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Nada le hubiera gustado mбs que un dнa libre, pensу Miles, pero no tenнa tiempo. Lo peor era la seguridad de que se habнa metido en aquel atolladero йl solito. Hasta que las consortes consiguieran recuperar los bancos genйticos, lo ъnico que podнa hacer era esperar. Y a menos que Rian enviara un auto a la embajada a recogerlo, lo cual significaba un movimiento tan abierto que tal vez causarнa resistencias vigorosas en ambos grupos de Seguridad Imperial, Miles no podrнa volver a verla hasta las Ceremonias de Portal-Canciуn en el jardнn Celestial. Gruсу entre dientes y pidiу mбs datos a la comuconsola; despuйs, contemplу la pantalla sin verla realmente.

No estaba seguro de que fuera prudente darle a lord X un dнa de ventaja, a pesar de que esa misma tarde el caballero en cuestiуn se verнa en un aprieto cuando su consorte se llevara el banco de genes. Eso eliminarнa su ъltima posibilidad se sentarse a esperar hasta el momento apropiado, y luego alejarse suavemente con el banco y la Llave y tal vez eliminar a la vieja consorte designada por el poder central en algъn lugar de la ruta. El hombre tenнa que darse cuenta de que Rian lo entregarнa aunque tuviera que incriminarse ella misma, tenнa que darse cuenta de que ella estaba dispuesta a todo para atraparlo. Asesinar a la Doncella del Criadero Estrella no habнa formado parte del Plan Original, de eso Miles estaba casi seguro. En el Plan Original, Rian era un tнtere mбs, cuyo papel principal era acusar a Barrayar y a Miles de robar la Gran Llave. A lord X le fascinaban los tнteres. Pero Rian se mantenнa leal a los haut mбs allб de sus propios intereses. Ningъn traidor sensato podнa permitirse el lujo de suponer que ella se quedarнa paralizada durante mucho tiempo.

Lord X era un tirano, no un revolucionario. Querнa llegar al poder dentro del sistema, no cambiarlo. La verdadera revolucionaria era la fallecida emperatriz, con su intento de dividir a los haut en ocho ramas competitivas y dejar que ganara el mejor de los superhombres. Tal vez Ba Lura habнa estado mбs cerca de su ama de lo que Rian querнa suponer. No se puede entregar poder y retenerlo al mismo tiempo. Excepto despuйs de la muerte.

Asн que… cuбl serнa el prуximo movimiento de lord X? Quй podнa hacer ahora excepto luchar hasta el final, intentarlo todo para no caer en el proceso? Eso o cortarse las venas, y Miles no creнa que fuera del tipo suicida. Seguramente seguнa buscando una forma de culpar de todo a Barrayar, preferentemente en la forma de un Miles muerto que no pudiera desmentirlo. Todavнa habнa una remota posibilidad de que pudiera salirse con la suya en eso, dada la falta de entusiasmo de los cetagandanos hacia los extranjeros en general y los barrayareses en particular. Sн, era un buen dнa para quedarse en la embajada.

Habrнan sido mejores los resultados si Miles hubiera devuelto pъblicamente la Llave falsa y declarado la verdad desde el principio? No… en ese caso la embajada y los enviados habrнan estado inmersos en acusaciones falsas y escбndalos pъblicos, y ya no habrнa forma de probar su inocencia. Si lord X hubiera elegido cualquier otra delegaciуn para colocar la Llave falsa… digamos, la de Marilac, los aslunderos o los vervani… tal vez en este momento su plan estarнa funcionando a la perfecciуn, puntual como un reloj. Miles esperaba que lord X estuviera muy, muy arrepentido de haberse decidido por Barrayar. Era una esperanza amarga. Y voy a hacer que te arrepientas mucho mбs, imbйcil.

