El plan llegó hasta Missoula. Pero ahora Eli confiaba en que no se quedaría atrapado ahí el resto de sus miserables días.
Cinco minutos más tarde, ya había cogido la interestatal en dirección sur, hacia Bozeman, capital del comercio ganadero. Normalmente, detestaba hacer ese trayecto, pero en esta ocasión casi no podía contener la emoción.
Una historia candente era justo lo que necesitaba para encontrar un empleo de calidad en un gran periódico. Adiós, Missoula. Allá voy, Nueva York.