Grant es un diseñador. Ésa es una de las diferencias.
—Manejé esta abstracción —dijo ella— para que hubiera un cambio como ése. Porque no están bajo presión y al principio no hay ningún Enemigo. Pero creo que tienes razón, dos variables van a hacer estallar todo y lo dejarán lleno de agujeros.
—«Mantener» sería un término más variable que «defender» —dijo Justin—, pero «defender» comporta mucho peso, si alguno de los de tu grupo está socializado. Y aquí dice que hay tres. El AJ, el BY y uno de los IU. Eso significa, tienes razón, que estos tres probablemente harán la interpretación y el pensamiento contradictorio inicial; eso quiere decir que tus grupos de valores van a surgir sobre todo de esos tres puntos. Y eso los mantendrá bastante unidos porque los tres pertenecen a grupos militares. Y probablemente van a darse cuenta de que «defender» la base es un problema multigeneracional. Pero tu Alfa probablemente será menos hábil para comunicarse que la Beta. Así que a mi entender ése será el líder. La Beta.
—Sí. Pero el Alfa puede convencerla.
—Como consejero. Ésa es mi sugerencia. Pero cuanto más inteligente sea el Alfa, menos coherentes parecerán sus instrucciones. Dominará mientras sea cuestión de psicogrupos azi. Pero perderá el poder en cuanto aparezca la segunda generación. ¿No te parece? A menos que esté más socializado que la Beta.
—No tienen rejuv. Es una vida dura. Morirán a los cincuenta o sesenta. Así que los hijos no tendrán más de veinte años cuando tengan que arreglarse con lo que hayan podido aprender hasta el momento.
—Las instrucciones de la Beta seguramente serán más a corto plazo, menos abstractas, más comprensibles para los jóvenes.
—El Alfa crea una religión.
—Dios. Tiene que haber estado muy socializado. Y debe de ser muy maquiavélico. Además, no parece una tendencia normal en un azi.
—Es práctico.
—Pero, si aceptamos que lo hace, ¿entenderían los hijos el valor de la instrucción? ¿O sería solamente memorizar formas y ritos? El rito es un mecanismo de transmisión muy poco eficiente y genera sus propios problemas. Creo que será mejor que empecemos a resolver esto en números y grupos y que tengamos algunos datos sólidos antes de avanzar demasiado con las especulaciones. No estoy seguro de que el Alfa pueda aventajar a la Beta en ningún sentido. Probablemente perderás todo lo que le dieron. Y vas a terminar con una cultura de línea materna, y muy restringida si se da por parentescos. El problema es si los parentescos son instintivos o culturales. Estoy haciendo trampa con eso porque ya leí los informes del Departamento sobre Gehenna. Pero no van a resolverlo, porque había CIUD en la colonia de Gehenna.
Ella almorzó con Maddy y escuchó las últimas noticias sobre la guerra entre Amy y Stasi. Y eso la puso furiosa.
—Si cojo a Stef Dietrich, lo mato —exclamó Maddy.
—No te molestes —dijo Ari—. Te aseguro que Yvgenia debe de haber pensado en eso antes.
Sobre todo seguía pensando en la colonia y en su problema, y seguía dándole vueltas al asunto mientras hablaba del problema entre Amy y Stasi. Y pensó: Mierda, en cuanto algo se pone CIUD, todos se vuelven locos, ¿no?
La oficina estaba cerrada cuando volvió. Esperó en la puerta y finalmente apareció Justin, sin aliento.
—Perdona —barbotó él y abrió la puerta. (Ella podría haberla abierto con la Base Uno, a través de Seguridad 10, pero eso era sobrepasarse y entraría en los informes de Seguridad y habría papeles. Así que no lo hizo.)
—Grant está desarrollando un asunto en Sociología —se disculpó—. Un trabajo que necesito. Tengo otros trabajos además de esto.
Estaba de buen humor. Eso la alegró. Tomó la taza de café que le había preparado él y se sentó y siguieron adelante.
—Supongamos —empezó él— que aunque los parentescos no sean instintivos, tus azi socializados probablemente duplicarán la cultura de los padres.
—Tiene sentido —admitió ella.
—Mucho sentido. Porque le darán un valor abstracto, como fuente de las órdenes.
