—Cuénteme algo sobre el proyecto Fargone.

—Digamos que es genética. Es experimental.

—¿Va a tener laboratorios allí?

—No. Sólo en el ala médica. Análisis. Trabajo administrativo. Nada de equipo secreto.

—Quiere decir que está investigando, no creando.

—En términos prácticos, sí. No es un laboratorio de nacimientos.

Gorodin miró la taza vacía y a los dos azi, y la extendió hacia ellos.

—Florian —dijo Ariane; el azi, con un leve gesto de la cabeza ,tomó la cafetera del estante y llenó la taza. Gorodin siguió los movimientos de Florian con la mirada, mientras pensaba.

—Puede confiar en la discreción de mis azi —le tranquilizó Ariane—. No causarán problemas. Son insensibles a la discusión. Es lo mejor de Reseune. ¿No es cierto, Florian?

—Sí, sera —respondió éste mientras preparaba la segunda taza. Se la ofreció al almirante.

—Belleza e inteligencia —dijo Ariane y sonrió con los labios, no con los ojos—. La Alianza no va a desarrollar laboratorios de nacimientos. No tienen mundos que poblar.

—Todavía no. Tenemos que pensar en eso. ¿Quién va a encargarse de ese lugar en Fargone?

—Yanni Schwartz.

Gorodin frunció el ceño y bebió lentamente de la taza incongruentemente pequeña.

Ah,pensó Ariane. Ah, ahora nos vamos acercando.

—Mire, doctora Emory. Gran parte de mi personal confía en el hospital psicológico de Viking. Por razones meramente políticas, me gustaría tener algo más accesible esa ruta de la estación Hope que usted está promocionando. Me gustaría tener un lugar donde enviar los peores casos, un lugar que impidiera que Cyteen los pasara por los establecimientos de la estación.

—¿Por?

—Estamos hablando de operaciones especiales. Gente a quien se le ha cambiado la identificación. Gente con rostros que no quiero que se vean, usted ya me entiende. Son hombres que viven llenos de ansiedad. En las grandes estaciones se sienten expuestos. Se sentirían mucho más seguros si hubiera una forma de conseguir un lugar de Reseune, fuera de Cyteen.

Ariane frunció el ceño y no se preocupó por ocultar su sorpresa. Le sonaba un poco insensato.

—Lo que quiero —continuó Gorodin— es acceso. Un lugar donde mis hombres se sientan a salvo. Y yo sepa dónde están. Quiero parte de mi presupuesto allí. Parte de mi personal.

—No militar.

—Estamos hablando de un apoyo unánime para el establecimiento. Puedo proporcionarle eso.

—No militar —insistió Ariane con vehemencia—. Personal de Reseune. Y mejor que sea una gran contribución. Tendremos que hacer un nuevo diseño. No voy a permitir que mi proyecto se eche a perder porque su gente se pasea dentro de las fronteras de Reseune. Tendrá que haber una separación total entre cualquier hospital militar y nuestras oficinas.

—Podemos aceptar estas condiciones. Pero queremos un contacto entre nuestro sector y el suyo, un contacto en el que confiemos. Alguien con quien hayamos trabajado.

La idea la golpeó como un bloque de hielo. Resultaba difícil permanecer impasible, mantener los dedos relajados sobre la frágil asa de la taza.

—¿Ha pensado en alguien?

—El doctor Warrick. Él diseñó las cintas de entrenamiento. Lo queremos, doctora Emory.

—¿Y él está de acuerdo? —Con calma. Con mucha calma.

—Podemos preguntárselo.

—Creo que ya sé quién es su fuente, almirante. Estoy bien segura de que sé quién es su fuente. ¿Qué más le dijo?

—No saque conclusiones apresuradas.

—No, no. Ya me temía algo así. Usted lo quiere, ¿verdad? Quiere poner un establecimiento de máxima seguridad en manos de un hombre que no ha tenido reparos en traicionar mis intereses.

—Ya le he dicho cuál era mi fuente.

—Claro que sí. Y no le importa cortar la cabeza de algún empleado de Hayes, un pobre ingeniero seguramente, al que tendrán que culpar si yo los acuso. Usted quiere a Jordan Warrick. ¿Él le dijo por qué?

