—Es mi amigo...
—Tenía diecisiete años cuando pasó esto. Dos años más que tú ahora, nada más. No fue culpa suya. Vive en Reseune, su padre vive en Planys bajo una especie de arresto permanente. Supongo que ahora comprendes por qué nos poníamos tan nerviosos cuando tú lo veías. Pero él nunca trató de verte. Siempre obedeció las normas que le permitían vivir en Reseune. Terminó su educación, tiene una casa en Reseune, no provoca problemas y no parecía justo castigarlo por algo que no tuvo nada que ver con él o enviarlo a un lugar donde no pudiera continuar con su trabajo. Es muy inteligente. Es un hombre con problemas, un hombre muy confundido, pero espero que logre encontrar sus respuestas. Nos hemos preocupado sobre todo por el hecho de que pudiera hacer o decir algo que te hiriera, pero nunca lo hizo. ¿Verdad?
—No. —Recuerda la fuente,diría Ari senior, no, Ari senior se lo había dicho realmente, le había aconsejado que tuviera cuidado con los engaños. Recuerda la fuente de una información—.¿Por qué no fue a Fargone? Valery fue allí. Valery solamente tenia cuatro años y no había hecho daño a nadie.
—Francamente, queríamos que Justin estuviera donde pudiéramos controlarlo —dijo Giraud, tratando de dejar de lado el tema de Valery. Por supuesto—. Y no queríamos que tuviera un contacto prolongado con cualquier tripulación en una nave o que estuviera al alcance de comunicaciones del exterior. Los amigos de su padre, Rocher y ésos, los abolicionistas, que son una de las razones por las que llevamos una escolta.
—Entiendo. —Necesitaba reflexionarlo un poco. No tenía ganas de hablar con el tío Giraud ahora, no en ese momento.
—Sabíamos que te ibas a sentir mal con todo esto —continuó Giraud, tratando de conseguir una reacción.
Ella lo miró y dejó que la situación la atravesara, tan tranquila como pudo, la noche, los aviones en el exterior, las noticias sobre Justin, Giraud evitando el tema de Valery. Podían volarlos en pedazos. El mundo entero se había vuelto loco. Pero ella se había dado cuenta de que era peligroso cuando decidió mencionar el asunto de Gehenna, cuando había advertido al tío Denys y al tío Giraud sobre lo que iba a hacer y ellos se habían puesto nerviosos. Pero había una cosa con respecto a Giraud, cuando las cosas pasaban a depender de la inercia, tenía la cabeza muy centrada y fría y las palabras adecuadas para cada momento. Si tenía que elegir a alguien para estar con ella en Novgorod, se daba cuenta de que Giraud era el mejor. Y lo que él le estaba diciendo tenía que ser verdad. Era demasiado fácil de controlar. Suspiró.
—Sí, me afecta mucho —dijo—, pero me alegro de saberlo. Necesito pensar, tío Giraud.
El la miró un momento, después buscó en el bolsillo y sacó un paquetito, se estiró y lo dejó junto a ella sobre la mesa.
—¿Qué es eso?
Giraud se encogió de hombros.
—No hubo compras en este viaje —dijo él—. Pero me acordé de esta tontería en una tienda. Hice que Seguridad lo recogiera. No lo habían vendido.
Ella estaba extrañada. Lo cogió para desenvolverlo y abrió la caja. Era un broche con topacios matizados, engarzados en oro.
—¡Dios! —exclamó—. ¡Dios!
—Tienes muchas joyas que pertenecieron a Ari —dijo Giraud y volvió a su propio asiento al final del avión—. Se me ocurrió que debías tener algo que fuera sólo tuyo.
—Gracias, tío Giraud. —Ari había perdido el control por completo.
Y todavía más cuando miró a su tío. La luz caía sobre él desde arriba y en ese momento su piel parecía débil y vieja; él se acercó a ella y le apoyó la mano sobre el brazo, y la mano estaba llena de arrugas profundas. Viejo. Claro que era viejo.
Algo que fuera sólo tuyo.La frase resonaba en su cabeza y descubría una zona tan central de su mente que ella dio vueltas al pensamiento tantas veces como daba vueltas al broche entre sus manos, para ver cómo brillaban las facetas bajo la luz. Si Giraud la había Trabajado o si era solamente que su tío sabía cómo tratar a una jovencita o tal vez... tal vez un sólo punto débil que había empezado cuando era niña y que había crecido con ella hasta que finalmente suscitaba ideas como ésas. Después de todas las cosas horribles que le había hecho.
