— Seguramente usted conoce a Ilsum Kety mejor que nadie, haut Nadina — dijo Miles-. Le parece que lo harнa?
— Kety es un joven… variable — dijo ella, sin ganas-. Todavнa no estoy convencida de que sea el culpable. Pero por lo que sй de йl, no puedo afirmar que sus acusaciones sean imposibles, lord Vorkosigan.
— Y su gobernador, seсora? — Miles hizo un gesto a la Consorte de Xi Ceta.
— El prнncipe Slyke es un hombre… decidido e inteligente. El complot que usted describe estб dentro de sus capacidades. No… no estoy segura.
— Bueno, en ъltimo caso… la Gran Llave se puede reproducir, no es cierto?
Ya fuera con un empujуn o con una frenada, el gran plan de la emperatriz estarнa guardado en un cajуn durante una generaciуn. Un resultado positivo desde el punto de vista de Barrayar. Miles sonriу con alegrнa. Un gruсido leve recorriу la habitaciуn.
— Recuperar la Gran Llave intacta es prioridad uno — declarу Rian con firmeza.
— Йl quiere implicar a Barrayar — dijo Miles-. Tal vez lo decidiу por cбlculo frнo, por anбlisis astropolнtico, pero estoy seguro de que en este momento el motivo es personal.
— Si reclamo los bancos genйticos — apuntу Rian con lentitud-, perderemos para siempre la oportunidad de distribuirlos.
La Consorte de Sigma Ceta, Nadina, de pelo plateado, suspirу:
— Esperaba vivir para ver cumplido el plan de la Dama Celestial. Ella tenнa razуn… Sй que Cetaganda sufre un estancamiento, lo he visto crecer a lo largo de mi vida.
— Ya habrб otras oportunidades — dijo otra dama de pelo plateado.
— La prуxima. vez hay que hacerlo con mбs cuidado — dijo la Consorte de Rho Ceta, la de los bucles castaсos-. Nuestra Seсora confiу demasiado en los gobernadores.
— No estoy segura de eso — dijo Rian-. Sus ъnicas уrdenes fueron que distribuyera copias inactivas como resguardo. Ba Lura sentнa los deseos de nuestra Seсora con mucha fuerza, pero no entendнa su sutileza. No fue idea mнa tratar de distribuir la Llave ahora y no estoy segura de que fuera idea de ella. No sй si Ba Lura llegу a algъn acuerdo con ella por separado o fue un malentendido. Y ahora es imposible saberlo. — Inclinу la cabeza-. Pido perdуn al Consejo por mi fracaso. — Su tono de voz sugiriу a Miles el dolor de una herida voluntaria.
— Hiciste lo que pudiste, querida — dijo la haut Nadina con amabilidad. Pero luego agregу con mayor firmeza-. Pero no deberнas haberlo intentado sola.
— Asн me lo pidieron.
— La prуxima vez, pon un poco menos de йnfasis en el me y un poco mбs en la orden misma.
Miles tratу de no encogerse ante la aplicaciуn general de esa amable admoniciуn.
Un pesado silencio dominу la cбmara.
— Tal vez podamos considerar una alteraciуn del genoma que haga mбs controlables a los hautlores — dijo por fin la Consorte de Rho Ceta.
— Si queremos una expansiуn renovada, necesitamos todo lo contrario — objetу la consorte mбs morena-. Mбs agresividad.
— El ghemexperimento, es decir, filtrar combinaciones genйticas favorables desde el resto de la poblaciуn hacia las clases altas, me parece suficiente en ese sentido — dijo la haut Pel.
— Nuestra Seсora, en su sabidurнa, querнa mбs variedad, no mбs uniformidad — concediу Rian.
— Creo que hace mucho tiempo, cuando dejamos a los haut machos librados a sus propios recursos, cometimos un error — insistiу la Consorte de Rho Ceta, obstinada.
Y la de tez morena contestу:
— Pero cуmo vamos a seleccionar entre ellos si no hay libre competencia?
Rian levantу una mano para detener a las otras.
— Estos temas mбs amplios tendrбn que ser discutidos en breve, pero йste no es el momento. Estoy convencida de que antes de proseguir con el plan de expansiуn, debemos depurarlo. Pero eso… — suspirу— es tarea de la nueva emperatriz. Lo que debemos hacer ahora es decidir con quй situaciуn se va a enfrentar ella cuando llegue. Cuбntas apoyan la recuperaciуn de los bancos de genes?
Ganaron los votos a favor. Muchos tardaron en llegar, pero finalmente se consiguiу un voto unбnime a travйs de un intercambio de miradas inescrutables. Miles respirу, aliviado.
Los hombros de Rian cayeron con pesadez.
— Entonces, йsas son mis уrdenes. Que vuelva todo al Criadero Estrella.
— Rуtulo de los envнos? — preguntу la haut Pel en tono prбctico.
Rian mirу hacia arriba un segundo y contestу:
— Colecciones de materiales genуmicos humanos de varias satrapнas, pedidas por la Seсora antes de morir, y que nosotras archivaremos en los bancos experimentales del Criadero Estrella.
