7

Una maсana de la semana siguiente, Cordelia compartiу el desayuno con Aral y Piotr en una pequeсa sala con vistas al jardнn trasero. Aral llamу al lacayo del conde, quien estaba sirviendo.

— їMe harнa el favor de buscar al teniente Koudelka? Dнgale que traiga la agenda de esta maсana.

— Eh… supongo que no lo sabe usted todavнa, seсor — murmurу el hombre. Cordelia tuvo la sensaciуn de que sus ojos registraban la habitaciуn buscando por dуnde escapar.

— їSaber quй? Acabamos de bajar.

— El teniente Koudelka estб en el hospital.

— ЎEl hospital! Dios mнo, їpor quй no se me avisу de inmediato? їQuй ha ocurrido?

— Se nos dijo que el comandante Illyan traerнa un informe completo, seсor. El jefe de guardia decidiу esperar.

Vorkosigan parecнa alarmado y disgustado a la vez.

— їQuй le ocurre? No serб algъn efecto tardнo de la granada sуnica, їverdad? їQuй le ha pasado?

— Le han dado una paliza, seсor — dijo el lacayo en voz baja.

Vorkosigan se dejу caer contra el respaldo de la silla. Un mъsculo se tensу en su mandнbula.

— Traiga aquн a ese jefe de guardia — gruсу.

El lacayo se evaporу de inmediato y Vorkosigan permaneciу con una cuchara en la mano, dando golpecitos nerviosos e impacientes sobre la mesa. Alzу la vista hacia los ojos horrorizados de Cordelia y esbozу una pequeсa sonrisa tranquilizadora. Hasta Piotr parecнa alarmado.

— їQuiйn podrнa querer golpear a Kou? — murmurу Cordelia -. Es repugnante. Йl no puede defenderse.

Vorkosigan sacudiу la cabeza.

— Alguien que buscaba un blanco seguro, supongo. Lo averiguaremos. Oh, te aseguro que lo averiguaremos.

Con su uniforme verde, el jefe de guardia se presentу y adoptу una postura de firmes.

— Seсor.

— Le informo que, en el futuro, deseo que cualquier accidente sufrido por un miembro de mi estado mayor me sea informado de inmediato. їEntendido?

— Sн, seсor. Era bastante tarde cuando llegу la noticia. Como se nos informу que sus vidas no corrнan peligro, el comandante Illyan dijo que podнa dejarlo dormir, seсor.

— Ya veo. — Vorkosigan se frotу el rostro -. їSus vidas?

— El teniente Koudelka y el sargento Bothari, seсor.

— No se habrбn peleado entre ellos, їverdad? — preguntу Cordelia, completamente alarmada ahora.

— No… no entre ellos, seсora. Fueron instigados.

El rostro de Vorkosigan se estaba tornando sombrнo.

— Serб mejor que comience por el principio.

— Sн, seсor. Verб… anoche el teniente Koudelka y el sargento Bothari salieron, sin sus uniformes. Fueron a esa zona que se encuentra detrбs del viejo caravasar.

— Dios mнo, їpara quй?

— Eh… — El hombre mirу a Cordelia con incertidumbre -. Querнan divertirse, seсor.

— їDivertirse?

— Sн, seсor. El sargento suele ir allн una vez al mes, en su dнa de permiso, cuando milord el conde se encuentra en la ciudad. Por lo visto hace aсos que acude a ese sitio.

— їAl caravasar? — dijo el conde Piotr con incredulidad.

— Eh… — El jefe de guardia mirу al lacayo pidiendo socorro.

— El sargento Bothari no es muy exigente en lo que a diversiуn se refiere, seсor — le explicу el lacayo.

— ЎYa veo que no! — observу Piotr.

Cordelia mirу a Vorkosigan con expresiуn interrogante.

— Es una zona donde impera la violencia — le explicу йl -. Yo mismo no irнa allн sin una patrulla que me protegiera. Dos patrullas, por la noche. Y sin lugar a dudas usarнa el uniforme, aunque no las insignias… pero creo que Bothari creciу allн. Supongo que йl lo ve diferente.

