EL MONO Y LA MONA DISCUTEN

Sentados en la rama de un árbol, el mono y la mona contemplaban la puesta de sol. En cierto momento, ella preguntó:

– ¿Qué hace que el cielo cambie de color, a la hora en que el sol llega al horizonte?

– Si quisiéramos explicar todo, dejaríamos de vivir -respondió el mono. -Quédate quieta, vamos a dejar que nuestro corazón disfrute con este romántico atardecer.

La mona se enfureció.

– Eres primitivo y supersticioso. Ya no le prestas atención a la lógica, y sólo te interesa aprovechar la vida.

En ese momento, pasaba un ciempiés.

– ¡ciempiés! -gritó el mono. -¿Cómo haces para mover tantas patas en perfecta armonía?

– ¡Jamás lo pensé! -fue la respuesta.

– ¡Pues piénsalo! ¡A mi mujer le gustaría tener una explicación!

El ciempiés miró sus patas y comenzó:

– Bueno… flexiono este músculo…no, no es así, yo debo mover mi cuerpo por aquí…

Durante media hora trato de explicar cómo movía sus patas, y a medida que lo intentaba, se iba confundiendo cada vez más. Cuando quiso continuar su camino, ya no pudo seguir caminando.

– ¿Ves lo que hiciste? -gritó desesperado. -¡Con el ansia de descubrir cómo funciono, perdí los movimientos!

– ¿Te das cuenta de lo que ocurre con aquellos que desean explicar todo? -dijo el mono, volviéndose una vez más para presenciar la puesta de sol en silencio.


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