7

Ivan tardaba mucho en volver de la enfermerнa. Miles se puso el uniforme de fajina negro y, descalzo, encendiу la comuconsola para averiguar algo de los ocho gobernadores haut de las ocho satrapнas planetarias.

Los gobernadores de las satrapнas se elegнan dentro de un grupo de hombres que tenнan parientes imperiales cercanos: hermanastros, tнos o tнos abuelos de las lнneas maternas y paternas. Dos de los que ocupaban el cargo en ese momento eran de la constelaciуn Degtiar. Cada uno de ellos regнa su satrapнa durante un perнodo fijo de sуlo cinco aсos y luego lo trasladaban, a veces a un retiro permanente en la capital de Eta Ceta, a veces a otra satrapнa. Un par de los hombres mayores y mбs experimentados habнan recorrido todo el imperio. El propуsito de la limitaciуn temporal era impedir que cualquiera que albergara pretensiones imperiales instaurara una base de poder local. Hasta ahн, todo resultaba muy sensato.

Y… a quiйn habнa tentado en su hubris personal la emperatriz viuda? A quiйn habнa tentado Ba Lura? Cуmo habнa conseguido relacionarse con los gobernadores, cуmo habнa establecido el primer contacto? Si habнa desarrollado el plan durante veinte aсos, no le habнa faltado tiempo, mucho tiempo… y sin embargo, cуmo habнa podido predecir quй hombres serнan gobernadores de satrapнas en la desconocida fecha de su muerte? Los gobernadores tenнan que haber entrado en el complot hacнa relativamente poco… cualquier otra suposiciуn era imposible.

Miles mirу con los ojos entornados la lista de sus ocho sospechosos. Tengo que reducir la lista de alguna forma. De muchas formas. Si se basaba en la idea de que lord X habнa matado a Ba Lura personalmente, podrнa eliminar a los ancianos mбs frбgiles… pero йsa era una conclusiуn precipitada. Cualquiera de los ghemlores podнa tener un ghemguardia leal y capaz para encargarle la tarea, mientras йl se quedaba en el centro de la ceremonia de entrega de regalos y establecнa una coartada frente a docenas de testigos.

No habнa ninguna deslealtad para con Barrayar en el asunto pero lo cierto era que Miles hubiera querido pertenecer a Seguridad cetagandana… concretamente, hubiera deseado ser el hombre que se encargara de la investigaciуn sobre el supuesto suicidio de Ba Lura, fuera cual fuese la operaciуn que estuvieran llevando a cabo en ese momento. Pero no habнa forma de introducirse en ese flujo de datos sin llamar la atenciуn. Y no estaba seguro de que Rian tuviera la mente puesta en el asunto, por no mencionar la necesidad urgente de mantener la atenciуn de Seguridad cetagandana lo mбs lejos posible de Rian. Miles suspirу, frustrado.

Resolver el asesinato de Ba Lura no era asunto suyo. Su misiуn consistнa en localizar la Gran Llave. Bueno, tenнa una idea general de dуnde estaba: en уrbita, a bordo de una de las naves insignia de las satrapнas. Cуmo lograrнa descubrir en cuбl de ellas?

En ese momento, alguien llamу a la puerta e interrumpiу sus furiosas meditaciones. Miles apagу rбpidamente la comuconsola y dijo:

— Adelante.

Un Ivan de aspecto bastante dispйptico entrу trotando por la puerta.

— Y? — preguntу Miles, invitбndolo a sentarse con un gesto. Ivan arrastrу un sillуn pesado y cуmodo hasta la comuconsola y se dejу caer en йl de costado, con una mueca. Todavнa llevaba el uniforme verde.

— Tenнas razуn. Es alguna sustancia que ingerн por vнa oral y que se metaboliza rбpido. No tan rбpido como para que los mйdicos no pudieran conseguir una muestra, claro. — Ivan se frotу el brazo-. Dicen que maсana ya no hubieran podido rastrearlo.

— Entonces, no habrб daсo permanente.

