Llevé al cabo una cosa más como preparación para lo que haría posteriormente, aquella noche. Para ayudarme a visualizarlo más tarde, estudié detenidamente mientras hablábamos al sacerdote: su rostro, la impresión que me produjo su apretón de manos, sus distintas expresiones y ademanes característicos, el sonido de su voz, la sensación total de estar en su presencia. Esta fue la "labor inicial".

Varias horas más tarde, cuando el sacerdote estaba dormido y yo estaba de regreso en casa, llevé al cabo el resto del trabajo. Lo que hice era totalmente diferente de lo que hago en la actualidad. Había descubierto que las energías psíquicas se transfieren con mayor eficacia cuando está de por medio la supervivencia como lo mencioné en el capítulo anterior. En lugar de ponerme a nivel, como lo haría hoy día, aguanté la respiración mientras imaginaba que el sacerdote gozaba de perfecta salud. Transcurrieron largos minutos, hasta que mi cuerpo clamó por respirar. A pesar de ello me aferré a mi imagen del sacerdote perfectamente sano. Entre tanto mi cerebro, en una especie de alarido psíquico, gritó y la energía del alarido transportó la imagen cuidadosamente guardada de perfecta salud, exactamente hasta el sitio al que se suponía que debería llegar.

Finalmente respiré, convencido de que la labor estaba terminada, y así fue. El método que imparto y que utilizo hoy día es mucho más sencillo para el operador, y es igualmente efectivo. Simplemente aprenda usted a usar su pantalla mental en forma vívida y con confianza. Permítame que le proporcione un bosquejo del procedimiento, paso a paso.

1. Resulta de utilidad, aunque no es necesario, que usted conozca la condición de la persona a la que está a punto de curar. Puede indagar esto en forma psíquica u objetiva; no tiene importancia.

2.Póngase a nivel meditativo y proyecte a esta persona dentro de su pantalla mental tal y como está, con el padecimiento que la está aquejando. Coloque otra imagen sobre la pantalla, hacia la izquierda, en la que se esté haciendo algo para corregir el problema. (Si no conoce a la persona y todavía no está preparado para la práctica de rehabilitación, trate de enterarse con anticipación de su apariencia física para que la visualización sea tan precisa como sea posible).

3 Ahora proyecte sobre la pantalla, todavía más hacia la izquierda, una imagen vivida de la persona perfectamente gana, llena de energía y optimismo. En un estado de meditación profunda usted se encuentra agudamente receptivo a lo que se dice a sí mismo. Este momento en particular resulta crucial para adquirir la convicción de que la imagen feliz que ahora tiene de la persona real… no que se está volviendo real, ni que será real, sino que es real. La razón que explica esto es que en este nivel meditativo, en Alfa y Theta, su mente está asociada con las causas; en Beta se relaciona más con los resultados. Al visualizar con convicción a nivel Alfa y a nivel Theta usted está causando. Lo que aparentemente está haciendo al tiempo de sustituir "es" por "será" no tiene importancia. El tiempo es algo distinto cuando se está a este nivel. Visualice los resultados que desea como si ya se hubieran alcanzado!»

Entre las leyes del universo parece existir una especie de ley cósmica que garantiza que todos nosotros, no importa cuan ilustres o cuan inferiores seamos, cuan brillantes o cuan torpes seamos, podemos tomar parte en el advenimiento de sucesos legítimos por medio de la firmeza de nuestro deseo, nuestra creencia y nuestra expectativa. Esto se dijo con anterioridad, y en una forma más adecuada, hace casi 2 000 años, según nos dice San Marcos en el Nuevo Testamento: "… todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis”.

Mientras usted visualiza que esta persona goza de perfecta salud llegará un instante, un instante muy agradable, en el que sentirá que ha hecho lo suficiente! Es agradable porque se trata de una sensación de realización. Cuente del uno al cinco para salir a Beta, "sintiéndose completamente despierto y mejor que antes".

Mientras más practique esta técnica, mayor será el número de coincidencias hermosas que tendrá lugar y más firme será su convicción, lo que a su vez producirá coincidencias aún más hermosas?.Tan pronto como aprenda a utilizar su pantalla mental podrá empezar a activar esta reacción en cadena.

Si bien es posible que las técnicas de la curación por la fe y la curación psíquica sean diferentes, creo que sus principios (y sus resultados) son los mismos. Los rituales de la curación por la fe difieren de una cultura a otra, pero tienen el mismo efecto doble: inducir un nivel mental más profundo y fortalecer la creencia y la expectativa.

Un gran número de curadores emplea métodos que los dejan exhaustos. Su energía se consume y en ocasiones pierden peso en una sola sesión. Esto no es necesario. De hecho, los métodos de Control Mental tienen el efecto contrario. Una vez que tenemos esa sensación de realización, experimentarnos una exaltación; no se trata de algo sutil, sino de una sensación bastante intensa, v en efecto nos despertamos "sintiéndonos mejor que antes". Hemos descubierto que el curar a otros resulto benéfico para el curador.

Un gran número de curadores tiene la creencia de que no están capacitados para curarse a sí mismos. Algunos sienten que incluso si lo intentan perderán sus "poderes". Nosotros hemos comprobado que esto es falso, una y otra vez) Muchos también creen que tienen que estar en la presencia de la persona que están curando para la "imposición de manos". Para aquellos de nosotros que no somos médicos con licencia o funcionarios de iglesias reconocidas, esto es ilegal. Lo que es más importante, en términos de leyes más liberales; no es necesario. La curación cuando la persona está ausente da resultado.

Al analizar esto en las clases de Control Mental, con frecuencia citamos el caso del sirviente del Centurión, a quien Cristo curó a distancia. Cristo no vio al sirviente, solo al Centurión quien le informó acerca del problema. "Y en aquella hora se curó el criado".

Un pequeño comentario: observe que de acuerdo con nuestras tradiciones, cuando pedimos un deseo, ya sea con el huesito de la pechuga del pollo, o cuando vemos una estrella fugaz, o cuando apagamos las velas de nuestro pastel de cumpleaños, se nos previene que no revelemos nuestro deseo. Esta reserva es probablemente algo más que un simple juego de niños; creo que hay algo de sabiduría detrás de ella. El mantener nuestro deseo, o para ser más precisos, nuestra visualización de una curación, en secreto, parece constituir un medio para evitar que se disipe su energía, e incluso también para incrementar esta energía. Por esta razón, yo y muchos de nuestros conferencistas aconsejamos a los estudiantes que guarden para sí mismos su labor de curación. Cuando Cristo dijo después de una de sus curaciones: "Cuida de que no se lo digas a nadie", Él no estaba pidiendo que se le encubriera: Sus razones eran más profundas.


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