—Estamos haciéndolo muy bien —le explicó Florian—. Sera también. Estamos haciendo lo que debemos. Ser Denys está contento con nosotros.

—Yo no —razonó Catlin, y eso lo resumía todo. Catlin estaba más afectada que él, pensó Florian. Catlin se sentía furiosa porque sera estaba triste, y Catlin no podía entender quién tenía la culpa o si la gente estaba haciendo todo lo que debía para ayudar a sera.

Los dos se sintieron aliviados cuando sera dijo que tenía una idea y un trabajo para ellos. Y cuando reinició las clases y las aguas volvieron a su cauce. Entonces volvieron también ellos a las clases, en la ciudad, ser Denys dijo que tenían que hacerlo y sera estuvo de acuerdo.

—Nos veremos después de las clases —dijo ella. Y así lo hicieron.

Y sera fue con ellos hasta el estanque y echó comida a los peces y dijo:

—Tenemos que esperar hasta que llueva. Hasta el jueves próximo. Ya me he fijado en ello.

En los mapas que mostraban lo que estaban haciendo las máquinas climáticas. Generalmente los mapas acertaban cuando hablaban sólo de unos días más adelante. Y sera les dijo lo que tenían que hacer.

Catlin estaba contenta. Era una auténtica operación.

Florian esperaba que sera no se metiera en problemas.

Escaparse de los estudios era fácil: sera mandó un recado a los Barracones Verdes y dijo que Florian y Catlin no podían ir.

Después pensaron una forma de llegar a un túnel C sin pasar por el Salón de la Residencia Principal, lo cual significaba que debían ir por los pasillos de mantenimiento. Eso también fue fácil.

Así que sera les dijo lo que quería y ellos planificaron a operación con muchas variantes, pero la que iban a desarrollar la pensó sera misma porque ella dijo que eso funcionaría y que era la más sencilla y que así podría manejar los problemas si algo salía mal.

Así que Catlin fue la retaguardia y Florian iba en vanguardia, porque sera dijo que nadie sospecharía de un azi y Catlin argumentó que él sabía hablar mejor.

La tormenta llegó ese día, los estudiantes siguieron el horario que sera había obtenido del libro de clases del doctor Edwards y sera murmuró:

—Los últimos dos, a la izquierda.

—Cuando los estudiantes Regulares salieron de las clases cerca del Ala E, justo junto al túnel, pasaron junto a ellos, que los esperaban en el túnel lateral que llevaba al mantenimiento de aire. Era un buen lugar; oscuro en el acceso y muy ruidoso por los ventiladores.

Florian los dejó pasar como había indicado sera. Habían hablado sobre cómo Trabajar en esto. Los dejó pasar.

Después sera le dio una palmadita en la espalda justo en el momento en que él ya se estaba moviendo: Florian se dirigió al centro del salón antes de que los últimos estudiantes desaparecieran detrás del recodo.

—Sera Carnath —llamó y los últimos estudiantes se detuvieron. Él levantó la mano—. Se le ha caído esto. —Y como había dicho sera, muchos de los estudiantes siguieron su camino y desaparecieron. Después los siguieron otros y finalmente Amy Carnath se volvió un poco, mirando lo que llevaba en las manos.

Florian avanzó hasta ella. Sólo había una niña con Amy Carnath. Florian controló rápidamente a su espalda para ver si había quedado alguien.

Nadie. Catlin debía controlar eso, en el otro recodo y tenía lista una operación de emergencia por si venía alguien, sobre todo si era un mayor y no un niño.

Así que Florian entregó a Amy la nota que había escrito sera.

Querida sera,decía. Así se pone siempre, había dicho sera. No digas nada de esto a nadie y no le cuentes a nadie adonde vas. Di que te has olvidado una cosa y que tienes que volver, y no dejes que nadie vaya contigo. Quiero hablar contigo un momento. Florian te llevará. Si no vienes, me encargaré de que te pase algo horrible. Sinceramente, Ari.

La cara de Amy Carnath se transformó por el miedo. Miró a Florian y volvió a mirar a su amiga.

Florian esperaba. Sera le había dicho que no hablara ante los demás niños.

—He olvidado una cosa —dijo Amy Carnath en una voz muy leve, mirando a su amiga—. Vete, Maddy. Ahora vengo.

La nena llamada Maddy frunció la nariz y después siguió a los demás.

—Sera, por favor —dijo Florian e indicó el camino.

