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— Tira — dijo Miles y apretу los dientes.

Ivan tomу la bota por el talуn y la caсa, apoyу la rodilla contra el costado de la cama de Miles y dio un tirуn dubitativo.

— ЎAuuu!

Ivan se detuvo.

— Te duele?

— Sн, vamos, vamos, sigue, mierda.

Ivan mirу el departamento personal de Miles.

— Tal vez deberнas ir otra vez a la enfermerнa de la embajada.

— Despuйs. No quiero que ese matasanos haga una disecciуn de mis botas. Tira.

Ivan reanudу sus esfuerzos y finalmente la bota cediу. La estudiу un segundo entre las manos y sonriу lentamente.

— Sabes que no vas a poder sacarte la otra sin mi ayuda… — observу.

— Y quй?

— Quiero algo a cambio.

— Quй andas tramando?

— Como te conozco bien, supuse que te divertirнas tanto como Vorob'yev con la idea de que hubiera un cadбver de mбs en la cбmara del funeral, pero cuando volviste ponнas una cara como sн hubieras visto el fantasma de tu abuelo.

— Ba Lura se cortу el cuello. Era un asco.

— Vamos, Miles, has visto cadбveres en peor estado.

Ah, sн. Miles mirу la bota que seguнa en su puesto, sintiу latir la pierna en el interior y se imaginу cojeando por el corredor de la embajada en busca de un criado. No. Suspirу.

— En peor estado sн, pero no creo que haya visto uno mбs raro. A ti te habrнa pasado lo mismo. A Ba Lura lo conocimos ayer, tъ y yo. Te enfrentaste a йl en el vehivaina.

Ivan echу un vistazo al cajуn de la comuconsola, escondite del cilindro misterioso, y dejу escapar una maldiciуn.

— Bueno, eso aclara las cosas. Tenemos que informar de todo a Vorob'yev.

— Si es que era ese ba — se apresurу a decir Miles-. Por lo que sй, los cetagandanos clonan a sus sirvientes y el que vimos ayer podrнa ser su gemelo a algo asн.

Ivan dudу.

— Tъ crees?

— No lo sй, pero se me ocurre dуnde averiguarlo. Dйjame hacer una cosa mбs antes de pasar la bandera, eh? Le pedн a Mia Maz, la vervani, que viniera a verme. Si esperas un poco… te dejo quedarte en la reuniуn.

Ivan considerу el soborno.

— ЎBota! — exigiу Miles mientras su primo seguнa pensando.

Con la mente en otra cosa, Ivan le ayudу a sacбrsela.

— De acuerdo — accediу por fin-, pero despuйs de hablar con ella, informaremos a SegImp.

— Ivan yo soy SegImp — ladrу Miles-. Tres aсos de entrenamiento y experiencia de campo, recuerdas? Hazme el favor de considerar la posibilidad de que tal vez, sуlo tal vez, sepa lo que estoy haciendo… — Ojalб lo supiera, mierda. La intuiciуn no era sino el procesamiento inconsciente de pistas subliminales, estaba bastante seguro de eso, pero lo siento en los huesos era una defensa pъblica bastante dйbil para sus actos. Cуmo se puede saber algo antes de saberlo?-. Dame una oportunidad.

Ivan se fue a sus habitaciones a cambiarse de ropa sin hacerle promesas. Libre de las botas, Miles se tambaleу hasta el baсo. Querнa tomar mбs calmantes y sacarse el uniforme de gala. Se puso el de fajina, el negro, mucho mбs cуmodo. A juzgar por la lista de protocolo de la embajada, sуlo podrнa llevar ropa de fajina en sus habitaciones privadas.

Ivan volviу demasiado pronto, elegante en uniforme de fajina verde pero antes de que pudiera seguir haciendo preguntas imposibles de contestar o exigiendo justificaciones inexistentes, sonу la llamada de la comuconsola. Era el personal de vestнbulo de la embajada.

— Mia Maz ha venido a verle, lord Vorkosigan — informу un hombre-. Dice que tiene una cita.

— De acuerdo. Ah… podrнa usted acompaсarla hasta aquн arriba, por favor? — Sus habitaciones privadas, estarнan monitoreadas por Seguridad? Mejor serнa no preguntarlo, porque eso llamarнa la atenciуn de todo el mundo. Pero no, no habнa monitoreo. Si SegImp hubiera estado espiando, Miles habrнa tenido que someterse a incуmodos interrogatorios, directamente o a travйs de Vorob'yev. Le estaban extendiendo la cortesнa de la privacidad en su espacio personal, por lo menos de momento… aunque probablemente no en su comuconsola. Todos los foros pъblicos del edificio estaban sometidos a controles, de eso no habнa duda.

Un hombre de personal dejу a Maz en la puerta de Miles. Йl e Ivan se apresuraron a sentarse cуmodamente. Ella tambiйn habнa pasado por sus habitaciones para cambiarse y ahora llevaba un traje de salto bastante ceсido y un chaleco largo hasta las rodillas como ropa de calle. A pesar de sus cuarenta y tantos, Maz tenнa muy buen tipo. Miles se librу del hombre mandбndolo a buscar el tй y, cuando Ivan se lo pidiу, un poco de vino.

Despuйs, se acomodу al otro lado del sillуn y sonriу a la mujer de Vervain. Ivan se vio forzado a buscar una silla.

— Milady Maz, gracias por venir.

— Llбmeme Maz, por favor — sonriу ella-. Nosotros no usamos esas formalidades. Lamento decir que nos cuesta mucho tomarlas en serio.

— Entonces, seguramente tendrб mucha prбctica en disimular la risa… No veo otra forma de funcionar aquн.

El hoyuelo le hizo un guiсo.

— Tengo prбctica, sн, milord.

