Vorkosigan se hincу sobre una rodilla frente al muchacho (sуlo Cordelia lo vio tragar saliva) y dijo:
— їSabйis quiйn soy, prнncipe Gregor?
Gregor se apretу contra su madre y alzу la vista hacia ella. Kareen asintiу con un gesto.
— Lord Aral Vorkosigan — le respondiу el niсo en voz baja.
Vorkosigan suavizу el tono y abandonу la formalidad para no atemorizarlo.
— Tu abuelo me ha pedido que sea tu regente. їAlguien te ha explicado quй significa eso?
Gregor sacudiу la cabeza en silencio. Vorkosigan mirу a Negri y alzу una ceja a modo de reproche. Negri no modificу su expresiуn.
— Eso significa que harй el trabajo de tu abuelo hasta que seas lo bastante mayor para ocuparte de ello tъ solo, cuando cumplas los veinte aсos. Durante los prуximos diecisйis aсos, cuidarй de ti y de tu madre en lugar de tu abuelo, y me ocuparй de que recibas una educaciуn adecuada para que llegues a ser tan bueno como йl. Para que lleves adelante un buen gobierno.
їSabнa el niсo lo que era un gobierno? Vorkosigan
habнa tenido cuidado de no decir «en lugar de tu padre», notу Cordelia con frialdad. Intentaba no mencionar para nada al prнncipe heredero Serg. Asн como su cuerpo se habнa vaporizado en una batalla orbital, el recuerdo de Serg desaparecнa de la historia de Barrayar.
— Por ahora — continuу Vorkosigan — tienes que estudiar mucho con tus tutores y obedecer a tu madre. їCrees que podrбs?
Gregor tragу saliva y asintiу con un gesto.
— Creo que lo harбs bien. — Vorkosigan lo saludу con un firme movimiento de cabeza, idйntico al que utilizaba con sus oficiales de estado mayor, y entonces se levantу.
Creo que tъ tambiйn lo harбs bien, Aral, pensу Cordelia.
— Mientras se encuentra aquн, seсor — dijo Negri cuando estuvo seguro de que no hablarнa mбs -, quisiera que me acompaсara a Operaciones. Hay dos o tres informes que me gustarнa presentarle. El ъltimo de Dar-koi parece indicar que el conde Vorlakail estaba muerto antes de que su residencia fuese quemada, lo cual arroja una nueva luz, o una nueva sombra, sobre la cuestiуn. Y tambiйn estб el problema de reformar el Ministerio de Educaciуn Polнtica…
— Mбs bien de desmantelarlo — murmurу Vorkosigan.
— Es posible. Y, como siempre, el ъltimo de los sabotajes de Komarr…
— Ya entiendo. Vamos. Ah, Cordelia…
— Es posible que la seсora Vorkosigan prefiera quedarse y hacernos una visita — murmurу la princesa Ka-reen de inmediato, sin apenas rastro de ironнa.
Vorkosigan le dirigiу una mirada de gratitud.
— Gracias, seсora.
Distraнdamente, la princesa se deslizу un dedo por los labios mientras los hombres salнan, y se relajу un poco cuando todos se hubieron marchado.
— Bien. Esperaba la ocasiуn de tenerla para mн sola. — Su expresiуn se tornу mбs animada mientras observaba a Cordelia. Ante una indicaciуn silenciosa, el niсo bajу del sofб y con unas miradas de soslayo regresу a su juego.
Droushnakovi se acercу a ellas con el ceсo fruncido. — їQuй le ocurre a ese teniente? — le preguntу a Cordelia.
— El teniente Koudelka fue herido por un disruptor nervioso — explicу Cordelia con frialdad. No sabнa con certeza si el tono extraсo de la muchacha no ocultaba alguna clase de desaprobaciуn -. Sucediу hace un aсo, cuando servнa a Aral a bordo del General Vorkraft. Al parecer, aquн los tratamientos neuronales no son tan eficaces como en el resto de la galaxia. — Cordelia cerrу la boca, temiendo que este comentario fuese interpretado como una crнtica a su anfitriona. De todas formas la princesa Kareen no era responsable por las deficientes prбcticas mйdicas de Barrayar.