Ella nunca se había fijado en la forma que tenía Justin de morderse el labio cuando pensaba. Era un gesto infantil, a pesar de que toda su apariencia parecía tan madura. Y Justin olía bien. Muy parecido a Ollie. Muy, muy parecido a Ollie.
Y ella no podía dejar de pensarlo.
El y Grant eran amantes. Lo sabía por los chismes de la Casa. No podía imaginárselo.
Excepto de noche, cuando estaba tendida en la oscuridad, mirando el techo y preguntándose qué los hacía ser como eran.
Si él tenía sentimientos hacia ella, o si era solamente la preocupación por Seguridad lo que hacía que quisiera que Grant estuviera allí todo el tiempo. Como si necesitara protección.
Le gustaba estar cerca de él. Siempre le había gustado.
Sabía cuál era el problema. Finalmente lo sabía. Sintió la contradicción con una fuerza suficiente para ponerlo todo patas arriba, y se le formó un nudo en el estómago y perdió la pregunta que él le estaba haciendo.
—Lo siento...
—La segunda generación. Estás suponiendo que la línea fue materna.
Ella asintió. Justin anotó algo. Golpeó sobre el papel. Ari se levantó para ver y se inclinó sobre la silla de él.
—Deberías haber tenido una cinta de instrucción para cubrir las unidades familiares. ¿Quieres hacer una?
—Bueno...
Él levantó la vista y la miró.
—¿Ari?
—Lo siento. Me he distraído. Él frunció el ceño.
—¿Pasa algo malo?
—Unos amigos míos tienen problemas. Eso es todo. Supongo que no estoy concentrada. —Miró el papel impreso. Y sintió que las sienes se le llenaban de sudor—. Justin, ¿alguna vez... alguna vez has tenido problemas por ser inteligente?
—Supongo que sí. —El también frunció el ceño, se volvió en la silla y apoyó el brazo sobre el escritorio para mirarla—. No se me ocurrió plantearlo así, pero supongo que fue una de las razones.
—Y... —Dios, le daba miedo. Podía salirle mal. Pero ya estaba metida hasta el cuello. Se inclinó contra la silla, contra el cuerpo de él—. ¿Y alguna vez has tenido problemas porque eras mayor que todos los demás?
—Respiró y deslizó la mano sobre el hombro de él y se sentó en el brazo de la silla.
Pero él se levantó, rápido, tan rápido que ella tuvo que levantarse para no caer.
—Creo que será mejor que hables de esto con tu tío
—espetó.
Nervioso. Muy nervioso. Probablemente, pensó ella, Denys le había dicho algo y eso la enfureció.
—Denys no tiene que meter las narices en mis asuntos —replicó. Se acercó y le cogió el brazo—. Justin, no me interesa nadie de mi edad. Nadie, nadie. No hago daño a nadie, quiero decir, duermo con quien quiero. Siempre que quiero.
—Está bien. —Él se soltó, se giró y cogió unos documentos del escritorio. Le temblaban las manos—. Vuelve con ellos. Yo he aceptado enseñarte. No hacer... lo que sea.
A Ari le resultaba difícil respirar. Ésa sí que era una reacción. Mierda. Le asustaba que un hombre reaccionara así con ella .Justin cogió sus cosas y se dirigió hacia la entrada.
Y en ese momento, se abrió la puerta y apareció Grant, mirando y entendiendo lo que veía, con los ojos moviéndose suavemente.
—Me voy a casa —dijo Justin—. Cerramos temprano hoy. ¿Cómo ha salido lo de Sociología?
—Bien —respondió Grant. Entró y dejó los papeles sobre la mesa, ignorándola, ignorando todo lo que había pasado.
—A la mierda —exclamó Ari y le dijo a Justin—: Quiero hablarte.
—Hoy no.
—¿Qué pasa? ¿Me estás echando?
—No te echo. Yo me voy a casa. Démonos la oportunidad de pensar todo esto, ¿de acuerdo? Te veré mañana.
Ari tenía la cara ardiendo. Estaba temblando.
—No sé lo que te dijo mi tío, pero yo sí voy a encontrar algo que decirle si te vas así. ¡Fuera de aquí, Grant! ¡Estoy hablando con Justin!
Grant se dirigió hacia la puerta, tomó a Justin del brazo y lo empujó hacia fuera.