— Excepto para mi reputaciуn. Tu coronel Vorreedi acaba de entrar con bombo y platillo, te lo digo por si te interesa. Por lo menos, йl me tomу en serio. Charlamos mucho rato sobre lord Yenaro. A propуsito, Vorreedi no me pareciу un paranoico con botas. — Ivan dejу colgando en el aire las palabras. Por quй no vas a verlo? Miles hizo caso omiso.

— Me alegro. Creo. Y no le mencionaste…?

— Todavнa no. Pero si no empiezas a vomitar alguna explicaciуn plausible, pienso soltarlo todo ahora mismo.

— De acuerdo. Me parece justo. — Miles suspirу y se preparу. Con la brevedad que permitнan las complicaciones del caso, resumiу su conversaciуn con la haut Rian Degtiar, y sуlo omitiу la descripciуn de la increнble belleza de la mujer y su propia reacciуn frente a ella. Eso no era asunto de Ivan. Sobre todo, no de Ivan-. Me temo que la ъnica forma en que podemos probar que Barrayar no tuvo nada que ver con esto es descubrir cuбl de los gobernadores tiene la Gran Llave. — Y seсalу hacia la уrbita.

Ivan tenнa los ojos muy abiertos, la boca torcida en una mueca de desesperaciуn total.

— Quй? Quiйnes van a descubrir al gobernador? Nosotros? Nosotros? Miles, hace sуlo dos dнas y medio que estamos aquн, cуmo es posible que el futuro del imperio cetagandano estй en nuestras manos? No te parece asunto de Seguridad de Cetaganda?

— Y tъ confiarнas en ellos para limpiar nuestro nombre? — Miles se encogiу de hombros y atacу por este lado-. Sуlo nos quedan nueve dнas. Ya he pensado en tres caminos que pueden llevarnos hacia el hombre. Yenaro es uno de ellos. Unas pocas palabras tuyas a nuestro oficial de protocolo podrнan poner la maquinaria de SegImp local a rastrear las conexiones de Yenaro sin sacar a relucir el asunto de la Gran Llave. Todavнa. Otro camino tiene que ver con la muerte de Ba Lura, y no sй cуmo puedo ponerlo en marcha en nuestro beneficio. Todavнa. El tercero es el anбlisis polнtico, y eso es algo que sн puedo hacer. Mira.

Miles pidiу a su comuconsola un mapa tridimensional esquemбtico del imperio cetagandano donde tambiйn aparecнan las rutas de agujero de gusano y los reinos vecinos.

— Ba Lura podrнa haber dejado la llave falsa en la nave de cualquier delegaciуn galбctica. Pero eligiу Barrayar. El sбtrapa que comprу a Ba Lura eligiу Barrayar. Por quй?

— Tal vez йramos los ъnicos disponibles en ese momento — sugiriу Ivan.

— Mmm. Estoy tratando de reducir el factor casualidad… por favor. Si el que apoya a Yenaro es nuestro hombre, nos eligieron de antemano como presas para las trampas. Ahora bien… — Hizo un gesto hacia el mapa-. Imagнnate una situaciуn en la que el imperio cetagandano se divide y cada planeta empieza a expandirse por separado. Quiйn se beneficiarнa de un enfrentamiento con Barrayar?

Ivan alzу las cejas y se inclinу hacia delante, mirando el brillante conjunto de esferas y lнneas sobre la placa de vнdeo.

— Bueno… Rho Ceta estб en posiciуn de expandirse hacia Komarr, o lo estarнa si no dominбramos las dos terceras partes de los saltos de agujero de gusano que hay entre los dos. Mu Ceta acaba de recibir un buen golpe, administrado por nosotros, cuando tratу de expandirse mбs allб de Vervain hacia el Centro Hegen. Йsas son las mбs evidentes. Las otras tres satrapнas y Eta Ceta son todas interiores, no veo quй ventaja podrнan obtener.