Miles apretу los labios. Volviу a prestar atenciуn a la comuconsola. Todas las naves de los gobernadores sбtrapas estaban construidas segъn el mismo plano general y, por desgracia, lo ъnico que tenнa el banco de datos de la embajada de Barrayar eran esos datos poco precisos. Tal vez habнa mбs, pero Miles hubiera tenido que acceder a los archivos secretos. Recorriу los niveles y sectores de la nave en el holovнdeo. Si yo fuera un gobernador sбtrapa que urde una revuelta, dуnde esconderнa la Gran Llave? Debajo del colchуn? Seguramente no.

El gobernador tenнa la Llave, pero le faltaba la llave de la Llave: Rian conservaba el anillo. Si lord X conseguнa abrir la Gran Llave podrнa volcar los datos, conseguir un duplicado de la informaciуn, y tal vez, en circunstancias tan complejas, decidirнa devolver el original y librarse de la prueba material de sus planes de traiciуn. O destruirla… claro. Pero si la Llave hubiera sido fбcil de abrir, deberнa haberlo hecho en cuanto sus planes empezaron a fallar. Asн que… si estaba tratando de acceder a la Llave, seguramente la tenнa en algъn laboratorio de decodificaciуn. Y dуnde se encontrarнa el laboratorio de decodificaciуn en esa vasta nave…?

Un sonido en la puerta interrumpiу los pensamientos de Miles. La voz del coronel Vorreedi:

— Lord Vorkosigan, puedo pasar?

Miles suspirу.

— Adelante. — Sн, tanta actividad en la comuconsola tenнa que atraer la atenciуn de Seguridad. Seguramente el oficial de protocolo habнa estado monitoreando desde abajo.

Vorreedi entrу al trote, estudiу el holovнdeo por encima de los hombros de Miles.

— Interesante. Quй es?

— Un recorrido por las naves de guerra cetagandanas. Sigo con mi educaciуn de oficial y todo eso… La esperanza de que me destinen a una nave nunca desaparece del todo.

— Ya. — Vorreedi se enderezу-. Supuse que le interesarнa recibir las ъltimas noticias sobre su amigo lord Yenaro.

— No creo que le deba nada pero… no le habrб ocurrido nada grave, espero — dijo Miles con sinceridad. Tal vez Yenaro fuera un buen testigo mбs tarde; ahora que habнa reflexionado al respecto, Miles estaba empezando a lamentar no haberle ofrecido asilo en la embajada.

— Todavнa no. Pero han emitido una orden de arresto contra йl.

— Y de quiйn es la orden? De Seguridad de Cetaganda? Por traiciуn?

— No. De la policнa civil. Por robo.

— Es una acusaciуn falsa. Estoy seguro. Alguien estб usando el sistema para sacarlo de su escondite. Puede usted averiguar quiйn lo ha acusado?

— Un ghemlord, un tal Nevic. Le dice algo este nombre?

— No. Tiene que ser un tнtere. Lo que necesitamos es la identidad de quien ordenу a Nevic que acusara a Yenaro. El mismo que le dio los planos y el dinero para la fuente de Marilac. Pero ahora usted tiene dos pistas. Puede seguir ambos caminos.

— Cree que se trata del mismo hombre?

— Lo que estoy haciendo no tiene nada que ver con suposiciones, coronel — dijo Miles-. Necesito pruebas, pruebas que puedan utilizarse en un juicio.

La mirada de Vorreedi lo estaba poniendo nervioso: una mirada constante, permanente, firme.

— Por quй creнa que acusarнan a Yenaro de traiciуn?

— Ah, bueno… en realidad era sуlo una suposiciуn. Si lo que quiere el enemigo de Yenaro es que la policнa civil lo ponga en un lugar donde йl pueda dispararle sin problemas, el robo es mejor, mucho menos escandaloso.

Las cejas de Vorreedi se le crisparon en la frente.

— Lord Vorkosigan… — Pero se interrumpiу, pensу mejor lo que estaba a punto de decir. Meneу la cabeza y se fue.

