їDуnde estarнa Aral ahora? їY dуnde estaban ellos? Cordelia esperaba que Piotr lo supiese. No podнan haber recorrido mбs de cinco kilуmetros en una hora, con todas esas subidas y bajadas, idas y vueltas. їDe verdad creнa Piotr que lograrнan eludir a sus perseguidores de ese modo?
El conde, quien habнa permanecido sentado bajo su propio бrbol a unos metros de ella, se levantу para orinar entre las malezas y luego se acercу al grupo.
— їEstб dormido? — preguntу mirando al niсo en la penumbra.
— Sн. Es sorprendente.
— Hum. La juventud. — Piotr emitiу un gruсido. їDe envidia?
Su tono no era hostil como esa tarde, y Cordelia se aventurу a preguntarle:
— їCree que Aral ya se encontrarб en Hassadar? — No se atreviу a decir: «їCree que habrб logrado llegar vivo a Hassadar?»
— A estas horas, habrб llegado y se habrб ido ya. — Pensй que la convertirнa en su guarniciуn. — La levantarб y harб que se disperse en cien direcciones distintas. їY quй escuadrуn tendrб el emperador? Vordarian no lo sabrб. Pero con un poco de suerte, se sentirб tentado de ocupar Hassadar.
— їSuerte?
— De ese modo lograremos distraerlo. Hassadar no tiene ningъn valor estratйgico. Pero Vordarian debe contar con un nъmero limitado de tropas leales, y tendrб que disponer de una buena parte para ocupar esa ciudad emplazada en un territorio hostil, con una larga tradiciуn de guerrillas. Dispondremos de buena informaciуn sobre todo lo que hagan allн, y la poblaciуn no se les unirб.
«Ademбs, se trata de mi capital. Si ocupa el distrito de un conde con tropas imperiales… los demбs condes deberбn detenerse a pensarlo. Cualquiera podrнa ser el siguiente. Es probable que Aral haya ido a la base de lanzamiento Tanery. Debe establecer una lнnea de comunicaciуn independiente con las fuerzas con base en el espacio, si Vordarian ha destruido las del cuartel general imperial. En las bases espaciales las lealtades estarбn divididas. Creo que habrб muchas dificultades tйcnicas en sus salas de comunicaciones, mientras los comandantes de las naves tratan de adivinar cuбl serб el bando ganador. — Piotr emitiу una risita macabra, en las sombras -. Vordarian es demasiado joven para recordar la Guerra de Yuri el Loco. Peor para йl. Ya ha conseguido bastante ventaja con su ataque por sorpresa, no quisiera otorgarle mбs.
— їOcurriу muy rбpido?
— Sн, mucho. No habнa ningъn indicio de ello cuando estuve en la capital al mediodнa. Debiу de iniciarse justo despuйs de mi partida.
Permanecieron en un frнo silencio unos momentos, mientras los dos recordaban por quй Piotr habнa viajado ese dнa.
— їLa capital… tiene un… un gran valor estratйgico? — preguntу Cordelia, cambiando de tema. No querнa volver a hablar de aquel tema que le resultaba tan doloroso.
— En determinadas guerras, sн. No en йsta. No se estб combatiendo por un territorio. Me pregunto si Vordarian lo comprenderб. Es una guerra por lealtades, por las mentes de los hombres. En ella los objetos materiales sуlo tienen una importancia tбctica pasajera. Sin embargo, Vorbarr Sultana es un centro de comunicaciones, algo muy importante. Pero ademбs del centro, estбn las comunicaciones colaterales.
Nosotros no estamos comunicados de ninguna manera, pensу Cordelia. Aquн en el bosque, bajo la lluvia.
— Pero si Vordarian ya se ha apoderado del cuartel general imperial…
— Si no me equivoco, en este momento sуlo se ha apoderado de un gran edificio caуtico. No creo que ni la cuarta parte de los hombres se encuentren en sus puestos, y la mitad de ellos deben de estar planeando algъn sabotaje para beneficiar al bando que favorecen en secreto. El resto debe de haber corrido a esconderse, o estarбn tratando de sacar de la ciudad a sus familias.
