– Venía a buscarte -me dice, casi me susurra al oído. Me gustaría estirarme y probar su piel; él despierta mis deseos. Sus dedos recorren mi brazo por debajo de la manga del camisón, como si su mano no atendiera a razones. Es tan agradable ser tocada por alguien, sentirte deseada, desear. Tú lo comprenderías, Luke, eres tú el que está aquí, en el cuerpo de otro.
Mierda.
– ¿Por qué? -pregunto. ¿Tan terrible es para él que corre el riesgo de venir a mi habitación durante la noche? Pienso en los ahorcados, los que están colgados en el Muro. Apenas puedo soportarlo. Tengo que irme, subir corriendo la escalera antes de desintegrarme por completo, Ahora me pone la mano en el hombro, una mano que me oprime, pesada como el plomo. ¿Moriría por esto? Soy una cobarde, mi soporto la idea del dolor.
– Él me lo dijo -me explica Nick-. Quiere verte, en su despacho.
– ¿Qué quieres decir? -le digo. Debe de referirse al Comandante ¿Verme? ¿Qué quiere decir verme? ¿No ha tenido bastante?
– Mañana -agrega Nick en tono casi inaudible.
En la oscuridad de la sala, nos apartamos, lentamente, como si una corriente oculta nos uniera y al mismo tiempo nos separara con igual fuerza.
Encuentro la puerta; hago girar el pomo sintiendo el frío de la porcelana en los dedos, y abro. Es todo lo que puedo hacer.