— їNo fue durante la guerra de Escobar? — preguntу Droushnakovi.
— La verdad es que, en cierta forma, fue el primer disparo de la guerra. Aunque supongo que ustedes lo llamarнan fuego amigo. — Todo un oxнmoron capaz de confundir a cualquiera.
— La seсora Vorkosigan, o tal vez deberнa decir la capitana Naismith, se encontraba allн — observу la princesa Kareen -. Ella debe de saberlo.
A Cordelia le resultу difнcil interpretar su expresiуn. їCuбntos de los famosos informes de Negri habнan llegado a manos de la princesa?
— ЎQuй terrible para йl! Parece haber sido un hombre muy atlйtico — comentу la guardaespaldas.
— Lo era. — Cordelia abandonу su actitud defensiva y sonriу a la muchacha -. Los disruptores nerviosos son armas horribles, a mi parecer. — Distraнdamente se frotу el punto insensible del muslo, quemado apenas por la aureola de una descarga que, afortunadamente, no habнa penetrado el tejido subcutбneo daсando la funciуn del mъsculo. Sin lugar a dudas debнa haberse operado antes de viajar a Barrayar.
— Siйntese, seсora Vorkosigan. — La princesa Kareen dio unas palmaditas a su lado, en el sitio que acababa de abandonar el futuro emperador.
— Por favor, Drou, їquerrнas llevarte a Gregor para que almuerce?
Droushnakovi asintiу con una mirada significativa, como si hubiese recibido algъn mensaje en clave con esa peticiуn tan simple. Despuйs de llamar al niсo, ambos se marcharon cogidos de la mano. La voz infantil llegу hasta ellas.
— Droushi, їpuedo comer un pastel de crema? їY puedo darle uno a Estegui?
Cordelia se sentу con cautela, pensando en los informes de Negri y en la desinformaciуn sobre el reciente fracaso de Barrayar al tratar de invadir el planeta Escobar. Escobar, el buen vecino y aliado de Colonia Beta… las armas que desintegraran al prнncipe heredero Serg con toda su nave habнan sido escoltadas a travйs del sitio barrayarйs por cierta capitana Cordelia Naismith, de las Fuerzas Expedicionarias de Beta. Hasta allн todo era del dominio pъblico y ella no tenнa de quй disculparse. Era la historia secreta, lo ocurrido entre bambalinas en el alto mando barrayarйs, lo que resultaba tan… traicionero. Cordelia decidiу que aquйlla era la palabra exacta. Era peligroso, como un desecho tуxico mal almacenado.
Para sorpresa de Cordelia, la princesa Kareen se inclinу hacia ella, cogiу su mano derecha, se la llevу a los labios y la besу con firmeza.
— Jurй que besarнa la mano que matase a Ges Vo-rrutyer. Gracias. Gracias — dijo Kareen con emociуn.
Su voz era entrecortada, intensa, invadida por las lбgrimas, y la gratitud se reflejaba en su rostro. La princesa se enderezу y despuйs de recuperar su expresiуn reservada, asintiу con un gesto -. Gracias. Bendita sea.
— Bueno… — Cordelia se tocу la mano -. Bien… yo… este honor pertenece a otra persona, seсora. Yo estuve presente cuando le cortaron el cuello al almirante Vorrutyer, pero no fue mi mano la que lo ejecutу.
Kareen apretу los puсos sobre la falda y sus ojos brillaron.
— їEntonces, fue Lord Vorkosigan? — ЎNo! — Cordelia apretу los labios, exasperada -. Negri debiу haberle entregado el verdadero informe. Fue el sargento Bothari. Tambiйn salvу mi vida en esa ocasiуn.
— їBothari? — Kareen enderezу la espalda, asombrada -. їBothari el monstruo? їEl ordenanza loco de Vorrutyer?
