Primera regla de los procedimientos: asegura siempre la escena del crimen.
Segunda regla: busca refuerzos.
Tercera regla: intenta no pensar qué significa el hecho de que una muchacha ni siquiera esté a salvo en los terrenos de la Academia, pues era evidente que estaba muerta y, por su aspecto, que su muerte se había producido hacía poco tiempo.