— Pero queda el otro lado del nexo. — Miles hizo un gesto hacia el mapa-. Sigma Ceta, que bordea los grupos de la Estaciуn Vega. Y Xi Ceta, que da hacia Marilac. Si trataran de separarse de Eta Ceta, les resultarнa muy ъtil que todos los recursos militares del imperio estuvieran centrados en una expediciуn contra Barrayar.

— Cuatro de ocho. Es un principio — concediу Ivan.

Entonces, el anбlisis de Ivan era paralelo al suyo. Bueno, habнan tenido el mismo entrenamiento estratйgico… era obvio. Pero Miles se sintiу oscuramente reconfortado. Si Ivan lo veнa tambiйn, seguramente no podнa atribuir sus sospechas a un exceso de imaginaciуn.

— Es una triangulaciуn — dijo Miles-. Si consigo que cualquiera de las otras lнneas de la investigaciуn elimine aunque fuera parte de la lista, el lugar donde las lнneas se superpongan… bueno, serнa estupendo que todo terminara seсalando a un solo gobernador…

— Y entonces quй? — quiso saber Ivan, obstinado, frunciendo el ceсo en un gesto de sospecha-. Quй vamos a hacer nosotros si descubrimos cuбl es?

— No… no estoy seguro. Pero creo que estamos de acuerdo en que un final discreto es preferible a un gran escбndalo, no es cierto?

— Ah, sн. — Ivan se mordiу el labio, mirando el mapa de nexos de agujero de gusano-. Y, cuбndo lo informamos?

— Ahora no… todavнa no. Pero creo que serб mejor que empecemos a documentarlo. Archivos personales. — Asн, si alguien seguнa sus pasos, Miles esperaba que no pуstumamente, pero йsa era la idea, por lo menos podrнa entender lo que habнa pasado.

— Yo estoy haciendo eso desde el primer dнa — le informу Ivan con amargura-. Estб todo en mi equipaje, bajo llave.

— Ah, bien… — Miles dudу-. Cuando hablaste con el coronel Vorreedi, le sugeriste la idea de que Yenaro podнa tener apoyo en niveles mбs altos?

— No exactamente.

— Entonces me gustarнa que hablaras con йl de nuevo, Ivan. Trata de desviar su atenciуn hacia los gobernadores de satrapнas… o algo asн.

— Por quй no le hablas tъ?

— No estoy… preparado. Todavнa no. Esta noche no. Todavнa estoy asimilando todo lo que ha pasado. Y tйcnicamente, aquн йl es mi superior en SegImp, o lo serнa si yo estuviera de servicio… Me gustarнa poner lнmites a mis… eh…

— Mentiras directas? — completу Ivan con dulzura.

Miles esbozу una mueca, pero no lo negу.

— Mira, en este asunto, yo tengo un acceso del que no dispone ningъn otro oficial de SegImp, por mi posiciуn social. No quiero perder esta ventaja. Pero eso tambiйn limita mi… no puedo hacer el trabajo de campo, los detalles sucios… mi situaciуn es demasiado expuesta. Tengo que jugar con mis propias fuerzas y hacer que otros cubran mis debilidades.

Ivan suspirу.

— De acuerdo. Ya le hablarй yo. Pero que no sirva de precedente. — Se puso de pie con un gruсido de cansancio y se dirigiу a la puerta, algo mareado. Mirу por encima del hombro antes de irse-. El problema de que tъ controles toda la situaciуn, es que manejando los hilos de la tela como una araсa, primito, tarde o temprano las partes interesadas acabarбn convergiendo por los hilos hacia ti. Eres consciente de eso, verdad? Y quй, vas a hacer entonces, Mente Maestra? — Se inclinу con una ironнa demasiado agresiva.

Miles se encogiу en la silla de la comuconsola, gruсу y volviу a pedir su lista de ocho sospechosos.

A la maсana siguiente, el embajador Vorob’yev recibiу una comunicaciуn y tuvo que retirarse en la mitad de lo que se estaba convirtiendo en una costumbre: el desayuno con los jуvenes enviados de Barrayar en su comedor privado. Para cuando volviу, Miles e Ivan ya habнan terminado.


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