— No me importa que me culpen en su lugar, seсora, porque de haberse divulgado se habrнan visto forzados a ejecutarlo por asesinato y motнn. Pero… no quisiera hurtarle el mйrito. Le transmitirй sus palabras si usted lo desea, pero no estoy segura de que recuerde el incidente. Despuйs de la guerra y antes de ser licenciado fue sometido a una draconiana terapia mental… o a algo que los barrayareses llaman terapia, al menos. — Por lo que Cordelia habнa visto, eran tan competentes en este campo como en la neurocirugнa -. Y segъn tengo entendido, tampoco era absolutamente… normal antes de eso. — No — convino Kareen -. Es verdad. Yo pensй que era leal a Vorrutyer.
— Йl decidiу… decidiу dejar de serlo. Creo que fue el acto mбs heroico que jamбs he presenciado. Salir de ese pantano de perversidad y locura, y tratar de alcanzar… — Cordelia se detuvo sin atreverse a decir «alcanzar la salvaciуn». Despuйs de una pausa preguntу -:
їUsted culpa al almirante Vorrutyer por la corrupciуn del prнncipe Serg?
Ya que estaban hablando sin rodeos… Nadie menciona, al prнncipe Serg. Йl creyу que tomaba, un atajo para llegar al imperio, y ahora simplemente ha desaparecido.
— Ges Vorrutyer… — Las manos de Kareen se crisparon -. Йl encontrу un amigo de mentalidad parecida en Serg. Un seguidor para sus perversos pasatiempos. Tal vez… tal vez la culpa no haya sido toda de Vorrutyer, no lo sй.
Una respuesta sincera, pensу Cordelia. Kareen aсadiу lentamente:
— Ezar me protegiу de Serg cuando quedй embarazada. Hacнa mбs de un aсo que no veнa a mi marido cuando lo mataron en Escobar.
Tal vez yo tampoco vuelva a mencionar al prнncipe Serg.
— Ezar fue un gran protector. Espero que Aral lo haga igual de bien — dijo Cordelia. їNo se estaba anticipando al referirse al emperador Ezar en tiempo pasado? Todos los demбs parecнan hacerlo.
Kareen pareciу regresar de una ausencia y sacudiу la cabeza para despejarse.
— їDesea te, seсora Vorkosigan?
Esbozу una sonrisa. Tocу un intercomunicador oculto en la joya que llevaba prendida al hombro y dio algunas уrdenes domйsticas. Al parecer, la entrevista personal habнa concluido. Ahora la capitana Naismith debнa tratar de averiguar cуmo actuaba la seсora Vorkosigan cuando tomaba el tй con una princesa.
Gregor y la guardaespaldas aparecieron de nuevo cuando comenzaban a servirse los pasteles de crema, y el pequeсo logrу seducirlas para que le permitiesen comer otra porciуn. Kareen se negу con firmeza cuando llegу el momento de la tercera. El hijo del prнncipe Serg parecнa un niсo completamente normal, aunque se mostraba algo retraнdo ante los desconocidos. Con profundo interйs personal, Cordelia lo mirу junto a su madre. La maternidad. Todas lo hacнan. їCuan difнcil podнa llegar a ser?
— їQuй le ha parecido hasta el momento su nueva casa, seсora Vorkosigan? — preguntу la princesa a modo de amable conversaciуn. Ahora estaban tomando el tй; no era momento de mostrar los rostros al desnudo. No delante de los niсos.
Cordelia lo pensу unos momentos. — El palacio de la campiсa, Vorkosigan Surleau, es realmente hermoso. Ese lago maravilloso es mбs grande que cualquiera que exista en Colonia Beta, y sin embargo Aral lo considera normal. Su planeta es de una belleza inconmensurable. — Su planeta. їNo es tambiйn mi planeta? En una prueba de asociaciуn libre, «su casa» todavнa estaba unido a «Colonia Beta» en la mente de Cordelia. Sin embargo se sentнa capaz de permanecer para siempre junto al lago, descansando en los brazos de Vorkosigan -. La capital es… bueno, sin duda es mбs variada que nada de lo que tenemos en ca… en Colonia Beta. No obstante — agregу con una risita cohibida -, parece haber soldados por todas partes. La ъltima vez que me vi rodeada por tantos uniformes verdes estaba en un campo de prisioneros de guerra.