Para aquellas personas interesadas en el razonamiento estricto y los rígidos controles que guían los estudios científicos, aquí tenemos unos cuantos detalles: De los 75 pacientes del grupo de personas alteradas, 66 eran pacientes del doctor McKenzie, y representaron el ciento por ciento de sus pacientes psicopáticos que se mostraron dispuestos a tomar el curso.
Al principio del estudio, los pacientes fueron enviados con prudencia, uno por uno, con objeto de poder controlarlos estrechamente para que no se produjeran efectos nocivos en ellos mismos o en la clase. Asimismo, fueron enviados durante, lo que el doctor McKenzie describe como "periodos de mayor estabilidad". Más adelante descubrió que podía mandar a los pacientes durante sus periodos menos estables; cuatro de ellos asistieron cuando se encontraban en estado alucinatorio. Aún más tarde se sintió tranquilo para enviar a varios pacientes alterados a la vez, en ocasiones seis o más.
Como parte de su estudio, sometió a prueba a 58 de estos pacientes antes y después del curso para ver qué cambios podría producir. El test, que recibe el nombre de Experiential World Inventory, consiste de 400 preguntas formuladas para medir la percepción que una persona tiene de la realidad; se trata de algo parecido al famoso test de las manchas de Rorschach, pero en forma escrita. La diferencia entre los resultados obtenidos antes y después del curso fue impresionante: 36 pacientes mostraron una mejoría sorprendente en su percepción de la realidad, 21 permanecieron prácticamente igual y uno mostró un descenso.
La persona cuyo resultado mostró un descenso era un individuo catatónico esquizofrénico de veintinueve años quien, por vez primera en su vida, dejó de tomar medicamentos y empezó a salir con chicas.
– Desde el punto de vista clínico -observó el doctor McKenzie-, tenía más energía emocional y una perspectiva más optimista después del entrenamiento. No obstante, el hecho de empezar a salir con chicas le provocó un conflicto y él volvió a dar muestras de alteraciones dos semanas después del curso. No requirió de hospitalización.
Desde luego, todos estos pacientes habían estado en psicoterapia, algunos de ellos durante un año o más, cosa que brindó al doctor McKenzie una oportunidad excelente para observar cuáles eran los cambios clínicos reales que habían tenido lugar después del curso. Aquí tenemos algunos de sus descubrimientos:
Un paciente esquizofrénico de treinta años de edad, había creído a lo largo de una época anterior en su vida que había recibido órdenes, enviadas en forma telepática, de asesinar a alguien. Por fortuna jamás logró encontrar a la persona adecuada. Durante las sesiones de terapia que siguieron al curso logró autoanalizar sus alucinaciones por primera vez. Su energía emocional mejoró mucho y adquirió una perspectiva más optimista de la vida. AI poco tiempo regresó a la escuela para obtener su título.
– Su capacidad para hacerlo así estaba directamente relacionada con el hecho de haber tomado el curso -explica el doctor McKenzie.
De veintiocho pacientes que padecían varias formas de depresión (involutiva, psicótica, esquizoafectiva y maniacodepresiva), 26 sintieron una agradable mejoría después del curso. Los otros dos, que informaron que se sentían más deprimidos, no solamente lograron mejores resultados en el cuestionario sino que, al igual que los demás, lograron hacer frente a problemas que habían sido incapaces de enfrentar con anterioridad.
Una mujer de veintiún años de edad estaba decidida a suicidarse y se encontraba en la primera etapa de la psicosis aguda. Le aseguró al doctor McKenzie que nada de lo que él pudiera hacer podría ayudarla; de cualquier modo se suicidaría. Él recomendó que ella tomara el curso. Para el final de la semana estaba "completamente" atónito; ella reaccionó mejor de lo que lo habían hecho los demás pacientes. Fue una de las remisiones más increíbles que yo jamás había observado.