Ivan entrу un rato despuйs, se echу en el sofб de Miles, puso las botas en el apoyabrazos y suspirу.

— Todavнa estбs aquн? — Miles apagу la comuconsola. Las letras y los dibujos habнan empezado a nublarle la vista-. Pensй que estarнas por ahн, retozando o revolcбndote sobre la paja en un granero o algo asн. Son nuestros ъltimos dos dнas y todo eso… Te has quedado sin invitaciones? — Miles apuntу al techo con el pulgar. Tal vez nos estбn escuchando.

Los labios de Ivan formaron tres palabras. Que se jodan.

— Vorreedi nos puso mбs guardaespaldas. Es imposible ser… espontбneo con tanta gente mirando. — Contemplу el techo con ojos muy fijos y abiertos-. Ademбs tengo miedo hasta del suelo que piso. No fue una reina de Egipto la que trasladaron en una alfombra enrollada? Pienso que podrнa pasar otra vez.

— Claro que sн. — Miles no podнa negarlo-. En realidad, estoy casi seguro de que va a pasar de nuevo.

— Excelente. Recuйrdame que no me ponga muy cerca de ti.

Miles hizo una mueca.

Despuйs de un minuto, Ivan agregу:

— Me aburro.

Miles lo echу de la habitaciуn.

Las Ceremonias de Portal-Canciуn, cuyo nombre completo era Ceremonias para Abrir el Gran Portal con Canciones, no tenнan nada que ver con la apertura de ningъn portal, pero sн con canciones. Un numeroso coro formado por varios cientos de ghem, tanto hombres como mujeres, vestidos de blanco sobre blanco, se situу cerca de la entrada este al Jardнn Celestial. Se trataba de hacer una procesiуn por los cuatro puntos cardinales y terminar en la puerta norte, durante las horas de la tarde. El coro se ponнa de pie para cantar en un бrea ondulante de terreno con propiedades acъsticas sorprendentes, mientras los enviados galбcticos y los ghem y haut de luto se quedaban alrededor para escuchar. Miles flexionу las piernas dentro de las botas y se preparу para aguantar. El espacio abierto permitнa que las burbujas de las hautladies se movieran con libertad y habнa muchнsimas en todas partes… cientos de burbujas esparcidas bajo el brillo del sol. Cuбntas hautmujeres vivнan en ese lugar?

Miles echу una mirada a su pequeсa delegaciуn: йl, Ivan, Vorob'yev y Vorreedi, todos en uniforme de gala negro; ademбs de Mнa Maz, vestida con tanto gusto como en otras ocasiones, impresionante en blanco y negro. Ese dнa, Vorreedi parecнa mбs barrayarйs, mбs oficial y un poco mбs siniestro — Miles tenнa que admitirlo— ahora que no lucнa su ropa civil cetagandana deliberadamente anodina. Maz apoyaba una mano sobre el brazo de Vorob'yev. Cuando empezу la mъsica, se puso de puntillas.

Esto quita el aliento hubiera sido una frase bastante literal: Miles tuvo que abrir la boca un poco y sintiу que se le erizaba el cabello cuando los increнbles sonidos de la mъsica lo baсaron de arriba abajo. — Armonнas y disonancias se persiguieron por la escala con tal precisiуn que el pъblico oнa todas y cada una de las palabras por lo menos cuando las voces no se convertнan en simples vibraciones inarticuladas que parecнan subir por la espina dorsal y resonar en la parte posterior del crбneo como una sucesiуn de emociones puras. Hasta Ivan estaba transfigurado. Miles hubiera querido hacer un comentario, expresar su asombro, pero romper la concentraciуn absoluta que exigнa la mъsica habrнa sido un sacrilegio. Despuйs de unos treinta minutos, la mъsica se detuvo de pronto y el coro se preparу para desplazarse con gracia hacia la siguiente parada, seguido con algo mбs de torpeza por los delegados galбcticos.


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