— їPor quй tanta violencia?

— Es muy pobre. Fue el centro de la ciudad durante la Era del Aislamiento, y las renovaciones aъn no la han afectado. El agua corriente es mнnima, no hay electricidad, estб cubierta de desperdicios…

— En su mayor parte humanos — acotу el conde Piotr con acidez.

— їPobre? — dijo Cordelia pasmada -.їSin electricidad? їCуmo puede pertenecer a la cadena de comunicaciones, entonces?

— No pertenece, por supuesto — respondiу Vorkosigan.

— Entonces, їcуmo se educa la gente?

— No se educa.

Cordelia lo mirу.

— No lo comprendo. їCуmo consiguen empleos?

— Algunos logran escapar al Servicio. En cuanto al resto, la mayorнa se dedican al pillaje. — Vorkosigan la mirу unos momentos -. їNo tenйis pobreza en Colonia Beta?

— їPobreza? Bueno, algunas personas tienen mбs dinero que otras, por supuesto, pero… їno tienen ordenadores?

— ї No tener un ordenador es el nivel de vida mбs bajo que puedes imaginar? — preguntу Vorkosigan asombrado.

— Es el primer artнculo de la Constituciуn: «El acceso a la informaciуn no serб restringido.»

— Cordelia… estas personas apenas tienen acceso a la comida, la ropa y un techo donde cobijarse. Cuentan con unos cuantos trapos y cazuelas, y se amontonan en edificios donde el viento silba a travйs de las paredes agrietadas.

— їNo tienen aire acondicionado?

— Aquн no tener calefacciуn en invierno es un problema mбs grave.

— Sн, claro. En realidad vosotros no tenйis verano… їCуmo piden ayuda cuando estбn enfermos o heridos?

— їQuй ayuda? — Vorkosigan se estaba tornando sombrнo -. Si caen enfermos, se curan solos o mueren.

— Con un poco de suerte, se mueren — murmurу Piotr -. Esos canallas.

— Lo estбis diciendo en serio. — Cordelia mirу a uno y a otro -. Eso es horrible… Ўpensad en todos los genios que podйis estaros perdiendo!

— Dudo de que haya muchos en el caravasar — replicу Piotr con frialdad.

— їPor quй no? Tienen el mismo complemento genйtico que usted. — Cordelia seсalу lo que, para ella, era evidente.

El conde se paralizу.

— ЎMi querida niсa! ЎPor supuesto que no! Mi familia ha sido Vor durante nueve generaciones. Cordelia alzу las cejas.

— їCуmo lo sabe? Hasta hace ochenta aсos no se contaba con la posibilidad de realizar un estudio genйtico.

Tanto el jefe de guardia como el lacayo parecнan a punto de echarse a reнr. El lacayo se mordiу el labio.

— Ademбs — continuу ella con tono razonable -, si vosotros los Vor habйis andado por ahн la mitad de lo que dicen esas historias que he estado leyendo, en este momento el noventa por ciento de la poblaciуn ya debe de tener algo de sangre Vor. їQuiйn sabe cuбntos parientes tiene, por lнnea paterna?

Vorkosigan mordiу su servilleta en forma ausente. Sus ojos mostraban un brillo similar al del lacayo.

— Cordelia — murmurу -, no puedes sentarte a la mesa y sugerir que todos mis antepasados fueron bastardos. Aquн eso es un insulto gravнsimo. їDуnde deberнa sentarme?

— Oh, supongo que nunca llegarй a entenderlo. No importa. Hablemos de Koudelka y Bothari.

— Muy bien. Adelante, oficial.

— Sн, seсor. Bueno, segъn me han dicho, regresaban a eso de la una de la madrugada, cuando fueron atacados por una pandilla del lugar. Evidentemente el teniente Koudelka iba demasiado elegante, ademбs de su forma de caminar, y el bastуn… en pocas palabras, llamу la atenciуn. Ignoro los detalles seсor, pero esta maсana habнa cuatro muertos y tres personas en el hospital. Los demбs escaparon.