— їUsted cree que el capitбn Vorpatril se habrб alia… cree que Vordarian molestarб a lord Vorpatril y su esposa?
El embarazo de Alys estaba muy cerca del tйrmino. Cuando visitу a Cordelia en el Hospital Militar (їsуlo diez dнas atrбs?) ya caminaba pesadamente y tenнa el vientre muy abultado. El mйdico le habнa prometido que tendrнa un niсo fuerte y hermoso. Ivбn, lo llamarнan. Su habitaciуn ya estaba completamente equipada y decorada, le habнa contado Alys con un gemido, acomodбndose el vientre sobre la falda, y ahora serнa un buen momento…
Ahora ya no era un buen momento.
— Padma Vorpatril encabezarб la lista. Sin duda habrбn ido a buscarlo. Йl y Aral son los ъnicos descendientes que quedan del prнncipe Xav, y si alguien es lo bastante estъpido para volver a iniciar ese maldito debate por la herencia… O si algo le ocurre a Gregor. — Piotr apretу los dientes como si de ese modo pudiese controlar el destino.
— їLady Vorpatril y el bebй tambiйn?
— Tal vez no Alys Vorpatril. Pero el niсo sн, sin duda.
No eran exactamente dos cuestiones separadas, de momento.
Al fin el viento amainу. Cordelia oнa cуmo pastaban los caballos.
— їLos caballos no aparecerбn en los sensores tйrmicos? Y nosotros tambiйn, a pesar de habernos despojado de nuestras cargas de energнa. No imagino cуmo podrнan tardar tanto en descubrirnos. — їLas tropas se encontrarнan allб arriba en ese momento, como ojos entre las nubes?
— Oh, todas las personas y bestias de estas colinas aparecerбn en sus sensores tйrmicos, en cuanto comiencen a apuntarlos en la direcciуn adecuada.
— їTodas? No he visto a nadie.
— Oh, esta noche ya hemos pasado cerca de unas veinte pequeсas haciendas. Allн hay personas, vacas, cabras, venados, caballos y niсos. Somos como agujas en un pajar. Si logramos llegar al sendero en la base del Paso Amie antes de media maсana, se me ocurren un par de cosas que hacer.
Cuando Bothari volviу a subirla sobre Rose, la oscuridad no era tan profunda. La luz del alba tino los bosques de gris mientras se ponнan en marcha nuevamente. Las ramas de los бrboles los golpeaban en medio de la niebla. Cordelia se aferrу a su montura en silenciosa desdicha, conducida por Bothari. Durante los primeros veinte minutos de viaje, Gregor siguiу dormido, pбlido y con la boca abierta, sujetado por Piotr.
La luz del amanecer revelу los estragos de la noche. Tanto Bothari como Esterhazy estaban cubiertos de lodo y con la barba crecida, cubiertos de rasguсos y con los uniformes ajados. Bothari habнa tapado a Gregor con su chaqueta, por lo que andaba en mangas de camisa. Llevaba el cuello abierto, de forma que parecнa un criminal a punto de ser decapitado. El uniforme verde de Piotr habнa resistido bastante bien, pero su rostro enrojecido y barbudo le otorgaba un aspecto desaliсado. Cordelia misma se sentнa desastrosa, con el cabello hъmedo, las ropas viejas y las zapatillas domйsticas.
Podrнa ser peor. Podrнa estar embarazada todavнa. Ahora si muero, morirй sola. їEl pequeсo Miles se encontraba mбs seguro que ella en ese momento? Era un ser anуnimo en su rйplica uterina, sobre algъn estante del laboratorio de Vaagen y Henri. Cordelia podнa rezar para que se encontrase a salvo, aunque no terminase de creerlo. Serб mejor que dejйis en paz a mi hijo, malditos barrayareses.
