LA ORACIÓN QUE OLVIDÉ

Hace tres semanas, caminando por las calles de Sao Paulo, recibí de un amigo -Edinho-, un panfleto llamado Instante Sagrado. Impreso a cuatro colores, en un excelente papel, no identificaba a ninguna iglesia o culto, sino que simplemente traía una oración escrita.

Cuál no fue mi sorpresa al ver que quien firmaba esta oración era ¡yo! Había sido publicada a comienzos de la década de los '80, en la contratapa de un libro de poesía. No pensé que iba a resistir el tiempo, ni que pudiera regresar a mis manos de manera tan misteriosa; pero cuando lo releí, no me avergoncé de lo que había escrito.

Ya que estaba en ese panfleto y como creo en las señales, encuentro oportuno reproducirla aquí. Espero estimular a los lectores para que escriban su propia plegaria, pidiendo para sí y para los demás aquello que juzguen más importante. De esta manera, colocamos una vibración positiva en nuestro corazón, que ha de contagiar a todo el que se nos acerque:

He aquí la oración:

Señor, protege nuestras dudas, porque la Duda es una manera de rezar. Es ella la que nos hace crecer porque nos obliga a mirar sin miedo las muchas respuestas de una misma pregunta. Y para que esto sea posible,

Señor, protege nuestras decisiones, porque la Decisión es una manera de rezar. Dános coraje para que, después de la duda, seamos capaces de elegir entre un camino y otro. Que nuestro SI sea siempre un SI, y nuestro No sea siempre un No. Que una vez escogido el camino, jamás miremos para atrás, ni dejemos que nuestra alma sea roída por el remordimiento. Y para que esto sea posible,

Señor, protege nuestras acciones, porque la Acción es una manera de rezar. Haz que el pan nuestro de cada día sea fruto de lo mejor que cada uno de nosotros lleva dentro. Que podamos, a través del trabajo y de la Acción, compartir un poco del amor que recibimos. Y para que esto sea posible,

Señor, protege nuestros sueños, porque el Sueño es una manera de rezar. Haz que, independientemente de nuestra edad o de nuestras circunstancias, seamos capaces de mantener encendida en el corazón la llama sagrada de la esperanza y de la perseverancia. Y para que esto sea posible,

Señor, danos siempre entusiasmo, porque el Entusiasmo es una manera de rezar. Es éste el que nos une a los Cielos y a la Tierra, a los hombres y a los ñinos, y nos dice que el deseo es importante, y que merece nuestro esfuerzo. Es éste el que nos afirma que todo es posible, siempre que estemos totalmente comprometidos con lo que hacemos. Y para que esto sea posible,

Señor, protégenos, porque la Vida es la única manera que tenemos de manifestar Tus milagros. Que la tierra siga transformando la simiente en trigo, que nosotros continuemos transmutando el trigo en pan. Y ésto sólo será posible si tenemos Amor -por lo tanto, nunca nos dejes en soledad. Dános siempre tu compañía, y la compañía de hombres y mujeres que tengan dudas, que actúen, que sueñen, se entusiasmen y vivan como si cada día estuviese totalmente dedicado a Tu gloria.

Amén.


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