Vorkosigan emitiу un ligero silbido. — їFueron graves las heridas de Bothari y Koudelka? — Ellos… no dispongo de un informe oficial, seсor. Son sуlo rumores.

— Dнgalos entonces.

El oficial tragу saliva.

— El sargento Bothari tiene roto un brazo y algunas costillas, heridas internas y una contusiуn. El teniente Koudelka ambas piernas rotas y muchas, eh… quemaduras por descarga elйctrica. — Se detuvo.

—їQuй?

— Por lo que escuchй, sus atacantes tenнan un par de porras elйctricas de alto voltaje, y descubrieron que con ellas podнan producir unos… efectos peculiares en sus nervios protйsicos. Despuйs de romperle las piernas pasaron… un buen rato torturбndolo. Asн fue como los hombres de Illyan lograron atraparlos. No escaparon a tiempo.

Cordelia apartу su plato y comenzу a temblar.

— їRumores, eh? Muy bien. Puede retirarse. Quiero ver al comandante Illyan en cuanto llegue. — La expresiуn de Vorkosigan era introspectiva y severa.

— Canallas — exclamу Piotr -. Tendrнas que eliminarlos a todos.

Vorkosigan suspirу.

— Es mбs sencillo iniciar una guerra que acabarla. No serб esta semana, seсor.

Una hora despuйs, Illyan se presentу ante Vorkosigan en la biblioteca y le proporcionу su informe verbal. Cordelia tambiйn se encontraba allн.

— їEstбs segura de que quieres oнr esto? — le preguntу Vorkosigan con suavidad.

Ella asintiу con un gesto.

— Aparte de ti, son mis mejores amigos aquн. Prefiero saberlo todo.

El resumen del oficial demostrу ser bastante exacto, pero Illyan, quien habнa conversado con Bothari y con Koudelka en el Hospital Militar Imperial, tenнa varios detalles que agregar y lo hizo en tйrminos muy directos. Su rostro de cachorro parecнa muy avejentado esa maсana. — Por lo visto, su secretario se vio invadido por el deseo de acostarse con una mujer — comenzу -. Por quй eligiу a Bothari como guнa es algo que no alcanzo a imaginar.

— Nosotros tres somos los ъnicos supervivientes del General Vorkraft — respondiу Vorkosigan -. Supongo que es un lazo. De todas formas, Kou y Bothari siempre se llevaron bien. Tal vez se deba a los instintos paternales latentes en Bothari. Y Kou es un muchacho ingenuo… no le cuente que he dicho esto; lo tomarнa como un insulto. Es bueno que todavнa existan personas asн. Aunque lamento que no recurriera a mн.

— Bueno, Bothari hizo lo que pudo — dijo Illyan -. Lo llevу a ese antro miserable, que segъn la opiniуn del sargento tiene muchas ventajas. Es barato, rбpido y nadie te dirige la palabra. Tambiйn estб apartado de los cнrculos por donde deambulaba el almirante Vorrutyer. Ninguna asociaciуn desagradable. Bothari cumple una estricta rutina. Segъn Kou, la mujer que frecuenta el sargento es casi tan fea como йl. Al parecer, a Bothari le gusta porque nunca hace ruido. Me parece que prefiero no pensar en ello.

»De todos modos, a Kou le asignaron otra de las mujerzuelas, quien lo aterrorizу. Bothari dice que pidiу la mejor muchacha para йl (en realidad ya era una mujer madura) y al parecer las necesidades de Kou no fueron bien interpretadas. En definitiva, para cuando el sargento hubo hecho lo suyo y se encontraba fuera, Kou todavнa trataba de conversar amablemente mientras le ofrecнan toda una gama de delicias erуticas de las cuales ni siquiera habнa oнdo hablar. Al fin renunciу y bajу las escaleras donde, para ese entonces, Bothari ya estaba bastante borracho. Por lo general se toma una copa y se marcha.


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