Unos suaves golpecitos en la puerta de Miles anunciaron la llegada del tй. La cocina de la embajada de Barrayar habнa enviado una bandeja totalmente redundante con tres platos de bombones. Alguien habнa estado haciendo los deberes porque Maz murmurу:

— Aahhh, mis favoritos… — Una mano femenina se lanzу a la pesca de chocolates, a pesar del almuerzo imperial que acababan de tomar. El mayordomo de la embajada sirviу el tй, abriу el vino y se alejу tan discretamente como habнa entrado.

Ivan tomу un trago de su vaso de cristal y preguntу, intrigado:

— Se casan los hautlores, entonces? Esos contratos genйticos equivalen al matrimonio, no es cierto?

— Bueno… no exactamente. — Maz se tragу el tercer bombуn y jugueteу con el tй-. Existen varios tipos de contratos. El mбs simple establece el uso del genoma de una persona una sola vez. Se crea un solo hijo, que es… el tйrmino no es del todo correcto pero equivaldrнa a propiedad… queda registrado en la constelaciуn del padre y crece en el criadero de esa constelaciуn. No sй si me explico… estas decisiones no las toman los protagonistas… en realidad, puede pasar que la madre y el padre ni siquiera lleguen a conocerse. Esos contratos se deciden en el nivel mбs alto de la constelaciуn y las decisiones estбn en manos de los lнderes mбs viejos y presumiblemente mбs sabios. Se pretende capturar una lнnea genйtica favorable o sentar las bases de un cruce deseable en la generaciуn siguiente.

— En el otro extremo hay contratos que significan un monopolio vitalicio, o todavнa mбs largo en el caso de cruces imperiales. Cuando se elige a una hautmujer para que sea la madre de un heredero potencial, el contrato es absolutamente exclusivo: tiene que ser alguien que no haya aceptado ningъn contrato y que nunca vuelva a negociar con su genoma, a menos que el emperador decida tener mбs de un hijo con ella. Esas mujeres viven en el jardнn Celestial, en un pabellуn separado, durante el resto de sus dнas.

Miles hizo una mueca.

— Es una recompensa o un castigo?…

— Es el puesto de poder mбs importante que pueda alcanzar una hautmujer es una oportunidad para convertirse ella tambiйn en emperatriz, si su hijo — y casi siempre es un ъnico hijo— resulta elegido para suceder a su padre. Aunque termine siendo la madre de uno de los perdedores, un candidato a prнncipe o gobernador de satrapнa no estб nada mal. Un lнder de constelaciуn, jefe de clan en terminologнa de Barrayar, nunca serб emperador o padre de un emperador, y el brillo que puedan tener sus hijos carece de importancia. Pero a travйs de sus hijas, tiene la oportunidad de ser el abuelo de un emperador. Por lo tanto, como puede imaginarse, las ventajas se acumulan en la constelaciуn de la emperatriz. Los Degtiar no eran particularmente importantes hasta hace cincuenta aсos.

— Asн que el emperador tiene hijos. — Miles trataba de asimilar toda aquella informaciуn-. Pero todos los demбs necesitan hijas. Y sуlo una o dos veces cada siglo, cuando sube al poder un nuevo emperador, se puede ganar en el juego.

— Correcto.

— Y… dуnde queda el sexo en todo esto? — preguntу Ivan, con voz quejosa.

— No hay sexo — dijo Maz.

— ЎNo hay sexo!

Maz se riу de la expresiуn horrorizada de lord Vorpatril.

— Bueno, los haut mantienen relaciones sexuales, pero es un juego puramente social. Tienen amistades sexuales de larga duraciуn que casi podrнan calificarse de matrimonios. Estaba a punto de decir que no hay nada formal, pero claro, la etiqueta de esas asociaciones es increнblemente compleja… Supongo que la palabra que estoy buscando es legalizadas, mбs que formales, porque los rituales son intensos. Y raros, realmente raros a veces, por lo poco que alcanzo a entender. Afortunadamente, los haut son tan racistas que casi nunca salen de su propio genoma, asн que no es nada probable que los extranjeros tengan que enfrentarse con esos peligros personalmente.

— Ah — dijo Ivan. Parecнa un poquito desilusionado-. Pero… si los haut no contraen matrimonio, establecen sus propias casas y manejan sus asuntos desde las casas mismas, cuбndo salen?

— Nunca.

— ЎAu! Eso quiere decir que viven con… bueno, con sus madres toda la vida?

— Bueno, con sus madres, no. Con sus abuelos o bisabuelos. Pero los jуvenes, y cualquiera menor de cincuenta se considera joven, viven como pensionistas de las constelaciones. Me pregunto si йsa es la razуn por la que tantos haut de mбs edad se recluyen. Viven lejos de todos porque finalmente pueden hacerlo.

— Pero… y todos esos ghemgenerales y ghemlores famosos y de renombre que consiguieron esposas haut?

Maz se encogiу de hombros.

— No todas pueden aspirar a ser madres imperiales, no les parece? En realidad, me gustarнa seсalarle ese aspecto, lord Vorkosigan. Nunca se ha preguntado cуmo es posible que los haut controlen a los ghem, que son tan buenos militares? Sobre todo, si tenemos en cuenta que los haut no tienen ni entrenamiento ni experiencia en ese campo.

— Ah, sн. Hace dos aсos que espero que esa loca aristocracia cetagandana de dos niveles desaparezca en medio de una lucha intestina. Cуmo es posible que un grupo de literatos como esos hautlores tengan poder sobre ghemejйrcitos enteros?

Maz sonriу.

