Йl apoyу la frente contra la suya.
— Perdуname, querida capitana. Sуlo soy un viejo feo y asustado, y cada dнa me vuelvo mбs viejo, mбs feo y mбs asustado.
— їTъ tambiйn? — Cordelia descansу en sus brazos -. Aunque no estoy de acuerdo con que seas viejo y feo.
— Gracias.
Cordelia se sintiу alentada al ver que lo habнa animado un poco.
— Es el trabajo, їverdad? їNo puedes hablarme de ello?
Aral apretу los labios.
— Entre nosotros, aunque conociendo tu discreciуn no sй por quй me molesto en aclararlo, parece que podrнamos tener otra guerra entre manos antes de que finalice este aсo. Y todavнa no estamos preparados para ello, despuйs de Escobar.
— ЎQuй! Pensй que el bando beligerante estaba casi paralizado.
— El nuestro, sн. Pero el de los cetagandaneses todavнa estб en pleno funcionamiento. Segъn los informes de Inteligencia, planeaban utilizar el caos polнtico que sobrevendrнa a la muerte de Ezar para encubrir un avance sobre esos disputados conductos de enlace con los agujeros de gusano. En lugar de ello, me tienen a mн, y… bueno, no puedo decir que haya estabilidad, pero existe una especie de equilibrio dinбmico. En cualquier caso, no es la clase de desorganizaciуn con que ellos contaban. De ahн ese pequeсo incidente con la granada sуnica. Negri e Illyan ya estбn un setenta por ciento seguros de que fue obra cetagandanesa.
— їLo… lo volverбn a intentar?
— Casi seguro. Pero conmigo o sin mн, en el Estado Mayor existe el consenso de que intentarбn usar la fuerza antes de fin de aсo. Y si nos mostramos dйbiles, seguirбn avanzando hasta que alguien los detenga.
— Ahora entiendo por quй estabas tan… ausente.
— їЙsa es la forma amable en que quieres decirlo? Pero no. Ya hace un tiempo que sй lo de los cetagandaneses. Hoy se ha presentado otra cosa, despuйs de la sesiуn del Consejo. Una audiencia privada. El conde Vorhalas ha venido a verme para pedirme un favor.
— їY no te complace concederle un favor al hermano de Rulf Vorhalas?
Йl sacudiу la cabeza tristemente. — El hijo menor del conde, que es un joven de dieciocho aсos atolondrado e idiota y debнa haber sido enviado a la escuela militar… aunque tъ lo conociste en la confirmaciуn del Consejo, me parece recordar… — їLord Cari?
— Sн. Anoche estuvo en una fiesta, se embriagу y participу de una pelea.
— Es una tradiciуn universal. Esas cosas suceden incluso en Colonia Beta.
— Ya. Pero salieron a arreglar sus diferencias armados con un par de viejas espadas que decoraban las paredes y con dos cuchillos de cocina. Tйcnicamente, al emplear las espadas, lo convirtieron en un duelo. — Oh. їAlguien resultу herido? — Por desgracia, sн. Mбs o menos por accidente, en una caнda, el hijo del conde logrу atravesar el estуmago de su amigo con la espada y le seccionу la aorta abdominal. El muchacho se desangrу y muriу casi al instante. Para cuando los espectadores reaccionaron y llamaron a un equipo mйdico, ya era demasiado tarde.
— Dios mнo.
— Fue un duelo, Cordelia. Comenzу como una parodia, pero acabу como un verdadero duelo. Y deben aplicarse los castigos por duelo. — Se levantу y atravesу la habitaciуn, deteniйndose junto a la ventana para observar la lluvia — Su padre vino a pedirme que le consiguiese un perdуn imperial. O, si no era posible, que tratara de hacer que los cargos fuesen cambiados a asesinato simple. En ese caso, el muchacho podrнa aducir defensa propia y acabar con una mera sentencia en prisiуn.
— Eso me parece… bastante justo, supongo.
