Muy bien, querías saber cosas sobre él, pues allá voy. Tiene treinta y seis. Trabaja en el banco de Fairview. No se puede decir que sea alto (es de mi talla), lo cual tampoco quiere decir que sea bajito, pero… Vale, si se pusiera a tu lado tendrías una vista fantástica de su cuero cabelludo. Pero tiene el pelo de color arena y unos ojos azules maravillosos y muy brillantes.

Siempre que viene le trae regalitos a Katie. Sé muy bien que no debería hacerlo, pero me encanta ver cómo la mima, sobre todo habida cuenta de que yo no he podido hacerlo durante estos años. Me cuesta creer que por fin haya encontrado a un hombre a quien no le importe que tenga una hija; todos los demás me miraban como si estuviera enferma cuando se lo decía y de repente se les ocurrían excusas de lo más inverosímiles para dejarme plantada en medio de la cena. También resulta bastante increíble que Katie y yo hayamos por fin coincidido en un mismo hombre. Parecía que sólo le gustaran los jóvenes y guapos que probablemente quería para ella. Aunque tenemos que ser realistas en este punto. ¡¡No puedo permitirme ser demasiado exigente!! Su idea de un gran compañero para mí era alguien que jugara con ella todo el rato, que le hiciera muecas, que hablara con voces raras y se pusiera ropa de colores chillones que normalmente sólo llevan los que salen en los programas de la tele de los sábados por la mañana.

En fin, el caso es que parece que he dado en el clavo. Greg es un hombre muy generoso, afectuoso y atento, y me considero muy afortunada de haberle conocido. Quizá no dure para siempre, pero estoy muy a gusto con él, Alex. Sé que durante los últimos… diez años o así (!) he sido una doña angustias, pero ahora me he dado cuenta de que Katie y yo somos un equipo y que si no nos pueden amar a las dos, más vale que se pierdan.

Pero pienso que he encontrado a un hombre que nos quiere. Cruzo los dedos.

P. D.: Me he fijado en que ya no te refieres a Irlanda como tu casa. Será que tu corazón finalmente está en Boston.

De: Alex

Para: Rosie

Asunto: ¡Uuuuy, Rosie está enamorada!

¡Uuuuuy! ¡Parece que Rosie está enamorada!

¿De un director de banco que sale de copas a un sitio que se llama la Vaca Bailonga? Todo indica que tú y tu amiga Ruby habéis descarrilado, así que no debería sorprenderme. Pero no sé, aún no estoy convencido de que ese hombre sea el más apropiado para ti.

Y debo decir que me sentí ligeramente ofendido por tu última carta. ¿Qué quieres decir con la frase «por fin he encontrado a un hombre a quien no le importa que tenga una hija»? Me parece que siempre os he apoyado a ti y a Katie; de hecho, me consta. Siempre que puedo voy a visitaros y os invito a vuestros restaurantes favoritos y le llevo regalos a mi ahijada.

Bueno, tengo que cortar. Acabo de empalmar dos guardias seguidas en el hospital y estoy rendido.

De: Rosie

Para: Alex

Asunto: Gracias, Don Apoyo Incondicional

Vaya, muchas gracias, Don Apoyo Incondicional, por alegrarte tanto por mí. Por si no te habías dado cuenta, tú y yo no mantenemos una relación sentimental. Sí, tú eres un amigo maravilloso (que me apoya y es generoso), pero no estás aquí conmigo día tras día. Estoy convencida de que entenderás que encontrar un amigo y encontrar pareja son dos cosas muy diferentes. Tú me aceptas con todos mis defectos, otros hombres no. Pero tú no estás aquí.

Bueno, muy bien, eso es todo. ¡Espero que la vida matrimonial te esté yendo de maravilla!

Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY

Ruby: ¿Que Katie le ha dicho a Sally qué?

Rosie: Ya ves, es una locura, ¿verdad?

