Anoche no viniste. Quiero mis botecitos de champú, ja, ja.

De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Re: Re: Re: ¿Nos ponemos al día?

Me voy a Donegal a pasar el fin de semana. Los padres de Beth tienen un pequeño «escondite» allí. Te llevaré el regalo cuando regrese.

Al amigo más imbécil y desconsiderado:

Te escribo esta carta porque si te digo lo que tengo que decirte a la cara lo más probable es que te dé un puñetazo.

Estás desconocido. No te veo nunca. Sólo recibo alguna nota breve o un e-mail apresurado cada tantos días. Entiendo que estás ocupado y entiendo que tienes a Bethany, pero ¿y yo? Se supone que soy tu mejor amiga.

No tienes ni idea de lo que este verano ha sido para mí. Desde niños hemos ahuyentado a todo aquel que podría haber sido amigo nuestro para quedarnos sólo tú y yo. No es que no quisiéramos a nadie más, es sólo que no los necesitábamos. Tú siempre me tenías a mí y yo siempre te tenía a ti. Ahora tú tienes a Bethany y yo no tengo a nadie.

Lamentablemente, parece que ya no me necesitas. Me siento como esas personas que intentaban convertirse en amigas nuestras. Soy consciente de que, como tú y yo en su momento, no debes de hacerlo deliberadamente. De todas formas, no me quejo por lo mucho que la odio, sólo intento decirte que te echo de menos. Y que, bueno…, me siento sola.

Cada vez que me cancelas una cita termino quedándome en casa viendo la tele con mis padres. Stephanie sale continuamente y hasta Kevin tiene más vida social que yo. Resulta muy deprimente. Creía que este verano íbamos a pasarlo en grande. ¿Qué ha sucedido? ¿No puedes ser amigo de dos personas a la vez?

Ya sé que has encontrado a alguien superespecial y que tenéis un «vínculo» excepcional, o lo que sea, que tú y yo nunca tendremos. Pero tenemos otro vínculo: somos amigos íntimos. ¿O es que el vínculo con tu mejor amiga desaparece en cuanto conoces a otra persona? Puede que así sea, y que yo no lo entienda porque no he conocido a ese «alguien especial». Tampoco es que tenga demasiada prisa. Me gustaban las cosas tal como estaban.

Dentro de pocos años, si oyes a alguien pronunciar mi nombre, dirás: «Rosie. Hacía siglos que no oía su nombre. Éramos grandes amigos. Me pregunto qué andará haciendo ahora. ¡No la he visto ni he pensado en ella en años!». Te parecerás a mis padres cuando dan una cena y hablan de los viejos tiempos. Se ponen a recordar algunos de los días más importantes de su vida y mencionan a personas de las que nunca había oído hablar. ¿Cómo es posible que mi madre ni siquiera hable por teléfono con la que fue su dama de honor hace veinte años? O, en el caso de mi padre, ¿cómo se entiende que no sepa dónde vive su amigo íntimo del colegio?

En fin, lo que quiero decir (sí, pretendo decir algo concreto) es que no me apetece convertirme en una de esas personas a las que se olvida fácilmente después de haber sido tan importantes, tan especiales, tan influyentes y tan valoradas y que años después no son más que un rostro desdibujado y un recuerdo distante. Quiero que seamos amigos íntimos para siempre, Alex.

Me alegra que estés contento, lo digo en serio, pero me siento abandonada. Quizá nuestro momento ya pasó. Quizás ahora te corresponda pasar todo el tiempo con Bethany. Y si tal es el caso, no me molestaré en mandarte esta carta. Y si no voy a mandarte esta carta, ¿qué demonios hago escribiéndola? Bueno, se acabó. Voy a romper estos pensamientos confusos.

Tu amiga, Rosie

De: Alex

Para: Rosie

Asunto: ¡¡Amapola!!

¡Hola, Amapola! ¿Estás bien? (¡Hacía un montón de tiempo que no te llamaba así!) Hace días que no sé nada de ti. Te mando este e-mail porque cada vez que paso por tu casa, o no estás o estás dándote un baño. ¿Debo empezar a tomármelo como algo personal? Aunque conociéndote, si tuvieras algún problema conmigo, ¡no creo que la timidez te impidiera contármelo!

De todas formas, en cuanto termine el verano nos veremos a diario. ¡Nos hartaremos de vernos! Me cuesta creer que éste vaya a ser nuestro último año en el colegio. ¡Es una locura! ¡Dentro de un año por estas fechas yo estaré estudiando medicina y tú serás una directora de hotel extraordinaria! En el trabajo llevamos un ritmo frenético. Mi padre me ha concedido una especie de ascenso, así que ahora hago algo más que archivar y clasificar. (Ahora también contesto teléfonos.) Pero necesito el dinero y al menos veo a Bethany todos los días. ¿Qué tal tu empleo como jefa de lavaplatos en The Dragon? Me asombra que dejaras de hacer de canguro para dedicarte a eso. Te habrías pasado las noches viendo la tele en vez de acabar con las manos arrugadas como pasas de tanto frotar e intentar despegar fideos de huevo de la superficie de los woks. En fin, mándame un e-mail o llámame o lo que sea.

De: Rosie

Para: Alex

Asunto: ¡Rayo de luna!

No creas que te veo tan poco porque odie a Bethany (aunque lo cierto es que la odio), es sólo que pienso que Bethany me tiene una cierta aversión. Quizá tenga que ver con el hecho de que una amiga suya le contó lo que escribí sobre ella en aquellos mensajes (no tan) privados que nos mandamos durante la clase de informática el año pasado. Aunque supongo que ya estás enterado de eso. No creo que le gustara que la llamara putilla, no sé por qué… algunas mujeres son así de raras. (Hablando de clases de informática, ¿sabes que el señor Simpson se ha casado este verano? Estoy hecha polvo. Nunca voy a ver el Excel de la misma manera.)

