– Parece totalmente limpia, salvo por el tema de la prostitución -comentó, interrumpiendo a su interlocutor por primera vez, el padre Vázquez-. Es francamente extraño.

– Ésa es nuestra opinión pero a los datos nos remitimos. Si ha estado involucrada en otros asuntos, ha sabido quedarse al margen y permanecer limpia e incólume a nuestros ojos.

– ¿Habéis averiguado algo más?

– Nada especialmente interesante salvo que lleva varios años viviendo en Bilbao o, por lo menos, con su domicilio oficial en la ciudad, según hemos comprobado al observar las fichas referentes a sus renovaciones del documento nacional de identidad. Curiosamente la última renovación la hizo un mes antes de cobrar el talón y huir con tu compañero de congregación.

– ¿Podrías proporcionarme el domicilio?

– Por supuesto. Sé que era en la zona de Indautxu pero no recuerdo con exactitud la calle y el número. Si quieres más tarde te llamaré y te proporcionaré esos datos, aunque me temo que no te servirán de nada.

– Supongo que no, pero cuando se está en un callejón sin salida cualquier resquicio, por estrecho que parezca, es digno de que le dediquemos nuestra atención.


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