Ruby: Caray, debe de caerle muy bien para que ya se lo esté contando a todo el mundo. Aunque casi mejor así, ya que ahora Sally no andará pensando que te mueres por echarle mano a su marido.

Rosie: ¿Y qué más da? ¡Ahora tengo a mi Greg!

Ruby: Puaj, me das ganas de vomitar. Os habéis convertido en una de esas nauseabundas parejas que odiábamos. Os comportáis como adolescentes enfermos de amor. Tendré que buscarme una amiga soltera nueva para no hacer de carabina la próxima vez que salgamos.

Rosie: ¡Eres una mentirosa! Cada vez que te miraba lo estabas pasando bomba con aquellos tíos. ¡Todos estaban pendientes de ti!

Ruby: Bueno, una chica hace lo que tiene que hacer… Además, sólo tuviste ocasión de verme en los brevísimos momentos en que separaste tus labios de los de Greg. Ah, por cierto, aquel tío me llamó anoche, así que se me ha ocurrido que…

Tiene un mensaje instantáneo de: GREG

Greg: Hola, preciosa. ¿Cómo te va el día?

Rosie: ¡Hola! Bueno, como de costumbre… ¡Aunque ahora mejor!

Ruby: ¡Hola! ¿Sigues ahí o te ha atacado Randy Andy?

Rosie: Perdona, Greg, espera un segundo. ¡Estaba chateando con Ruby!

Greg: ¡¿Alguna vez trabajáis vosotras dos?!

Rosie: Lo justo para que no nos despidan.

Greg: Volveré a probar más tarde.

Rosie: ¡No, no! ¡No seas tonto! Soy capaz de mantener dos conversaciones a la vez. Además quiero chatear contigo y si se lo digo a Ruby, aún se enfadará más por estarme convirtiendo en uno de ellos…

Greg: ¿Quiénes son «ellos»?

Rosie: Los miembros del club secreto de parejas.

Greg: ¡Ah, ellos! Por supuesto, qué tonto…

Rosie: Perdona, Ruby, Greg también me está enviando mensajes, así que aguántame un momento.

Ruby: ¿No podéis vivir el uno sin el otro durante unas horas?

Rosie: ¡No!

Ruby: Echo de menos a Rosie. ¿Quién eres tú y qué has hecho con mi amiga odia-hombres?

Rosie: No te preocupes, sigue estando aquí, sólo se ha tomado un bien merecido descanso. ¿Qué estabas diciendo sobre ese tío que conociste la otra noche?

Ruby: Ah, sí, se llama Ted y es como un osito de peluche. Está un poco gordo, pero yo también, así que no importa: podemos rebotar el uno contra el otro. Es camionero y me pareció buen tío, ya que me pagó todas las copas y eso lo sitúa bastante arriba en mi escala de hombres aceptables. Además, fue la única persona que me hizo un poco de caso en el pub la otra noche.

Rosie: Perdóname, Ruby, pero ya sabes cómo son las cosas cuando conoces a alguien nuevo: quieres averiguarlo todo sobre él.

Ruby: No, la verdad es que no quiero saberlo todo sobre Ted… No quiero cogerle manía.

Rosie: Dime, Greg, ¿qué haces esta noche?

Greg: ¡Rosie, cariño, soy todo tuyo! ¿Por qué no compramos una botella de vino, comida para llevar y nos quedamos en casa? Podemos alquilar un DVD para Katie.

Rosie: ¡Vale, me parece una gran idea! Y Katie se pondrá muy contenta de verte.

Ruby: ¿Qué hago, pues? ¿Le llamo?

Rosie: ¿A quién?

Ruby: ¡A TED!

Rosie: ¡Ah, sí, claro! Proponle salir. Le pediré a Kevin que me haga de canguro y nos vamos los cuatro a cenar. ¡Me apetece un montón!