Subieron en zigzag por una larga cuesta. Los caballos resoplaban a pesar de que iban al paso, y se resistнan a avanzar al tropezar con raнces y piedras. El grupo se detuvo en el fondo de una pequeсa depresiуn. Tanto los caballos como las personas bebieron del arroyo oscuro. Esterhazy volviу a aflojar las cinchas y les rascу las cabezas a los caballos. Los animales lo empujaron con suavidad y husmearon sus bolsillos vacнos en busca de alguna golosina. Йl les murmurу una disculpa y algunas palabras de aliento.
— Estб bien, Rose, podrбs descansar cuando termine el dнa. Son sуlo unas pocas horas mбs. — Nadie se habнa molestado en brindar a Cordelia tanta informaciуn.
Esterhazy dejу los caballos con Bothari y acompaсу a Piotr a los bosques, trepando por la cuesta. Gregor se dedicу a arrancar unas plantas para tratar de alimentar a los animales. Los caballos las lamieron y al final las dejaron caer, sin ningъn interйs. Gregor volviу a probar su suerte y recogiу las hojas para tratar de introducirlas entre los dientes de los caballos.
— їCuбles son los planes del conde, lo sabe? — preguntу Cordelia a Bothari. Йl se alzу de hombros.
— Habrб ido a ponerse en contacto con alguien. Esto no funcionarб. — Con un movimiento de cabeza indicу que se referнa a aquella noche de vagabundeo absurdo.
Cordelia no pudo menos que estar de acuerdo con йl. Se tendiу de espaldas y tratу de percibir el sonido de alguna aeronave, pero a sus oнdos sуlo llegу el rumor del arroyo y el de su estуmago vacнo. De pronto tuvo que levantarse y correr hasta el niсo, ya que el pequeсo trataba de calmar su propia hambre comiendo unas plantas.
— Pero los caballos las comieron — protestу йl. — ЎNo! — Cordelia se estremeciу, imaginando en detalle las reacciones bioquнmicas e histamнnicas que podнan producirle -. Es una de las primeras cosas que se aprenden en Estudios Astronуmicos Betaneses, їsabes? Nunca te pongas objetos extraсos en la boca a menos que hayan sido examinados en el laboratorio. En realidad, debes evitar el contacto con los ojos, la boca y las mucosas.
Sugestionado, Gregor se frotу la nariz y los ojos. Cordelia suspirу y volviу a sentarse. Entonces recordу el agua del arroyo y esperу que Gregor no notase su incongruencia. El niсo lanzaba piedras a los charcos. Una hora despuйs, Esterhazy regresу. — Vamos.
Esta vez condujo a los caballos, seсal segura de que se avecinaba una empinada cuesta. Cordelia tropezу y se araсу las manos. Los animales avanzaban con esfuerzo. Al llegar a la cima descendieron, volvieron a subir y aparecieron en una senda fangosa que atravesaba el bosque. — їDуnde estamos? — preguntу Cordelia. — En el camino del Paso Amie, seсora — le respondiу Esterhazy.
— їEsto es un camino? — murmurу ella, desalentada. Piotr se encontraba un poco mбs allб, con otro anciano que sujetaba las riendas de un robusto y pequeсo caballo tordo.
El animal estaba considerablemente mбs acicalado que el hombre. La parte blanca de su pelo estaba brillante, y la negra lustrosa. Tenнa la crin y la cola bien cepilladas. No obstante, sus cascos estaban hъmedos y oscuros, y tenнa el vientre manchado de barro. Ademбs de la antigua montura como la que lucнa el caballo de Piotr, el tordo llevaba cuatro alforjas, un par adelante y uno atrбs, y un saco de dormir.
El anciano, tan barbudo como Piotr, llevaba puesta una chaqueta del Servicio Postal Imperial, tan gastada que su color azul se habнa convertido en gris. Esto se completaba con partes de otros uniformes viejos: una camisa negra de faena, un antiguo pantalуn verde de etiqueta y unas botas de montar gastadas pero bien conservadas que le llegaban a las rodillas. Tambiйn llevaba un sombrero de fieltro adornado con unas flores secas. El hombre chasqueу los labios al ver a Cordelia. Le faltaban varios dientes; los que tenнa eran largos y amarillentos.