RESPONDO CADA PREGUNTA POR 100 MONEDAS
Un comerciante decidió pagar. Le dio el dinero al rabino, mientras comentaba:
– ¿No le parece que es un poco caro cobrar tanto por una pregunta?
– Me parece -dijo el rabino. -Y acabo de responderla. Si quieres saber más, tendrás que pagar otras cien monedas. O busca la respuesta dentro de tí mismo, que es más barato y más eficaz.
A partir de ese día, nunca más lo molestaron.