P RÓLOGO
Escribir sobre terapia de pareja es un desafío que muy pocos han enfrentado con éxito. Jorge Bucay y Silvia Salinas muestran a lo largo de este libro no sólo que conocen el tema, sino que además tienen la experiencia y la capacidad de ayudar efectivamente a las parejas en crisis -que quieren resolver su situación- a que lo puedan hacer desde un verdadero «darse cuenta».
Conozco muy bien el trabajo de Silvia Salinas por haber tenido la oportunidad de supervisar varias de sus primeras terapias de pareja. Sé de la seriedad con que trabajaba y de los éxitos obtenidos. Parejas extremadamente difíciles lograron en su presencia y con su ayuda lo que parecía casi imposible.
Con Jorge he trabajado en talleres didácticos y terapéuticos. Y tengo profunda valoración por los aportes que sus libros anteriores han representado para la difusión de la Gestalt en la Argentina.
Favorecer un verdadero encuentro entre dos que inicialmente se encontraron y se amaron y que empiezan a distanciarse porque no son capaces de soportar y menos de superar sus propias limitaciones, requiere algo más que una técnica; es un verdadero arte de escuchar en el aquí y ahora. La manera que Jorge y Silvia encuentran para abordar este tema tan complejo es simplemente genial. El contrapunto entre la vida de Roberto y los mails de Laura, que constituye la trama básica de la novela, logra que los autores expresen de un modo sumamente original y fácil de captar aspectos esenciales de su propuesta para parejas.
El ordenador, a veces como un personaje que aporta suspenso y tensión, otras veces como un recurso que se expande modificando el desarrollo mismo de la acción, es un verdadero hallazgo. A cada paso, lo entretenido del libro da lugar a la reflexión, y los temas -el contacto, el estar enamorado, los acuerdos, las peleas, la sexualidad, la identidad, los malos entendidos- urden un tejido inesperado en el que la ficción, tan parecida a la realidad, pone eficazmente en escena la teoría.
Uno de los aspectos esenciales de empezar a ver al otro tan alejado de nuestro ideal y distante de lo que fue nuestra imagen inicial, es nuestra propia incapacidad de aceptar en nosotros algo de aquello que criticamos. En el corto tiempo del enamoramiento no logramos aceptar ni reconocer ese aspecto en nosotros. Me refiero al aspecto o rasgo de carácter que negamos aun en su más mínima expresión, y que nos ha permitido extrapolar en sentido opuesto.
El «Yo Idealizado» -de acuerdo con Peris, Horney, etc.- lo hemos construido especialmente negándonos o no dejando surgir en nosotros aspectos rechazados. La energía que gastamos en mantener una «imagen idealizada de nosotros mismos», libre de esos «defectos» que el otro exhibe abiertamente, es muy grande. Ésta es la maravilla del enamoramiento: dejamos de pelear con nosotros mismos por un tiempo. Todo aquello que rechazábamos y no queríamos admitir está en un contexto diferente y no sólo es aceptable sino deseable. Muchas veces lo admiramos, incluso, y desde ahí podría empezar el proceso de dejar crecer ese aspecto en uno mismo. Cuando este camino se bloquea, la admiración se transforma en envidia y ése es un tema básico para explorar en una pareja.
En este libro, nada esencial referente al tema que nos interesa ha quedado fuera, todo ha sido como mínimo mencionado y para ser llevado a una reflexión mayor.
Tengo conciencia de que mi propio enfoque de lo que es una terapia de parejas no podría haber sido mejor asimilado, transmitido, completado y corregido, como en este libro. Y eso me hace tener una deuda con los autores, porque es un tema muy querido para mí. Yo no me di el trabajo de corregir viejos apuntes sobre la experiencia en laboratorios de pareja que fueron absolutamente reveladores para los participantes y para nosotros, los que nos esforzábamos en encontrar el modo de poner en evidencia lo obvio y descubrir lo dinámico de un proceso tan central en nuestras vidas.
Lo mejor de este libro es que abre las posibilidades de dialogar sobre el tema. Nada es dicho de un modo trascendental y docto, todo lo expuesto se puede volver a pensar y cuestionar.
El espejo, como muy bien se muestra en este libro, nos devuelve una imagen digna de ser amada y verdadera de nosotros. No perfecta, verdadera. Es en el amor donde trascendemos nuestro ego. Cuando empiezan las críticas y las descalificaciones y empezamos a cultivar el desamor, el espejo nos muestra lo peor de nosotros, justamente aquello con lo que nos peleamos y por lo que nos odiamos a nosotros mismos y al espejo. El verdadero que algún día fuimos aparece como una fantasía o un delirio, pero nunca estuvimos tan cerca de la verdad que entonces. Tal vez eso haga perdurar lo que produjimos en ese tiempo: hijos, obras, empresas.
Es cierto que todo eso ocurre cuando se transciende el enamoramiento y llega el amor… Como dice Laura en este libro, «el amor se construye entre dos y basta uno que juegue en contra para que lo conseguido se destruya».
La presente obra tiene el inmenso valor de incluir todas las posturas, las dudas, las críticas. Mi único temor es que se lea demasiado rápido, ya que tiene la virtud de atraparnos desde el primer capítulo, incluso a los que no navegamos en Internet y apenas usamos los ordenadores para escribir.
En algún momento me han comentado que existe un software para la depresión. Eso me hizo pensar que a raíz de este libro alguien pudiera inventar un software para las crisis de pareja. Podría suceder. Pero lo que jamás podrán inventar es el efecto perdurable y mágico de la escucha desprejuiciada y amorosa de terapeutas que creen en las parejas, que saben que en una relación elegida y adulta hay una posibilidad ilimitada de crecimiento.
Jorge Bucay y Silvia Salinas saben eso, y han tenido la increíble creatividad y capacidad para mostrarlo de un modo ameno que lo hace accesible a todo el mundo.
Por último, el desenlace de la historia que guía este libro es como el de toda buena novela: sorprendente y original.
Adriana Schnake Silva (Nana)
Anchilanen (Chiloe), febrero de 2000