U n maestro tenía cientos de discípulos. Todos rezaban a su hora, excepto uno, que vivía en estado de embriaguez. El día de su muerte, el maestro llamó al discípulo borracho y le transmitió los secretos ocultos. Los otros se enfadaron. -¡Qué vergüenza! -decían-. Pues nos hemos sacrificado por un maestro equivocado, que no sabe ver nuestras cualidades. Dijo el maestro: -Necesitaba contarle estos secretos a un hombre que yo conociese bien. Los que parecen muy virtuosos generalmente esconden la vanidad, el orgullo, la intolerancia. Por eso, escogí al único discípulo en el que yo podía ver el defecto: la embriaguez.
D el padre cisterciense Marcos García: «A veces Dios nos niega una determinada bendición para que podamos comprenderlo más allá de los favores y de las peticiones. Él sabe hasta qué punto puede probar un alma, y nunca va más allá de este punto.»En estos momentos jamás debemos decir "Dios me ha abandonado." Jamás lo hace: nosotros sí que podemos, a veces, abandonarlo. Si el Señor nos somete a una gran prueba, también nos da siempre las fuerzas suficientes (yo diría, más que suficientes) para superarla. «Cuando nos sentimos lejos de Su rostro, debemos preguntarnos: ¿estamos aprovechando lo que Él ha puesto en nuestro camino?»
A veces pasamos días o semanas enteras sin recibir ningún gesto de cariño del prójimo. Son períodos difíciles, cuando el calor humano se pierde, y la vida se resume en un arduo esfuerzo de supervivencia. Dice el maestro: Debemos examinar nuestro propio lar. Debemos echar más lefia, e intentar iluminar la sala oscura en la que se ha convertido nuestra vida. Cuando escuchemos que nuestro fuego crepita, que la madera chasquea, las historias que cuentan las llamas, la esperanza nos será devuelta. Si somos capaces de amar, también seremos capaces de ser amados. Es simplemente una cuestión de tiempo.
A lguien rompió un vaso durante la comida. -Esto es señal de buena suerte -comentaron. Todos los presentes conocían esta tradición. -¿Por qué es señal de buena suerte? -preguntó un rabino que formaba parte del grupo. -No sé -dijo la mujer del viajero-. Tal vez sea una antigua manera de hacer que el huésped siempre se sienta cómodo. -Ésa no es la explicación correcta -respondió el rabino. -Ciertas tradiciones judaicas dicen que cada hombre tiene una cota de suerte, que va usando en el transcurso de su vida. Puede hacer que esta suerte produzca intereses, si sólo la usa para cosas que realmente necesita; o puede desperdiciarla en vano. «También nosotros, los judíos, decimos "buena suerte" cuando alguien rompe un vaso. Pero esto significa: qué bien, no has desperdiciado tu suerte intentando evitar que este vaso se rompiese. Entonces, podrás usarla para cosas más importantes.
E l padre Abraham se enteró de que cerca del monasterio de Sceta había un ermitaño con fama de sabio. Fue a buscarlo y le preguntó: -Si hoy te encontrases a una bella mujer en tu cama, ¿podrías pensar que no es una mujer? -No -respondió el sabio-, pero podría contenerme. El padre continuó. -Y si vieses monedas de oro en el desierto, ¿podrías ver ese oro como si fuesen piedras? -No -dijo el sabio-, pero podría controlarme para no cogerlas. El padre Abraham insistió: -Y si te buscasen dos hermanos, uno que te odia, y otro que te ama, ¿podrías pensar que ambos son iguales? Dijo el sabio: -Aun sufriendo por dentro, trataría al que me ama de la misma manera que al que me odia. -Os voy a explicar qué es un sabio -dijo el padre a sus novicios, cuando volvió-. Es aquel que, en vez de matar sus pasiones, consigue controlarlas.