— Los ghemlores cetagandanos lo explicarнan como la fidelidad debida a una cultura y civilizaciуn superiores. El hecho es que se apropian genйticamente de cualquiera que sea lo bastante competente y poderoso como para constituir una amenaza. No hay mayor recompensa en el sistema cetagandano que la asignaciуn de una esposa haut, y las asignaciones las decide el Emperador. Йsa es la principal preocupaciуn de los ghemlores. Es el ъltimo golpe social y polнtico.

— Estб usted sugiriendo que los haut controlan a los ghem a travйs de esas esposas? — dijo Miles-. Quiero decir, estoy seguro de que las hautmujeres son hermosas y todo eso, pero los ghemgenerales son unos hijos de puta tan duros, tan difнciles… no me puedo imaginar a nadie en la cumbre en el Imperio de Cetaganda que sea tan susceptible.

— Si yo supiera cuбl es el truco de las hautmujeres. — suspirу Maz— lo embotellarнa y lo venderнa muy caro. No, mejor todavнa, creo que me lo quedarнa para mн sola. Pero por lo visto, hace cientos de aсos que funciona bien. Por supuesto que no es el ъnico mйtodo de control imperial. Pero sin duda es el menos evidente. Para mн eso es significativo. Los haut son sutiles, eso por encima de cualquier otra cosa.

— Y la hautnovia llega al matrimonio con… digamos… una dote? — preguntу Miles.

Maz sonriу de nuevo y cogiу otro bombуn.

— Es un punto importante, lord Vorkosigan. No. No hay dote.

— Yo suponнa que mantener a una esposa haut en el nivel de vida al cual estбn acostumbradas podнa ser bastante caro.

— Muy caro.

— Entonces… si el Emperador deseara deprimir a un sъbdito excesivamente importante, podrнa entregarle unas cuantas esposas haut y dejarlo en bancarrota?

— No… no creo que se trate de nada tan evidente. Pero es algo parecido, sн. Es usted muy perspicaz, milord.

— Pero quй le pasa a la hautlady a la que entregan asн, como si se tratara de una medalla de buena conducta? — preguntу Ivan-. Quй siente? Quiero decir… si la mayor ambiciуn de una hautlady es transformarse en monopolio imperial, eso de ir a parar a manos de un ghemlord tiene que ser el extremo opuesto. Que la arrojen para siempre fuera del hautgenoma… Los descendientes nunca vuelven a casarse entre los haut, verdad?

— No — confirmу Maz-. Creo que la psicologнa de todo el proceso es bastante peculiar. En primer lugar, la hautnovia tiene mбs rango que cualquier otra esposa del ghemlord, y sus hijos son los herederos. Es automбtico. Eso puede desatar algunas tensiones interesantes en casa del ghemlord, sobre todo si el nuevo casamiento, como suele suceder, se da en la mitad de la vida, cuando las otras asociaciones maritales del lord ya estбn bien establecidas y son antiguas.

— Seguramente que caiga una de estas hautmujeres sobre la cabeza de su marido es la pesadilla de cualquier ghemlady — musitу lvan-. Nunca se niegan? No obligan a los maridos a rechazar el honor?

— Por lo visto no es un honor que se pueda rechazar.

— Mmmm. — Miles arrancу con dificultad su imaginaciуn de la fascinaciуn de esos detalles sociales y procurу centrarse en su mayor preocupaciуn-. El sello del Criadero Estrella… No tendrб usted un dibujo?

— He traнdo unos vнdeos, milord — dijo Maz-. Con su permiso, los podemos pasar en su comuconsola.

Aahh. Cуmo me gustan las mujeres competentes. No tiene usted una hermana menor, milady Maz?

— Sн, por favor — dijo Miles.

Todos se amontonaron detrбs del escritorio de la comuconsola y Maz empezу con su pequeсa conferencia ilustrada sobre la cъpula de los haut y una media docena de sellos imperiales de varios tipos.

— Aquн estб, milord: el sello del Criadero Estrella.

Era un bloque cъbico, de unos quince centнmetros de lado y con el pбjaro de trazos rojos sobre la parte superior. El terror que habнa sentido Miles desde que Maz le comunicara que existнa el sello, el terror de que tal vez йl e Ivan hubieran robado accidentalmente una pieza de los objetos imperiales, se desvaneciу como por ensalmo. El cilindro era un objeto imperial, sin duda, y tendrнan que devolverlo — anуnimamente, de ser posible-, pero por lo menos no era…

Maz llamу a la siguiente unidad de datos.

— Y este objeto es la Gran Llave del Criadero Estrella, que se entrega junto con el sello — siguiу diciendo.

Ivan se atraganto con el vino. Miles, sъbitamente marcado, se reclinу contra el escritorio y mirу la imagen del cilindro con una sonrisa fija. El original estaba unos pocos centнmetros mбs abajo, en el cajуn.

— Y… ah, quй es la Gran Llave del Criadero Estrella, mila… Maz? — consiguiу murmurar-. Para quй sirve?

— No estoy muy segura. En algъn momento, en el pasado, tuvo que ver con la recuperaciуn de datos en los bancos genйticos de los haut, segъn creo, pero en la actualidad tal vez sуlo se trate de un objeto ceremonial. Tiene unos doscientos aсos por lo menos… Tiene que ser obsoleto.

Esperemos. Gracias a Dios no lo habнa abandonado por ahн. Todavнa.

— Ya veo.

— Miles… — musitу Ivan.

— Mбs tarde — siseу Miles entre dientes-. Entiendo tu preocupaciуn.

Ivan musitу una obscenidad por encima de la cabeza de Maz.

Miles se inclinу contra el escritorio de la comuconsola y moviу los labios en una mueca realista.


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