—No me dijo nada.

—Almirante Gorodin, usted es un excelente jugador de póquer, pero debe recordar cómo me gano la vida. Y cómo se gana él la suya. ¿Qué le ofreció? ¿Hacer públicas sus opiniones? ¿Es así cómo me garantiza usted a Corain?

—Doctora Emory, usted sabe que estoy en disposición de prometerle eso.

—Claro que sí. Y Jordan Warrick le promete mi cabeza en una bandeja. Le promete que puede hacer variar los votos de Ciencias. Le diré lo que voy a hacer. Se lo doy. Puede transferirlo a él y a todo su asqueroso personal. Si quiere ponerlo en un establecimiento de máxima seguridad, adelante. Si él quiere hacer discursos y redactar informes contra mi trabajo, que lo haga. —Dejó la taza sobre la mesa—. ¿Hacemos un trato, almirante? Podemos salir de esta maldita ciudad muy pronto. Usted me apoya en una solicitud para que el voto sea secreto en el asunto Hope y si me garantizaque el voto será unánime, ninguno de nosotros tendrá que promover discusiones. ¿Trato hecho?

—Creo que podemos aceptarlo.

Ella sonrió.

—Excelente. Si quiere el ala de Warrick en Fargone, tendrá que poner todo eso por escrito. Lo dejo en manos de su personal. El mío está muy ocupado. Pero tendrá que esperar a la construcción del establecimiento de seguridad. Y sé que usted sabrá cómo convencer a Warrick de que firme la solicitud.

Gorodin tragó el café con rapidez y colocó la taza sobre la mesa.

—Gracias, doctora Emory. Estoy seguro de que esto resultará beneficioso para todos. —Se levantó y le tendió la mano.

Ella se la estrechó. Y le sonrió todo el camino hasta la salida.

La azi Catlin cerró la puerta, pálida como un soldado en una inspección.

Florian recogió las tazas sin mirar a la doctora a los ojos.

Sabían cuándo debían tener miedo.

Texto literal de:

PATRONES DE CRECIMIENTO

UNA CINTA DE ESTUDIO SOBRE GENÉTICA: # 1

«Un catálogo de Reseune: 2396»

Publicaciones pedagógicas de Reseune: 8970-8768-1,

aprobadas para 80 +

LOTE AL-5766: CUATRO UNIDADES

El técnico comienza un procedimiento de rutina en Reseune: la transferencia de material genético ya replicado. Diez unidades AL-5766 quedan sin usar en el banco genético, procedimiento habitual para materiales comerciales y experimentales.

AL-5766 es femenino, clase Alfa. Alfa, la categoría más inteligente en las clasificaciones de A a Z de los no ciudadanos, va desde 150 en la escala de Rezner hasta un límite conocido de 215. AL-5766 alcanza 190, lo cual le sitúa al borde de la genialidad. Los Alfas sólo se generan por pedidos específicos, estudios experimentales u operaciones coloniales en las cuales haya una densidad de población mínima y mucho campo para el pensamiento independiente. Los Alfas a los que no se ha dado una socialización temprana tienden a sufrir desórdenes de personalidad; los mejores triunfos de los Alfas no sociales se han conseguido con una realimentación positiva en el entrenamiento temprano y un estudio acelerado y precoz con cintas formado por comprensión del mundo, lectura y habilidades matemáticas, con una mínima intervención excepto para premiar al sujeto. Los Alfas más seguros y logrados son los que se entregan a padres humanos desde el momento del nacimiento; en estos casos, las estadísticas sociales y de comportamiento siguen el mismo perfil que las de individuos nacidos de ciudadanos con los mismos niveles Rezner. No debemos olvidar que los rasgos del grupo genético de un azi, y hasta cierto punto su clasificación, están determinados por la cinta específicamente diseñada para su grupo genético, y que el más importante error con los Alfas parece residir en el diseño de las cintas.

AL-5766 ha mostrado patrones de desarrollo dentro de los límites aceptables en situaciones de relación con padres humanos, pero esos patrones indican una predisposición a la agresividad. Dentro de las comunidades azi, las estadísticas de los AL-5766 se apartan totalmente de la media al manifestar comportamientos violentos, humores cambiantes y ansiedades anormales e irracionales.


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