F rasier escribió durante toda su vida sobre la conquista del Oeste americano. Orgulloso de ostentar en su curriculum el guión de una película protagonizada por Gary Cooper, cuenta que pocas veces en su vida se aburrió de algo. -Aprendí mucho de los pioneros americanos -dice él-. Luchaban contra los indios, cruzaban desiertos, buscaban agua y comida en regiones remotas.»Y todos los registros de la época muestran una característica curiosa: los pioneros sólo escribían o hablaban de las cosas buenas. En vez de quejarse componían música y hacían bromas sobre las dificultades enfrentadas. Así conseguían apartar el desánimo y la depresión. Y hoy, a mis ochenta y ocho años, procuro comportarme de la misma manera.
E l texto está adaptado de un poema de John Muir: «Quiero dejar mi alma libre para que pueda disfrutar de todos los dones que los espíritus poseen. Cuando esto sea posible, no intentaré conocer los cráteres de la luna, ni perseguir los rayos del sol hasta su fuente. No procuraré entender la belleza de la estrella, ni la desolación artificial del ser humano. «Cuando sepa cómo liberar mi alma, seguiré a la aurora, y trataré de volver con ella a través del tiempo. Cuando sepa liberar mi alma, me sumergiré en las corrientes magnéticas que desembocan en un océano donde todas las aguas se cruzan, y forman el Alma del Mundo.»Cuando sepa liberar mi alma, procuraré leer la espléndida página de la Creación desde el principio.»
U no de los símbolos sagrados del cristianismo es la figura del pelícano. La explicación es simple: ante la total ausencia de comida, el pelícano abre su pecho con el pico, y les ofrece su propia carne a sus crías. Dice el maestro: Muchas veces somos incapaces de entender las bendiciones que recibimos. Muchas veces no nos damos cuenta de lo que Él hace para mantenernos espiritualmente alimentados. Hay un cuento sobre un pelícano que, durante un riguroso invierno, consigue sobrevivir a su autosacrificio durante algunos días, ofreciendo su propia carne a sus hijos. Cuando, finalmente, muere de debilidad, una de las crías comenta con otra: -Menos mal. Estaba cansado de comer todos los días lo mismo.
S i estás insatisfecho por algo, aunque sea algo bueno, que te gustaría realizar y no lo consigues, para ahora. Si las cosas no marchan, sólo existen dos explicaciones: o tu perseverancia está siendo probada, o necesitas cambiar de rumbo. Para descubrir cuál de las opciones es la correcta, ya que son actitudes opuestas, usa el silencio y la oración. Poco a poco, las cosas se van aclarando misteriosamente, hasta que tienes fuerzas suficientes para escoger. Una vez tomada la decisión, olvida por completo la otra posibilidad. Y sigue adelante, porque Dios es el Dios de los Valientes. Dijo Domingos Sabino: -Al final, todo siempre acaba bien. Si las cosas no van bien, es porque todavía no has llegado al final.
E l compositor Nelson Motta estaba en Bahía cuando decidió visitar a la Madre Menininha do Gantois. Tomó un taxi y, en el camino, el conductor se quedó sin frenos. El coche derrapó en medio de la autopista, pero, aparte del susto, no ocurrió nada grave. Al encontrarse con la Madre Menininha, lo primero que Nelson le contó fue el amago de accidente a mitad de camino. -Hay ciertas cosas que ya están escritas, pero Dios busca la manera de que pasemos por ellas sin ningún problema serio. O sea, formaba parte de tu destino un accidente de coche en este momento de tu vida -dijo ella-. Pero como puedes ver -concluyó la Madre Menininha-, ocurrió todo, y no ocurrió nada.
