Agradecimientos

Con el intento de crear una obra fidedigna, consulté a expertos en diversos terrenos. Deseo agradecer a Bernard Chapáis sus explicaciones de las normas canadienses relativas a conservación y mantenimiento de animales en laboratorios; a Sylvain Roy, JeanGuy Hébert y Michel Hamel, su ayuda en serología; a Bernard Pommeville, su demostración detallada de la microfluorescencia de los rayos equis, y a Robert Dorion, su asesoramiento sobre odontología forense y análisis de señales de mordiscos. Por fin, aunque no en último lugar, expreso mi gratitud a Steve Symes por su infinita paciencia en sus exposiciones sobre sierras y sus efectos en los huesos.

Debo un inmenso reconocimiento a John Robinson y Mary Sue Rucci, sin los cuales acaso Testigos del silencio nunca hubiera llegado a crearse. John atrajo la atención de Marysue acerca del manuscrito, cuyos méritos ella reconoció. En cuanto a mis editoras Susanne Kirk, Marysue Rucci y Maria Rejt, supervisaron la versión original de Testigos del silencio y la mejoraron enormemente con sus sugerencias editoriales.

Por último, en un plano más personal, deseo agradecer a los miembros de mi familia, que leyeran la obra en su fase embrionaria y me aportaran valiosos comentarios. Les doy las gracias por su apoyo y su paciencia en mis largas ausencias.



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