Ah, sн, Vervain era una de las «democracias», como las llamaban; no tan locamente igualitaria como la de los betaneses, pero con un rasgo cultural que iba definitivamente en esa direcciуn.

— Mi madre hubiera estado de acuerdo con usted — aceptу Miles-. Ella no habrнa visto ninguna diferencia intrнnseca entre los dos cadбveres de la rotonda. Excepto por la forma en que llegaron hasta ahн, claro. Supongo que ese suicidio fue algo inesperado, raro, verdad?

— Sin precedentes — dijo Maz-, y si usted conociera a los cetagandanos, sabrнa que no se puede encontrar un tйrmino mбs fuerte.

— Asн que los sirvientes cetagandanos no siempre acompaсan a sus dueсos en la muerte.

— Supongo que Ba Lura tenнa una extraсa intimidad con la emperatriz… Hacнa mucho que la servнa — dijo la mujer vervani-, desde antes de que nosotros naciйramos.

— Ivan se preguntaba si los hautlores hacнan clones y los usaban en el servicio.

Ivan echу una mirada indignada a Miles por ponerlo en el centro de atenciуn, pero no protestу en voz alta.

— Los ghemlores lo hacen a veces — explicу Maz-, pero no los hautlores, y desde luego es impensable que la Casa Imperial lo hiciera. Los haut consideran que cada servidor es una obra de arte, tanto como todos los demбs objetos con que se rodean. En el Jardнn Celestial todo tiene que ser ъnico, si es posible fabricado a mano, y perfecto. Eso tambiйn se aplica a los seres orgбnicos. La producciуn en masa es para las masas, al menos eso es lo que ellos piensan. No estoy segura de si es una virtud o un vicio… me refiero al estilo haut de hacer las cosas, pero en un mundo inundado de realidades virtuales y duplicaciones infinitas, incluso resulta extraсamente refrescante. El ъnico problema es el esnobismo…

— Hablando de arte — Intervino Miles-, me comentу usted que habнa tenido suerte en la identificaciуn del icono…

— Sн. — La mirada de ella se elevу y se fijу en la cara de Miles-. Dуnde dijo usted que lo habнa visto, lord Vorkosigan?

— No se lo dije.

— Ahhh. — Ella esbozу una leve sonrisa pero aparentemente decidiу no seguir presionando sobre ese punto-. Es el sello del Criadero Estrella. No es habitual que un extranjero se cruce con algo asн todos los dнas. En realidad, no es habitual que un extranjero se cruce con algo asн… en toda su vida. Es muy, muy privado.

Contrуlate.

—  Y hautesco?

— Extremadamente hautesco.

— Y… perdуn, quй es el Criadero Estrella?

— No lo sabe usted? — Maz parecнa un poco sorprendida-. Bueno, supongo que ustedes se pasan todo el tiempo estudiando asuntos militares cetagandanos…

— La mayor parte del tiempo, sн — suspirу Ivan.

— El Criadero Estrella es el nombre privado del banco genйtico de la raza haut.

_Ah, eso… Supongo que sabнa algo al respecto… Quй? Tienen copias de reserva de sн mismos…? — preguntу Miles.

— El Criadero Estrella es mucho mбs que eso. Entre los haut, no hay contacto directo para unir el espermatozoide y el уvulo y depositar el embriуn resultante en un replicador uterino, como hace la gente normal. Cada cruce genйtico se negocia como contrato entre los jefes de dos lнneas genйticas, que los cetagandanos llaman constelaciones. Supongo que ustedes, en Barrayar, los llamarнan clanes. Ese contrato debe contar con la aprobaciуn del emperador o mбs bien de una mujer de alto rango de la familia del emperador, y se marca con el sello del Criadero Estrella. Desde hace cincuenta aсos, desde que empezу el rйgimen actual, esa mujer de alto rango fue haut Lisbet Degtiar, la madre del emperador. No es sуlo una formalidad. Cualquier alteraciуn genйtica, y los haut hacen muchas, tiene que haber sido examinada y aprobada por el comitй de genetistas de la emperatriz antes de entrar en el genoma haut. Usted me preguntу si las mujeres haut tienen poder. La emperatriz viuda impartнa la aprobaciуn final y tenнa derecho a veto sobre todos los nacimientos haut.

— Y el emperador? Puede cambiar estas decisiones?

Maz apretу los labios.

— No lo sй, en realidad. Los haut se muestran muy reservados en todo lo concerniente a este asunto. Si se producen luchas de poder, las habladurнas no atraviesan las puertas del jardнn Celestial. Lo que sн sй es que nunca me ha llegado el rumor de un conflicto como el que usted imagina.

— Y… quiйn se encarga ahora de este proceso? Quiйn hereda el sello?

— ЎAh! La pregunta del millуn. — Maz iba entusiasmбndose con el tema-. Nadie lo sabe, O, por lo menos, el emperador no ha hecho el anuncio. El sello debe tenerlo la madre del emperador si estб viva, O la madre del heredero si muere la viuda. Pero el emperador cetagandano no ha seleccionado un heredero todavнa. El sello del Criadero Estrella y todo el resto de los objetos de rango de la emperatriz se entregarб a la nueva mujer en el ъltimo rito de los funerales, asн que el emperador tiene por lo menos diez dнas mбs para decidirse. Supongo que esa decisiуn es foco de gran atenciуn en estos dнas entre las hautmujeres. No se pueden aprobar contratos nuevos hasta que se complete la transferencia.

Miles, intrigado, pensу un poco en lo que oнa.

— El emperador tiene tres hijos, verdad? Asн que la mujer elegida serб una de las tres madres.

— No necesariamente — dijo Maz-. El cargo podrнa recaer en una tнa imperial, una mujer de la familia de su madre, al menos provisionalmente.


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