– F altó algo en su charla sobre el Camino de Santiago -dice una peregrina al viajero, al salir de la conferencia. -He notado que la mayoría de los peregrinos, tanto en el Camino de Santiago, como en los caminos de la vida, siempre procuran seguir el ritmo de los demás -dice ella-. Al inicio de mi peregrinación, procuraba ir siempre a la par de mi grupo. Me cansaba, le exigía a mi cuerpo más de lo que podía dar, vivía en tensión, y acabé teniendo problemas en los tendones del pie izquierdo. Imposibilitada para andar durante dos días, comprendí que sólo conseguiría llegar a Santiago si obedecía a mi ritmo personal.»Tardé más que los demás, tuve que andar sola muchos trechos, pero fue el hecho de respetar mi propio ritmo el que me permitió completar el camino. Desde entonces aplico esto a todo lo que tengo que hacer en la vida.
C reso, rey de Lidia, estaba decidido a atacar a los persas, pero, aun así, resolvió consultar a un oráculo griego. -Estás destinado a destruir un gran imperio -comentó el oráculo. Contento, Creso declaró la guerra. Tras dos días de lucha, Lidia fue invadida por los persas, su capital saqueada, y el propio Creso apresado. Indignado, pidió a su embajador en Grecia que volviese al oráculo para decirle que habían sido engañados. -No, no fuisteis engañados -respondió el oráculo al embajador-. Habéis destruido un gran imperio: Lidia. Dice el maestro: El lenguaje de las señales está ante nosotros, para enseñarnos la mejor manera de proceder. Sin embargo, intentamos distorsionar esas señales, de modo que «concuerden» con aquello que queremos hacer a toda costa.
B uscaglia cuenta la historia del cuarto rey mago, que también vio la estrella brillar sobre Belén, pero que siempre llegaba con retraso a los lugares en los que Jesús podría estar, porque pobres y miserables pedían su ayuda. Después de treinta años siguiendo los pasos de Jesús por Egipto, Galilea, Betania, el rey mago llega a Jerusalén; es demasiado tarde, el niño ya se ha transformado en un hombre y lo van a crucificar ese mismo día. El rey había comprado perlas para Cristo, pero tuvo que venderlas casi todas para ayudar a la gente con la que se cruzó en el camino. Sólo quedó una perla, y el Salvador ya había muerto. -Fallé en la misión de mi vida -piensa el rey mago. En ese momento, escucha una voz: -Al contrario de lo que piensas, me has encontrado durante toda tu vida. Estaba desnudo, y me vestiste. Tuve hambre, y me diste de comer. Estaba preso, y me visitaste. Estaba en todos los pobres de tu camino. Muchas gracias por tantos regalos de amor.
U n cuento de ciencia ficción habla de una sociedad donde casi todos nacían preparados para un trabajo; técnicos, ingenieros o mecánicos. Algunos nacían sin ninguna habilidad; éstos eran enviados a un sanatorio mental, ya que los locos eran totalmente incapaces de contribuir en nada a la sociedad. Uno de los locos se rebela. El sanatorio tiene una biblioteca, y él intenta aprender todo lo que puede sobre ciencia y arte. Cuando cree que ya sabe lo suficiente, decide huir, pero es capturado y llevado a un centro de estudios fuera de la ciudad. -Sé bien venido -dice uno de los encargados del centro-. Son justamente a aquellos que se ven forzados a descubrir su propio camino a los que más admiramos. Puedes hacer lo que quieras a partir de ahora, pues gracias a personas como tú, el mundo consigue avanzar.
A ntes de partir hacia un largo viaje, el comerciante fue a despedirse de su mujer. -Nunca me has dado un regalo que esté a mi altura -dijo ella. -Mujer ingrata, todo lo que te he dado me costó años de trabajo -respondió el hombre-. ¿Qué más te podría dar? -Algo que sea tan bello como yo. Durante dos años, la mujer esperó su regalo. Finalmente el comerciante regresó. -Conseguí encontrar algo tan bello como tú -dijo él-. Lloré ante tu ingratitud, pero decidí cumplir tu deseo. He pasado todo este tiempo pensando qué regalo sería tan bello como tú, y acabé encontrándolo. Y le tendió a su mujer un pequeño espejo.