Entiendo que siempre habrá quien diga que intentar analizar el concepto de grandeza, tal y como yo he estado haciéndolo en estas líneas, es un acto bastante infructuoso.

«Se sabe cuando alguien tiene esa cualidad y cuando no la tiene», diría mister Graham. «No hay mucho más que añadir.» No obstante, creo que nuestra obligación es no ser derrotistas, y, profesionalmente, nuestro deber es sin duda reflexionar profundamente sobre este tema con el fin de llegar a ser hombres «dignos» gracias a nuestros propios esfuerzos.


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