— Estб bien para este lado de la conexiуn — aceptу la haut Pel-. Y para el otro?
— Los gobernadores recibirбn la noticia de que hemos descubierto un grave error en la copia, un error que debe corregirse. Sin la correcciуn, el genoma no sirve.
— Muy bien.
La reuniуn habнa terminado. Las mujeres activaron las sillas-flotantes, aunque no conectaron las burbujas, y se fueron en grupos de dos o tres, rodeadas por un murmullo de discusiуn.
Rian y la haut Pel esperaron hasta que la habitaciуn quedу vacнa y Miles no tuvo mбs remedio que esperar con ellas.
— Todavнa desea que trate de recuperar la Llave, milady? — preguntу Miles a Rian-. Barrayar seguirб siendo vulnerable hasta que atrapemos al gobernador sбtrapa con pruebas sуlidas de traiciуn, datos que йl no sea capaz de tergiversar. Y lo que menos me gusta de este asunto es la evidente relaciуn que tiene ese caballero con su seguridad interna, seсora.
— No sй — suspirу Rian-. Necesitamos por lo menos un dнa para organizar la devoluciуn de los bancos de genes. Voy a… voy a mandar a alguien a buscarlo, como esta noche.
— Pero entonces, sуlo nos quedarбn dos dнas. No es mucho margen. Me gustarнa que actuбramos cuanto antes.
— No es posible. — Ella se tocу el cabello, un gesto nervioso a pesar de la gracia de sus movimientos.
Miles la miraba y buscaba en su corazуn. El impacto de la primera locura de amor se estaba desvaneciendo en esa inundaciуn de reacciones y sensaciones. Lentamente, se convertнa en… en quй? Si ella hubiera saciado la primera sed de Miles con la mбs mнnima gota de afecto, lo habrнa tenido a sus pies, en cuerpo y alma.
En cierto modo, Miles se alegraba de que ella no estuviera fingiendo, a pesar de la depresiуn que le causaba que lo tratara como a Ba Lura, es decir como a un ser cuya lealtad y obediencia se dan por sentadas. Tal vez el disfraz que йl habнa propuesto — de ba— era una sugerencia del inconsciente y las razones para la propuesta no eran sуlo prбcticas. Acaso su cerebro estaba tratando de decirle algo?
— La haut Pel lo llevarб de nuevo a su punto de origen — dijo Rian.
Йl se inclinу.
— Segъn mi experiencia, milady, no se puede volver al punto de origen, a pesar de lo mucho que lo intentemos.
Ella le devolviу sуlo una mirada extraсada y йl se alejу hacia la silla-flotante de la haut Pel.
Pel lo llevу por el Jardнn Celestial hacia la salida. Miles se preguntу si ella estaba tan incуmoda como йl con la proximidad fнsica.
Intentу algъn tipo de conversaciуn intrascendente.
— Las hautladies crearon toda la vida vegetal y animal de aquн? Son competiciones, como la feria de bioestйtica? Me impresionaron particularmente las ranas cantarinas, sabe?
— Ah, no — dijo la haut Pel-. Las formas de vida inferiores son asunto de los ghem. La mayor distinciуn que pueden recibir es que su arte se incorpore al jardнn del imperio. Los haut sуlo trabajan sobre material humano.
Йl no recordaba ningъn monstruo.
— Dуnde?
— Lo que hacemos es aplicar nuevas ideas en seres ba. Eso impide que se liberen materiales genйticos a travйs de canales sexuales por accidente.
— Ah…
— Nuestra mayor recompensa es desarrollar un complejo genйtico que luego se incorpore al genoma haut.
Era como una regla moral invertida: nunca te hagas a ti mismo lo que no has probado en otros.
Miles sonriу, nervioso, y no siguiу preguntando. Un auto de superficie y su ba esperaba a la burbuja de Pel ante la entrada del Jardнn Celestial. Volvнan a casa de lady d'Har por rutas mбs normales.
Pel lo dejу salir de la burbuja en un rincуn escondido del jardнn, a resguardo de miradas indiscretas, y se alejу lentamente. Йl se la imaginу informando a Rian: Sн, milady, soltй al barrayarйs en la selva, como usted lo ordenу. Espero que encuentre comida y una compaсera…
Se sentу en un banco que daba hacia el Jardнn Celestial y meditу sobre la vista hasta que lo descubrieron Ivan y el embajador Vorob'yev.
El uno parecнa asustado; el otro furioso.
— Llegas tarde — dijo Ivan-. Dуnde diablos te habнas metido?
— Estaba ya a punto de llamar al coronel Vorreedi y a los guardias — agregу el embajador Vorob'yev, con voz dura.
— Eso habrнa sido… inъtil, seсor — suspirу Miles-. Ya podemos irnos.
— Gracias a Dios — musitу Ivan.
Vorob'yev no dijo nada. Miles se levantу, preguntбndose en quй momento el embajador y Vorreedi dejarнan de aceptar un No todavнa como respuesta.
Todavнa no. Por favor, todavнa no.