacerle esta pregunta. — Pero no estoy seguro de querer oнr la respuesta-. Sabe usted a cuбl de los ocho gobernadores de satrapнas estaba tratando de entregar la Gran Llave Ba Lura? Cuбl de ellos era el elegido para duplicarla, el que iba a recibirla cuando se metiу en nuestro vehivaina?
— No — dijo ella.
— Ah. — Miles dejу escapar un suspiro de satisfacciуn-. Ahora ya sй por quй me tendieron una trampa. Y por quй muriу Ba Lura.
Ella lo mirу y unas lнneas leves aparecieron sobre su frente de marfil cuando frunciу el ceсo.
— No lo entiende? — dijo йl-. Ba Lura no se encontrу con nosotros en el viaje de ida. Se encontrу con nosotros cuando ya volvнa de su misiуn. Su ba recibiу un soborno. Habнa llevado la llave a uno de los gobernadores de satrapнas y le dieron a cambio no una copia verdadera, porque no habнa tiempo de hacer la decodificaciуn, sino una copia falsa. Y luego lo mandaron deliberadamente a perderla en nuestras manos. Y lo hizo… aunque sospecho que no en la forma en que habнan previsto — Casi con seguridad, no como habнan previsto.
De pronto, descubriу que estaba caminando de un lado otro, nervioso, casi descontrolado. No hubiera debido cojear delante de ella — eso hacнa que sus deformidades resultaran mucho mбs visibles— pero no podнa permanecer quieto.
— Y mientras todo el mundo se dedica a perseguir a los barrayareses, el gobernador se va tranquilamente a casa con la ъnica copia de la Gran Llave y consigue una buena ventaja en la competencia haut. Despuйs de arreglar la recompensa de Ba Lura por su doble traiciуn y eliminar de paso al ъnico testigo de lo sucedido. Ah, sн, ahora todo encaja. Ya veo. Y funcionarнa si… el gobernador sбtrapa hubiera recordado que ningъn plan de batalla sobrevive al primer contacto con el enemigo. — No cuando el enemigo soy yo. Miles la mirу a los ojos, y deseу que creyera en йl, deseу no tener que derretirse frente a ella-. Cuбndo puede usted analizar esta Gran Llave para comprobar si mis teorнas se ajustan a la realidad?
— Esta noche, ahora mismo. Pero aunque pueda averiguar que le hicieron, eso no me dirб quiйn fue el culpable, barrayarйs. — La voz de la haut se hizo glacial-. Dudo que usted pueda crear un duplicado, pero una copia sin funcionamiento estб dentro de sus capacidades, de eso estoy segura. Si йsta es falsa… dуnde estб la verdadera?
— Me parece que eso es justamente lo que tenemos que descubrir, milady, para… para limpiar mi nombre de sospechas. Parara redimir mi honor frente a sus ojos. — La fascinaciуn intrнnseca de cualquier rompecabezas intelectual lo habнa llevado a esa entrevista. Йl habнa pensado que la curiosidad era la fuerza que mбs lo arrastraba en la vida, hasta que de pronto se habнa encontrado envuelto en toda su personalidad de soldado. Era como estar bajo… no, era como ser una avalancha-. Si yo descubro esto, usted…? — Usted quй? Aceptarнa que la cortejara? O lo despreciarнa como el bбrbaro que era a pesar de todo?-. Usted me dejarнa verla de nuevo?
— No… no lo sй. — Ella recordу de pronto y llevу la mano a algъn tipo de control situado sobre la silla— flotante para conectar de nuevo la pantalla de fuerza.
No, no, no se vaya…
— Tenemos que establecer una forma de ponernos en contacto — dijo Miles con rapidez, antes de que ella pudiera desaparecer de nuevo detrбs de esa barrera que susurraba en tono muy bajo.
La cabeza de ella se inclinу, pensando. Sacу un pequeсo comunicador de la ropa. No tenнa decoraciones, era totalmente utilitario, pero al igual que el destructor nervioso que йl le habнa entregado a Ivan, estaba perfectamente diseсado en un estilo que Miles habнa empezado a reconocer como tнpico de los haut. Ella susurrу una orden. Al instante, apareciу su ba, que habнa estado haciendo guardia junto a la laguna. Se le abrieron un poco mбs los ojos al ver a su seсora sin la pantalla de fuerza?
— Deme su comunicador y espere fuera — ordenу haut Rian Degtiar.
La leve figura del ba se inclinу y le entregу el aparato sin hacer preguntas. Despuйs, se retirу en silencio.
Ella se lo tendiу a Miles.
— Esto es para ponerme en contacto con mis servidores de confianza cuando salen del jardнn Celestial por algъn encargo. Aquн tiene.