En fin, ¡pronto será tu cumpleaños! ¡Por fin alcanzarás la magnífica edad de los dieciocho! ¿Te apetece que salgamos a celebrarlo legalmente (bueno, al menos tú)? Dime algo.

P. D.: Por favor, ¡deja de llamarme Amapola!

De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Dieciocho cumpleaños

Me alegra comprobar que sigues viva después de todo. ¡Estaba empezando a preocuparme! Me encantaría celebrar mi cumpleaños contigo, pero los padres de Bethany nos han invitado a mí y a mis padres a cenar en el Hazle. (¿Sabes si es muy pijo?) Lo hacen para que todos nos vayamos conociendo. Lo siento, quedamos otra noche sin falta.

Queridísimo Alex:

Bueno, me alegro por ti.

Me cago en Bethany.

Me cago en sus padres.

Me cago en el Hazle.

Y me cago en ti.

Te quiere, tu amiga íntima Rosie.

De: Rosie

Para: Alex

Asunto: ¡Feliz cumpleaños!

De acuerdo. Bueno, que disfrutes de la cena. ¡Feliz cumpleaños!

De: Rosie

Para: Alex

Asunto: ¡CATÁSTROFE!

¡No puedo creer que esto esté ocurriendo! Acabo de hablar con tu madre. La había llamado para charlar un poco y me ha dado la mala noticia. ¡Es la peor noticia del mundo! Por favor, llama en cuanto puedas. Tu jefe no para de decirme que no puedes recibir llamadas en horario de trabajo: DESPÍDETE, Don Nunca-jamás-voy-a-trabajar-en-una-oficina.

Esto es terrible. ¡Me siento fatal!

Capítulo 4

Apreciado señor Stewart:

Nos complace informarle de que ha sido admitido para ocupar el puesto de vicepresidente de Charles and Charles Co. Estamos contentísimos de que se incorpore a nuestro equipo y esperamos con impaciencia el momento de darles la bienvenida a Boston a usted y a su familia.

Confío en que le satisfaga el modo en que hemos organizado su traslado. Si hay algo más que Charles and Charles Co. pueda hacer por usted, por favor no dude en pedirlo. Maria Agnesi, ejecutiva de recursos humanos, le llamará para acordar la fecha más conveniente para su incorporación al trabajo.

Estamos deseando verle en la oficina.

¡Bienvenido al equipo!

Atentamente,

Robert Brasco

Presidente de Charles and Charles Co.

De: Alex

Para: Rosie

Asunto: Re: ¡CATÁSTROFE!

Te llamaré cuando llegue a casa. Es verdad. A mi padre le han ofrecido un empleo para hacer algo que suena increíblemente aburrido…, aunque no sé en qué consiste exactamente porque no estaba escuchando cuando me lo ha contado. No comprendo por qué tiene que marcharse a Boston para hacer un trabajo aburrido. Aquí los hay a montones. Podría quedarse con el mío.

Estoy hecho polvo. No quiero irme. Sólo me queda un año de colegio. Es un momento fatal para marcharse. No quiero ir a un estúpido instituto americano. No quiero apartarme de ti.

Ya hablaremos luego. Tenemos que pensar algo para que pueda quedarme. Esto pinta muy mal, Rosie.

De: Rosie

Para: Alex

Asunto: ¡Quédate conmigo!

¡No te vayas! ¡Mis padres dicen que puedes quedarte a vivir con nosotros hasta que acabe el curso! ¡Terminamos el cole en Dublín y luego ya decidiremos qué hacemos! ¡Quédate, por favor! Será fantástico vivir juntos. Será como cuando éramos pequeños y nos manteníamos despiertos toda la noche con aquellos walkie-talkies! ¡Oíamos más las interferencias que nuestras voces, pero nos parecía genial! ¿Te acuerdas de aquella Nochebuena de hace siglos en que montamos guardia para espiar a Santa Claus? Lo planeamos todo durante semanas, dibujando esquemas de las calles y mapas de nuestras casas para poder cubrir todos los ángulos y que no se nos escapara. Tú estabas en el turno de las 7 a las 10 de la noche y yo en el de las 10 a la 1 de la madrugada. Estaba previsto que a la 1 te despertase y me relevaras, pero -sorpresa, sorpresa- no te despertaste. ¡Pasé toda la noche en vela chillándote por el walkie-talkie para despertarte! Aunque fuiste tú quien salió perdiendo. Yo vi a Santa Claus y tú no…

Si te quedas con nosotros, Alex, ¡podremos charlar toda la noche! Sería la mar de divertido. Cuando éramos crios siempre quisimos vivir juntos. Ahora tenemos la oportunidad de hacerlo.

Habla con tus padres. Convéncelos para que digan que sí. De todas formas, ya tienes dieciocho años, ¡así que puedes hacer lo que quieras!

Rosie:

No he querido despertarte y tu madre me ha dicho que te entregaría esto. Sabes de sobra que detesto las despedidas, pero de todos modos esto no es un adiós, sino un hasta pronto, ya que vas a ir a visitarme cada dos por tres. Prométemelo. Mis padres ni siquiera me han dejado quedar en casa de Phil, así que figúrate en la tuya. No logré convencerlos. Quieren tenerme controlado durante mi último curso de instituto.



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