Ella encontró una nueva tranquilidad, se volvió más racional, y sus pensamientos dejaron de correr cambiando rápidamente en distintas direcciones. Otra cosa que resulta igualmente importante: se libró de su carga de pesimismo. En un informe clínico, los doctores McKenzie y Wright dicen: "La hospitalización y las elevadas dosis de medicamentos no podrían haberla tranquilizado en esa forma. Ella repitió el curso des semanas más tarde y una vez más se produjo una mejoría. Los cambios fueron increíbles; se mostró más capaz para cooperar en su terapia a lo largo de los siguientes seis meses". Un año más tarde, el doctor McKenzie la encontró totalmente recuperada de su aguda enfermedad.
Desde luego, las psicosis son desórdenes mentales severos. Las neurosis son mucho menos severas. De los 189 pacientes que tomaron el curso de Control Mental, 114 padecían tan solo neurosis. También se beneficiaron todos ellos.
Para resumir sus observaciones clínicas en el estudio mencionado con anterioridad, los doctores escribieron:
Aquellos que continuaron la práctica de Control Mental después del entrenamiento estuvieron mucho más capacitados para modificar su vida por medio de este método, e incluso aquellos que no lo practicaban lograron usarlo en momentos de crisis, cuando tenían que enfrentar tensiones o estaban obligados a tomar decisiones importantes. Para todos pareció ser una experiencia de expansión mental, una revelación de que ellos podían usar su mente de otras maneras. El entusiasmo del grupo se acrecentó hacia el final del curso y la mayor parte de las personas experimentó una energía emocional más intensa.
El grupo de pacientes alterados también manifestó un cambio impresionante desde el punto de vista clínico. Únicamente la persona mencionada (el individuo de veintinueve años que empezó a salir con chicas) se mostró más alterado, y los demás por lo menos derivaron algún beneficio del entrenamiento. Muchas personas con interés apagado (respuesta emocional ligera o nula) mostraron entusiasmo hacia algo por vez primera. En efecto pareció haber un cambio en la energía emocional después del curso, y una mejoría en la afectación. Ellos tenían una perspectiva más positiva en relación con su futuro, y algunos empezaron a comprender mejor sus procesos psicóticos. Los pacientes alucinatorios manifestaron una disminución clara en los síntomas de su padecimiento después del entrenamiento.
Se produjo un mayor relajamiento y una disminución de la ansiedad. Los pacientes aprendieron a depender de sus propios recursos para comprender, enfrentar y resolver problemas, y el hecho de lograr esto les dio más confianza.
El doctor McKenzie llega a la conclusión de que "se trata de algo que no tan solo es seguro y benéfico, ya que de los 189 pacientes, todos menos uno obtuvieron beneficios del curso. Puede resultar inmensamente útil como parte integral de la psicoterapia". Hoy día él hace que casi todos sus pacientes tomen el curso. Algunos de ellos abrevian la duración de su terapia hasta en dos años con las técnicas de Control Mental.
Él dice que una de estas técnicas, el Control de los Sueños, "bien puede venir a ser un adelanto importante en la siquiatría. Constituye un medio rápido y confiable para comprender y resolver problemas".
El doctor McKenzie conoce el análisis freudiano y no ve conflicto alguno entre la manera en la que los freudianos interpretan los sueños espontáneos y la forma en la que los graduados de Control Mental interpretan sus sueños programados:
– El deseo que tenemos en el sueño freudiano se convierte en el deseo de tener la respuesta -explica; y advierte:
– Es necesario asegurarnos de que el deseo de un sueño inconsciente no haya reemplazado el deseo consciente de tener la respuesta.
Una paciente a la que el doctor McKenzie había estado tratando durante algún tiempo llamó para comunicarle que estaba a punto de internarse en un hospital a causa de unos dolores en el pecho y el estómago. Él le dijo que en lugar de esto quería que acudiera a un hospital psiquiátrico. La llamada no le sorprendió en absoluto; durante algún tiempo él había visto que esto se avecinaba. La condición mental de la mujer había estado empeorando.