Йl deseaba tocarla, pero no se atrevнa. En lugar de eso, extendiу las manos hacia ella, con las palmas hacia arriba, como un hombre tнmido que le ofrece flores a una diosa. Ella dejу caer el comu con miedo, desde lejos, como quien le entrega algo a un leproso. O a un enemigo.
— Es seguro? — se atreviу a preguntar йl.
— Por ahora…
En otras palabras, era una lнnea privada sуlo mientras no hubiera nadie en el alto nivel de seguridad de Cetaganda a quien se le ocurriera escuchar las conversaciones. Era de esperar. Miles suspirу.
— No sirve. No se pueden enviar seсales a una embajada sin que las autoridades hagan cientos de preguntas y yo prefiero no contestar las de mis superiores en este momento. No puedo darle a usted mi comu, porque tengo que entregarlo y no creo que se traguen el cuento de que lo perdн… — De mala gana, le devolviу el aparato-. Pero tenemos que volver a encontrarnos de alguna forma… — Sн, ah, sн, sн…-. Si voy a arriesgar mi reputaciуn y tal vez mi vida por la validez de mis razonamientos, me gustarнa apoyarme en hechos.
Uno de esos hechos era casi una verdad comprobada. Alguien con suficiente inteligencia y arrestos como para asesinar a uno de los servidores mбs antiguos del Emperador ante las narices de Seguridad no vacilarнa en amenazar a una mujer Degtiar no demasiado importante si eso le parecнa ъtil. La idea era obscena, horrenda. La inmunidad diplomбtica de un heredero de Barrayar era un escudo todavнa mбs inъtil, sin duda, pero era el precio del juego.
— Creo que usted podrнa estar en grave peligro. Tal vez sea mejor seguirles la corriente por un tiempo, no revelar a nadie que yo le he dado la llave. Tengo la extraсa sensaciуn de que no estoy siguiendo el guiуn de esa gente como corresponde… — Miles caminaba de un lado a otro delante de ella-. Si usted consigue descubrir algo, lo que sea, sobre las actividades reales de Ba Lura en los pocos dнas anteriores a su muerte… bueno… pero no se relacione demasiado con su propia Seguridad… Seguramente estбn investigando la muerte de Ba Lura…
— Yo… me pondrй en contacto con usted donde, cuando y como pueda, barrayarйs. — Lentamente, una mano acariciу la almohadilla de control sobre el brazo de la silla— flotante y una niebla gris se formу a su alrededor como un hechizo fabuloso.
La burbuja se alejу y tambiйn el ba y Miles quedу solo. Ahora tenнa que volver a la fiesta de Yenaro atravesando a tropezones charcos, campos y propiedades.
Llovнa.
A Miles no le sorprendiу que la hautmujer ya no estuviera esperбndolo en el banco junto al portуn pintado de rojo. Lo atravesу en silencio y se detuvo junto a las puertas del jardнn para sacudirse las gotas de agua del uniforme de gala y secarse la cara. Luego, sacrificу el paсuelo a la redenciуn de sus botas y dejу caer la tela empapada detrбs de un arbusto. Despuйs, volviу a deslizarse al interior.
Nadie lo vio entrar. La fiesta proseguнa un poco mбs ruidosa y con algunas caras nuevas sustituyendo las anteriores. Los cetagandanos no consumнan alcohol para embriagarse, pero algunos de los participantes de la fiesta tenнan un aire de confusiуn que recordaba al de los bebedores de Barrayar. Si habнa sido difнcil mantener una conversaciуn inteligente antes, ahora serнa claramente imposible. Incluso Miles se sentнa un poco asн, ahogado en, informaciуn, mareado de intriga. Todo el mundo tiene una adicciуn secreta, supongo. Querнa buscar a Ivan y huir lo mбs rбpido posible antes de que le estallara la cabeza.
— Ah, por fin doy con usted, lord Vorkosigan. — Lord Yenaro apareciу junto al codo de Miles, con una mirada levemente ansiosa-. He estado buscбndolo.
— Fui a dar un paseo con una dama… un largo paseo — dijo Miles. No veнa a Ivan-. Dуnde estб mi primo?
— Lord Vorpatril estб viendo la casa con lady Arvan y lady Bennello — dijo Yenaro. Mirу a un lado, hacia el gran arco que se erguнa al otro extremo de la habitaciуn y la escalera en espiral mбs allб-. Hace ya un rato que se fueron… en realidad hace mucho rato. — La sonrisa de Yenaro, que seguramente intentaba ser divertida, le saliу extraсa, llena de intenciones secretas y curiosidad-. Antes de que usted… No entien… bueno… Quiere usted tomar algo?