O'Shea asintió. Señaló la carta, que todavía estaba en el escritorio, delante de Bosch y Rider.
– Entonces esto pinta bien.
– No, no pinta bien -dijo Bosch-. No haga esto.
– ¿No haga qué?
– No haga el trato.
– ¿Por qué no?
– Porque si es quien raptó a Marie Gesto y la mató, y mató a esas otras ocho personas, quizás incluso las despedazó como a los dos cuerpos con los que lo pillaron, entonces no debería permitírsele vivir ni siquiera en una celda. Deberían atarlo, clavarle la aguja y enviarlo al agujero al que pertenece.
O'Shea asintió con la cabeza como si fuera una consideración válida.
– ¿Y esos casos abiertos? -contraatacó-. Mire, no me gusta la idea de este tipo viviendo su vida en una celda privada de Pelican Bay más de lo que le gusta a usted. Pero tenemos la responsabilidad de resolver esos casos y proporcionar respuestas a las familias de esa gente. Además, ha de recordar que hemos anunciado que buscamos la pena de muerte. Eso no significa que sea algo automático. Hemos de ir a juicio y ganar y luego liemos de repetirlo todo para convencer al jurado de que recomiende la pena capital. Estoy seguro de que sabe que hay u n buen número de cosas que pueden torcerse. Sólo hace falta un miembro del jurado para perder un caso. Y sólo hace falta uno para detener la pena de muerte. En última instancia sólo hace falta un juez débil que no haga caso de la recomendación del jurado.
Bosch no respondió. Sabía cómo funcionaba el sistema, que podía manipularse y que nada era seguro. Aun así, le molestaba. También sabía que una sentencia de cadena perpetua no siempre significaba una cadena perpetua. Cada año gente como Charlie Manson y Sirhan Sirhan tenían su oportunidad. Nada dura para siempre, ni siquiera una cadena perpetua.
– Además, está el factor coste -continuó O'Shea-. Waits no tiene dinero, pero Maury Swann aceptó el caso por el valor publicitario. Si llevamos esto a juicio, él estará preparado para la batalla. Maury es un abogado excelente. Hemos de esperar encontrarnos expertos que rebatan a nuestros expertos, análisis científicos que rebatan nuestros análisis… El juicio durará meses y costará una fortuna al condado. Sé que no quiere oír que el dinero es una consideración en esto, pero ésa es la realidad. Ya tengo a la oficina de control presupuestario encima con este caso. Este compromiso podría ser la manera más segura y mejor de asegurarnos de que este hombre no haga daño a nadie más en el futuro.
– ¿La mejor manera? -preguntó Bosch-. No la correcta, si me lo pregunta.
O'Shea cogió una pluma y tamborileó ligeramente en la mesa antes de responder:
– Detective Bosch, ¿por qué ha sacado tantas veces el expediente Gesto?
Bosch sintió que Rider se volvía a mirarlo. Ella le había preguntado lo mismo en más de una ocasión.
– Se lo he dicho. Lo saqué porque había sido mi caso. Me molestaba que nunca culpáramos a nadie por eso.
– En otras palabras, le ha atormentado.
Bosch asintió de manera vacilante.
– ¿La víctima tenía familia?
Bosch asintió otra vez.
– Tenía a sus padres en Bakersfield, y ellos tenían un montón de sueños para su hija.
– Piense en ellos. Y piense en las familias de los otros. No podemos decirles que fue Waits hasta que lo sepamos seguro. Mi suposición es que querrán saber y que están dispuestos a cambiar ese conocimiento por la vida del asesino. Es mejor que se declare culpable de todos ellos a que lo pillemos sólo por dos.
Bosch no dijo nada. Había dejado constancia de su protesta.
Sabía que había llegado el momento de ponerse a trabajar. Rider estaba en la misma onda.
– ¿De cuánto tiempo disponemos? -preguntó ella.
– Quiero trabajar deprisa -dijo O'Shea-. Si esto es verdadero, quiero aclararlo y terminar.
– Hay que presentarlo antes de las elecciones, ¿no? -dijo Bosch.
Lo lamentó de inmediato. Los labios de O'Shea formaron una línea apretada. La sangre pareció acumulársele bajo la piel y en torno a los ojos.
