– Lo siento, creo que tiene el número equivocado -contestó la voz con rapidez.
Deanna pidió una disculpa y colgó el auricular. Con decisión, tomó la lista, vio el siguiente nombre y marcó el número. Esperaba una respuesta igual, pero se sorprendió mucho al notar que la persona en la línea titubeaba.
– ¿Se refiere usted a Garrett Blake?
Theresa casi se cayó de la silla al escuchar el nombre. Deanna respondió que sí y el hombre que tomó la llamada continuó.
– Él trabaja en Island Diving. ¿Está usted segura de que nosotros no podemos ayudarla? Tenemos preparado un curso de buceo que iniciará pronto.
Deanna se excusó a toda prisa.
– No, lo siento. Necesito que sea Garrett. Se lo prometí -colgó el teléfono con una gran sonrisa-. Nos estamos acercando.
– No puedo creer que haya sido tan fácil. ¿De veras crees que sea el mismo Garrett?
Deanna inclinó la cabeza y enarcó una ceja.
– Bueno, lo sabremos muy pronto.
Volvió a llamar a información y obtuvo el número del registro de botes de Wilmington. Marcó, y cuando le respondieron pidió que la comunicaran con alguien que pudiera verificar una información.
– Mi esposo y yo estábamos allá de vacaciones -explicó-, cuando nuestro bote se descompuso. Este agradable caballero nos encontró y nos ayudó a regresar a la orilla. Se llamaba Garrett Blake y creo que el nombre de su bote era Happenstance .
La persona que respondió estaba más que dispuesta a ayudar. Deanna oyó el ruido de un teclado y luego un extraño bip. Después de un momento la mujer confirmó lo que Deanna y Theresa esperaban oír.
– Sí, aquí está. Garrett Blake. Ajá. El nombre está correcto, por lo menos de acuerdo con la información que tenemos. Aquí dice que tiene un velero que se llama Happenstance .
Deanna le dio las gracias con efusividad y colgó el teléfono, radiante.
– Garrett Blake -dijo con una sonrisa victoriosa-. Nuestro escritor misterioso se llama Garrett Blake.
Deanna le entregó una hoja de papel con el nombre. Theresa titubeó. Deanna la miró por un momento; luego tomó el teléfono una vez más.
– ¿A quién llamas ahora?
– A mi agencia de viajes. Vas a necesitar un boleto de avión y un sitio dónde quedarte.
– Oye, todavía no decido si voy a ir.
– ¡Ay! Claro que vas a ir.
– Pero…
– Pero nada -se detuvo un momento y el tono de su voz se suavizó-. Theresa, recuerda que no tienes nada que perder. Lo peor que podría pasar sería que regresaras en un par de días. Es todo.
Se miraron en silencio. Deanna tenía una sonrisita afectada en el rostro y Theresa sintió que el pulso se le aceleraba cuando se dio cuenta de lo definitivo de la decisión. “En realidad quiero hacerlo. No puedo creer que de verdad vaya a hacerlo”.
Su mente era un torbellino. Garrett Blake. Wilmington. Island Diving. Happenstance . Las palabras se repetían en su cabeza como si estuviera ensayando para un papel en una obra de teatro.
Deanna le dijo que se tomara el resto del día y el siguiente. Cuando se marchaba de la oficina Theresa sintió como si la hubieran obligado a hacer todo aquello, de la misma manera en la que ella presionó al doctor Shendakin. Sin embargo, en su interior estaba contenta, y cuando el avión aterrizó en Wilmington al día siguiente, Theresa Osborne todavía se preguntaba a dónde la llevaría todo aquello.