—¿Qué quiere? —preguntó sera Carnath, con rabia.

—No lo sé, sera. Por favor.

Amy caminó con él. Tenía su bolso. Podría pegarle con él, pensó Florian, pero sera había dicho que sera Carnath no sabía pelear.

—Por aquí —indicó Florian cuando llegaron al pasillo de servicio y sera Carnath retrocedió cuando vio el camino que él le señalaba, la oscuridad.

Y cuando sera salió de detrás de la puerta.

—Hola, Amy —saludó sera y la aferró ella misma, por la pechera de la blusa, y tiró de ella mientras Florian abría la puerta del pasillo de servicio.

Y luego Catlin llegó corriendo hasta el pequeño refugio.

Amy Carnath miró a Ari. Aterrorizada.

—Adentro —señaló sera. Y empujó a sera Carnath sin soltarla. Sera Carnath trató de zafarse, pero no hizo nada más.

—Suéltame —ordenó sera Carnath, enfadada—. ¡Quítame las manos de encima!

Florian se sacó la linterna del bolsillo y la encendió. Catlin cerró la puerta y sera empujó a Amy Carnath contra la pared.

—Suéltame —repitió sera Carnath. Pero la puerta estaba cerrada y el lugar estaba lleno de ruidos.

—No voy a hacerte daño —dijo sera con mucha calma—. Pero Catlin te romperá el brazo si no te quedas quieta y hablas conmigo.

La cara de sera Carnath estaba llena de lágrimas. Florian se sintió un poco descompuesto porque la vio asustadísima. A pesar de que Amy era el Blanco.

—Quiero saber dónde está Valery Schwartz —espetó sera.

—No sé dónde está —lloró sera Carnath, mordiéndose el labio y tratando de calmarse—. Está en Fargone, no sé nada más.

—Quiero saber dónde está Sam Whitely.

—¡Está en la escuela de mecánica! Suéltame, suéltame...

—Florian tiene un cuchillo —advirtió sera—. ¿Quieres verlo? Cállate y contéstame. ¿Qué sabes de mi mamá?

—¡No sé nada de tu mamá! ¡Te lo juro!

—Deja de lloriquear. Contéstame o haré que Florian te haga mucho daño. ¿Me oyes?

—No sé nada. No sé nada.

—¿Por qué todos me rehuyen?

—No lo sé.

—Claro que lo sabes, Amy Carnath, claro que lo sabes, y si no empiezas a hablar iremos más adentro del túnel y Catlin y Florian te lo van a preguntar, ¿me oyes? Y puedes gritar todo lo que quieras, que nadie te va a oír.

—No lo sé, Ari. No lo sé. No lo sé.

Amy Carnath hipaba entre sollozos. Ari dijo:

—Florian...

—¡No puedo decírtelo! —gritó sera Carnath—. ¡No puedo decírtelo, no puedo, no puedo!

—¿Qué es lo que no puedes decirme?

Sera Carnath jadeó buscando aire y sera soltó la blusa de sera Carnath y empezó a desabrocharla, con una mano.

—¡Nos mandarán lejos! —gritó sera Carnath, tratando de zafarse, pero Catlin la aferró por atrás—. ¡Nos mandarán lejos!

Sera se detuvo y dijo:

—¿Me lo vas a contar todo? Sera Carnath asintió y tragó saliva.

—Bueno. Déjala, Catlin. Amy nos lo va a contar todo.

Catlin soltó a sera Carnath, que retrocedió hasta un grupo de tuberías y se quedó allí, aplastada contra la pared. Florian la enfocaba con la luz.

—¿Y bien? —preguntó sera.

—Nos mandaran lejos —dijo sera Carnath. Le castañeteaban los dientes—. Si alguien se mete en líos contigo, lo mandan a Fargone.

—¿Quién?

—Tus tíos.

—Giraud —suspiró sera.

Sera Carnath asintió. Tenía la cara toda sudada, a pesar de que hacía frío en los túneles. Estaba llorando y las lágrimas le corrían por las mejillas y la nariz le goteaba.

—¿Todos los niños? —preguntó sera.

Sera Carnath asintió de nuevo.

Sera se acercó a sera Carnath y la tomó por el hombro, con amabilidad. Sera Carnath pensó que iba a pegarle pero sera le dio una palmadita en el hombro y la hizo sentarse sobre los escalones. Sera se arrodilló y apoyó la mano en la rodilla de sera Carnath.


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