– Detective -dijo-. Le concederé esto: me presento a las elecciones y solucionar once asesinatos podría ser útil para mi causa. Pero no insinúe que las elecciones son mi única motivación aquí. Cada noche que esos padres que tenían sueños para su hija se van a dormir sin saber dónde está o qué le ocurrió es una noche de terrible dolor por lo que a mí respecta. Incluso después de trece años. Así que quiero avanzar deprisa y con seguridad, y puede guardarse para usted sus especulaciones sobre cualquier otra cosa.
– Bien -dijo Bosch-. ¿Cuándo hablamos con ese tipo?
O'Shea miró a Olivas y luego otra vez a Bosch.
– Bueno, creo que primero deberíamos hacer un intercambio de expedientes. Ustedes han de coger velocidad con Waits y a mí me gustaría que Freddy se familiarice con el expediente Gesto. Hecho esto, prepararemos algo con Maury Swann. ¿Qué le parece mañana?
– Mañana está bien -dijo Bosch-. ¿Swann estará ahí durante el interrogatorio?
O'Shea dijo que sí con la cabeza.
– Maury va a llevar este caso de principio a fin. Aprovechará todos los ángulos, probablemente terminará con un contrato para un libro y una película antes de que termine. Quizás incluso un puesto de comentarista en Court TV.
– Sí, bueno -dijo Bosch-, al menos entonces estará fuera del tribunal.
– Nunca lo había pensado de esa manera -dijo O'Shea-. ¿Ha traído el expediente del caso Gesto?
Bosch abrió el maletín sobre su regazo y sacó el expediente de la investigación, que estaba en el interior de una carpeta azul de ocho centímetros de grosor. Se lo pasó a O'Shea, quien a su vez se lo entregó a Olivas.
– Yo le daré esto a cambio -dijo O'Shea.
Guardó la carpeta en el archivador de acordeón y se lo pasó por encima de la mesa.
– Disfruten de la lectura -dijo-. ¿Están seguros acerca de lo de mañana?
Bosch miró a Rider para ver si ella tenía alguna objeción. Disponían de un día más antes de entregar el pliego de cargos de Matarese a la fiscalía. Pero el trabajo estaba casi acabado y sabía que Rider podría ocuparse del resto. Al ver que Rider no decía nada, Bosch miró a O'Shea.
– Estaremos listos -dijo.
– Entonces llamaré a Maury y lo prepararé.
– ¿Dónde está Waits?
– Aquí mismo, en el edificio -dijo O'Shea-. Lo tenemos en alta seguridad y en celda de aislamiento.
– Bien -comentó Rider.
– ¿Y los otros siete? -preguntó Bosch.
– ¿Qué pasa con ellos?
– ¿No hay expedientes?
– El compromiso legal, así como Maury Swann, indica que fueron mujeres que nunca se encontraron y cuya desaparición probablemente nunca se denunció -dijo O'Shea-. Waits está dispuesto a conducirnos a ellas, pero no hay trabajo previo que podamos hacer al respecto.
Bosch asintió.
– ¿Alguna pregunta más? -preguntó O'Shea, señalando que la reunión había terminado.
– Se lo haremos saber -dijo Bosch.
– Ya sé que me estoy repitiendo, pero siento la necesidad de hacerlo -dijo O'Shea-. Toda esta investigación es confidencial. Ese expediente es un compromiso que forma parte de una negociación de acuerdo. Nada en ese archivo ni nada que les diga podrá usarse jamás en un caso contra él. Si esto se va a pique, no podrán usar la información para perseguirle. ¿Se entiende con claridad?
Bosch no respondió. -Está claro -dijo Rider.
– Hay una excepción que he negociado -continuó O'Shea-. Si miente, si pueden cogerlo en algún momento en una mentira o si cualquier elemento de información que les da durante este proceso se demuestra falso, se rompe la baraja y podemos ir tras él por todo. Él también es plenamente consciente de esto.
Bosch asintió. Se levantó. Rider también lo hizo.
– ¿Necesitan que llame a alguien para que los libere a los dos? -preguntó O'Shea-. Puedo hacerlo si hace falta.
Rider negó con la cabeza.
– No lo creo -dijo-. Harry ya estaba trabajando en el caso Gesto. Las siete mujeres pueden ser víctimas desconocidas, pero en Archivos tiene que haber un expediente sobre el hombre de la casa de empeños. Todo ello implica a Casos Abiertos. Podemos manejarlo con nuestro supervisor.