CARTA 14
Amorosa:
En parte tenés razón, aunque no totalmente.
Mi interlocutor en el diálogo de la carta anterior no era exactamente yo mismo. En Sueños y existencia, Fritz Perls dice:
"…Yo, este Fritz, no puedo ir a casa con ustedes. No me pueden tener como terapeuta permanente. Pero sí pueden tener su propio Fritz personalizado y llevarse ese con ustedes. Él sabe mucho más que yo porque es una creación de cada uno. Yo sólo puedo adivinar, interpretar o teorizar respecto de lo que ustedes están viviendo. Yo puedo ver el grano pero no sentir la picazón."
He leído todo lo que ha sido publicado, escrito por Fritz. He visto filmaciones de sus sesiones de trabajo. Tengo guardadas todas las transcripciones que han llegado a mis manos de sus sesiones de grupo. He devorado cuanto han escrito sobre él otros que lo han conocido. Imagino saber su manera de ser, de pensar, de sentir.
Ahora, cuando estoy atascado con una situación, cierro los ojos y me imagino a Fritz allí sentado, frente a mí.
Siempre viste una guayabera con pantalón beige muy amplio, y sandalias franciscanas. Su ropa está desaliñada, su barba recortada con desprolijidad y su poco pelo, despeinado, cae sobre su frente. Tiene un cigarrillo encendido en su mano derecha y un pañuelo en su mano izquierda. Desde su silla me mira profundamente y yo me doy cuenta de que está dispuesto a trabajar conmigo.
Ahora, cuando estoy atascado en una situación y necesito de un terapeuta, recurro a Fritz…
(Pavada de terapeuta… ¿no?)