— Sн. — Йl volviу a caminar -. Un favor por un amigo. O el primer resquicio por donde esa maldita costumbre regresarб a nuestra sociedad. їQuй ocurrirб cuando se me presente el prуximo caso, y el siguiente, y el siguiente? їDуnde comenzarй a trazar la lнnea? їY si en el prуximo caso estб implicado alguno de mis enemigos polнticos, no un miembro de mi propio partido? їTodas las muertes que costу erradicar esta costumbre habrбn sido en vano? Yo recuerdo los duelos, y cуmo eran las cosas entonces. Y lo peor de todo: si permites que las amistades pesen en el gobierno, pronto tendrбs camarillas. Puedes decir lo que quieras de Ezar Vorbarra, pero en treinta aсos de labor implacable transformу el gobierno de un club para los Vor en un lugar donde impera la ley, donde la ley es la misma para todos, aunque todavнa no sea perfecto.
— Comienzo a comprender el problema.
— Y yo… Ўyo, entre todos los hombres, debo tomar esta decisiуn! їQuiйn debiу haber sido pъblicamente ejecutado hace veintidуs aсos, por el mismo crimen? — Se detuvo ante ella -. Esta maсana toda la ciudad comenta lo que ocurriу anoche. Dentro de unos pocos dнas habrб pasado. Hice que el servicio de noticias lo acallara provisionalmente, pero fue como escupir en el viento. Es demasiado tarde para intentar encubrirlo, suponiendo que desease hacerlo. Entonces, їa quiйn debo traicionar en el dнa de hoy? їA un amigo? їO a la confianza de Ezar Vorbarra? No hay duda de la decisiуn que hubiese tomado йl.
Vorkosigan se sentу de nuevo a su lado y la abrazу. — Y esto es sуlo el comienzo. Cada mes, cada semana me encontrarй con otro problema imposible. їQuй quedarб de mн dentro de quince aсos? їSerй una cбscara, como esa cosa que enterramos tres meses atrбs, rezando con su ъltimo aliento para que Dios no existiese? їO serй un monstruo corrompido por el poder, igual que su hijo, tan contaminado que sуlo pudo ser esterilizado por un arco de plasma? їO algo aъn peor?
Su descarnada agonнa la aterrorizу. Cordelia lo abrazу con fuerza.
— No lo sй. No lo sй. Pero alguien… alguien ha tomado siempre estas decisiones, mientras nosotros нbamos por la vida como inconscientes, dando todo por supuesto. Ellos tambiйn eran seres humanos, ni mejores ni peores que tъ.
— Un pensamiento aterrador. Ella suspirу.
— No puedes elegir entre el mal y el mal, en medio de la oscuridad, utilizando la lуgica. Sуlo puedes aferrarte a tus principios. Yo no puedo tomar la decisiуn por ti. Pero cualquiera que sean los principios que escojas, deberбs utilizarlos como guнa. Y por el bien de tu pueblo, tendrбn que ser firmes. El descansу en sus brazos.
— Lo sй. En realidad no dudaba sobre la decisiуn. Sуlo estaba… quejбndome un poco, dejбndome llevar por la depresiуn. — Se apartу de ella y volviу a levantarse -. Querida capitana, si dentro de quince aсos sigo cuerdo, creo que sуlo serб gracias a ti. Ella lo mirу.
Entonces, їquй decisiуn has tomado?
El dolor de sus ojos le brindу la respuesta.
— Oh, no — suspirу Cordelia sin proponйrselo, pero se contuvo para no aсadir nada mбs. Yo sуlo trataba de hablar con sensatez. No querнa decir esto.
— їNo la conoces? — dijo йl con suavidad, resignado -. El estilo de Ezar es el ъnico que puede funcionar aquн. Era cierto despuйs de todo. El sigue gobernando desde la tumba. — Vorkosigan se dirigiу al baсo, para lavarse y cambiarse de ropa.
— Pero tъ no eres йl — susurrу Cordelia en la habitaciуn vacнa -. їNo puedes encontrar un camino propio?