Ruby: Oh, por favor, la inocencia de la juventud inexperta. Ted y Greg no tienen absolutamente nada en común. Son como un huevo y una castaña: un director de banco y un candidato a atracador. Se detestarán en cuanto se vean, se creará un ambiente horripilante, nadie hablará, sólo se oirá cómo masticamos la comida sobre un silencio ensordecedor y parecerá una especie de tortura china, nadie pedirá postre, pasaremos de tomar café, saldremos disparados hacia la puerta suspirando aliviados y prometeremos no volver a salir juntos nunca más.

Rosie: ¿Cómo te va el viernes que viene?

Ruby: El viernes me va bien.

Greg: Espero que Ruby no esté molesta con nosotros después de la otra noche. Fue como si estuviéramos en nuestro propio mundo.

Rosie: No digas tonterías, no le importó lo más mínimo. Conoció a un tipo que se llama Osito. Ah, por cierto, ¿estás libre para salir a cenar con ellos el próximo viernes? Eso si encuentro canguro para Katie.

Greg: ¿Una cena con Ruby y un hombre que se llama Osito? Parece interesante.

Rosie: Greg dice que está libre para cenar el viernes.

Ruby: Vaya, eso está muy bien, pero aún no le he dicho nada a Ted. ¿Qué dijo Alex cuando se enteró de que Greg y tú estáis enamorados?

Rosie: Verás, Ruby, ¡es que no le dije que estaba enamorada! ¡Greg y yo ni siquiera nos lo hemos dicho entre nosotros aún! Pero Alex me mandó una carta muy extraña diciéndome que piensa que Greg es un fenómeno de la naturaleza y que está ofendido porque no valoro el apoyo que nos ha prestado a Katie y a mí. La verdad es que me largó un pequeño sermón, pero no voy a darme por aludida porque había trabajado toda la noche en el hospital y estaba cansado.

Ruby: Ya veo.

Rosie: ¿Y puede saberse qué es lo que ves?

Ruby: Es justo lo que sospechaba. Está celoso.

Rosie: ¡Alex no está celoso!

Ruby: Alex tiene celos de tu relación con Greg. Se siente amenazado.

Greg: ¿A qué hora quieres que vaya a tu casa esta noche? ¿A las siete o a las ocho?

Rosie: ¡No, Alex no está celoso de mi relación con Greg! ¿Por qué iba a estarlo? Está casado con doña perfecta, felizmente, debería agregar (al menos según Sally), y como prueba de ello tengo una encantadora foto de ellos dos en la playa como dos tortolitos. Yo le di a Alex la oportunidad de formar parte de la vida de Katie y de la mía y él prefirió seguir siendo mi amigo, cosa que por fin he logrado asumir y que me parece bien. Ahora tengo una relación con Greg, que es un hombre maravilloso, ¡y Alex ya no me interesa nada en absoluto en ese sentido! Y no tengo nada más que añadir al respecto, muchas gracias. Alex es agua pasada, no le intereso y ¡ahora estoy enamorada de Greg! ¡Ahí queda eso!

Greg: Vaya…, gracias por compartir todo eso conmigo, Rosie. No te figuras cuánto me emociona saber que ya no estás interesada en absoluto en un hombre que se llama Alex, según tus elocuentes palabras.

Rosie: ¡¡Dios mío, Ruby!! ¡¡Acabo de mandarle a Greg el mensaje que había escrito para ti!! ¡MIERDA, MIERDA, MIERDA! ¡¡LE HE DICHO QUE LE AMO!!

Greg: Oye…, eso también lo he recibido, Rosie. Lo siento…

Rosie: Oh…

Ruby: Oh, ¿qué?

Capítulo 12

Rosie: Muy bien, sin duda ésta ha sido la situación más bochornosa por la que he pasado en mi vida. ¡¡¡SIN excepciones!!!

Ruby: ¿Y qué me dices de aquella vez que te pusiste un vestido blanco sin ropa interior para ir a una discoteca y alguien te echó agua por encima y de repente se te vio absolutamente todo?

Rosie: Vale, aquello fue bastante bochornoso.



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