La había Atrapado, eso era evidente.
Algo que fuera verdaderamente suyo. Tenía muy pocas cosas así.
—¿Qué pasa, sera? —preguntó Florian. Y comentó—: Es hermoso.
—Hermoso —afirmó Catlin, que venía a sentarse junto a ella y estiraba la mano para tocar el broche. Claro que le pertenecían. Ari y Ari se confundían en una sola persona y luego volvían a separarse y volvían a unirse, y actualmente eso no la molestaba mucho. Ari senior había tenido muchos problemas en su vida, pero eso no la afectaba, a ella tampoco le gustaban los Enemigos de Ari. Habían matado a Ari y ahora ella tenía a alguien de Seguridad con ella constantemente y había aviones que volaban con ella para asegurarse de que volviera a casa, a la cama de Ari, a las comodidades de Ari, a la Reseune de Ari.
No le importaba ser Ari, ya lo había decidido. No era malo ser Ari. Era un poco raro. Con mucha frecuencia era un poco solitario, pero estaba bien, había mucha gente alrededor y eso hacía que no fuera demasiado solitario. Había mucho que hacer, pero no era aburrido, eso nunca. No le hubiese gustado ser Stasi o Maddy, ni siquiera Amy, aunque Amy estaba más cerca de lo que hubiese querido ser, tal vez, pero prefería ser Ari de todas maneras y viajar a Novgorod y tener a Catlin y a Florian con ella, sin olvidar que Amy no tenía compañía. Sólo a su mamá y al personal de su mamá, y ellos no eran divertidos.
Ser Jane hubiera sido agradable. Pensó en Ollie, de pronto, y le dolió, porque él no le escribía nunca; pero Ollie no iba a escribirle, por supuesto, Ollie era muy correcto cuando debía serlo.
Tal vez ni siquiera estuviera vivo ahora. La gente moría en Fargone y las noticias tardaban demasiado en llegar.
Volvió a colocar el broche en la caja.
—Pon eso en mi cartera, por favor —le pidió a Florian—. No quiero que le pase nada. —Cuando pudiera, se lo pondría en un lugar donde Giraud pudiera verlo. Eso le gustaría.
—¿Está cansada, sera? —preguntó Catlin—. ¿No quiere que apaguemos las luces?
—No. Estoy bien. —Pero buscó la manta y se abrigó mientras se dejaba llevar por el ruido de los motores.
Podía escribir a Fargone. Pero no era prudente hacerlo ahora. Cualquier movimiento suyo podía poner nerviosos a sus Enemigos y tal vez pondría a otra gente en peligro, como si les colgara un cartel que dijera: «Es amigo mío.»
Sus amigos no tenían Seguridad que los protegiera si salían de Reseune y de los otros edificios de Reseune. Tenía que pensar en todo eso a partir de ahora.
V
Ari, soy Ari senior.
Ya has conseguido la mayoría de edad. Tienes 15 años de edad cronológica. Este programa te habla como si tuvieras 17. Tienes un acceso mayor.
Ahora puedes acceder a todas las notas de trabajo hasta el año de mi muerte y a toda la historia hasta 2362, que es el año en que renuncié al puesto de administradora de Reseune para ocupar el sillón de Ciencias en el Concejo.
Cuando yo tenía 17 años, en el año 2300, la Unión se declaró nación independiente y empezaron las Guerras de las Compañías.
A los 35, en el año 2318, fui canciller sustituía de Ciencias durante la enfermedad de Lila Goldstein, de la estación Cyteen, que después murió.
A los 37, en 2320, cedí el sillón a ]urgen Fielding. de Cyteen. Aprobaron el proyecto de ley de la condición de Especial y fui una de las cinco personas que la recibieron.
A los 48, en 2331, me convertí en directora del Ala Uno en Reseune, cuando murió Amelie Strassen; y empecé la rejuv ese año.
A los 62, en 2345, obtuve el puesto de administradora de Reseune, a la muerte de mi tío Geoffrey Carnath. Durante esos años, la Flota de la Compañía había logrado interceptar a las naves de guerra de la Unión de todas las estaciones desde Mariner con dirección a la Tierra, trató de impedir que los mercaderes comerciaran con Cyteen y Fargone y de destruir a todas las naves mercantes registradas en Cyteen. Las pérdidas en naves y la necesidad de trabajadores y personal militar especializado hicieron que Reseune se viera involucrado en la güeña. Desde el año 2340 al 2354, Reseune se agrandó en un 400 %.