HABITACIONES.
— Esto servirб. — La vieja puerta no era automбtica y giraba sobre bisagras, pero estaba cerrada con llave. Йl la sacudiу y luego la golpeу. Despuйs de un largo rato se abriу una pequeсa abertura cortada en la puerta, y unos ojos desconfiados lo escrutaron.
— їQuй quieres?
— Una habitaciуn.
— їA estas horas? Ni hablar.
Bothari empujу a Drou hacia delante. La luz que se filtraba por la abertura alumbrу su rostro.
— Hum — gruсу la voz al otro lado de la puerta -, Bueno… — Se oyу el ruido de cadenas y barras metбlicas, y la puerta se abriу.
Todos se apiсaron en un estrecho vestнbulo donde habнa una escalera, un escritorio y el inicio de un pasillo que conducнa a una habitaciуn oscura. Su anfitriуn protestу mбs cuando se enterу de que querнan una sola habitaciуn para los cuatro. A pesar de todo, no dijo nada al respecto; por lo visto la desesperaciуn que sentнan hacнa que su aspecto de pobreza pareciese mбs autйntico. Con las dos mujeres y sobre todo con Koudelka en el grupo, a nadie se le ocurrнa sospechar que fuesen agentes secretos.
Se acomodaron en una habitaciуn pequeсa y barata del piso superior, y decidieron que Kou y Drou serнan los primeros en dormir. Mientras el alba se escurrнa por la ventana, Cordelia siguiу a Bothari escaleras abajo buscando algo que comer.
— Debн prever que necesitarнamos raciones en una ciudad sitiada — murmurу Cordelia.
— La situaciуn aъn no es tan grave — dijo Bothari -. Ah… serб mejor que usted no hable, seсora. Su acento la delatarб.
— Tiene razуn. Pero entable una conversaciуn con ese sujeto, si puede. Quiero saber cуmo se encuentra la situaciуn local. — Encontraron al posadero en la pequeсa habitaciуn detrбs del corredor, donde a juzgar por un par de mesas desvencijadas con sillas, funcionaba el bar y el comedor. De mala gana, el hombre les vendiу unos alimentos sellados y bebidas embotelladas a precios exorbitantes, mientras se quejaba por el racionamiento y trataba de sonsacarles alguna informaciуn acerca de ellos.
— He estado planeando este viaje durante meses — dijo Bothari, apoyado en el mostrador -, y no he podido hacerlo por culpa de esta maldita guerra.
El posadero emitiу un sonido alentador, de un empresario a otro.
— Oh. їCuбl es tu proyecto?
Bothari se humedeciу los labios y adoptу una expresiуn pensativa.
— ї Has visto a la rubia?
— Sн.
— Es virgen.
— No te creo. Demasiado mayor.
— Oh, sн. Puede pasar por una muchacha de clase. Pensбbamos vendйrsela a algъn seсorito Vor en la Feria Invernal. Conseguir un anticipo. Pero todos se han ido de la ciudad. Podrнamos intentarlo con algъn comerciante rico, supongo, pero a ella no le gustarб. Le prometн un verdadero seсor.
Cordelia se tapу la boca con la mano y tratу de no emitir ningъn sonido. Se alegraba de que Drou no estuviese allн para oнr el cuento que Bothari habнa inventado. Por Dios. їDe verdad pagaban los barrayareses por el privilegio de someter a las mujeres vнrgenes a esa pequeсa tortura sexual?
El posadero mirу a Cordelia.
— Si la dejas sola con tu socio sin su carabina, podrнas perder lo que viniste a vender.
— No — dijo Bothari -. No es que le falten las ganas, pero sufriу la descarga de un disruptor nervioso, bajo el cinturуn. Estб con licencia mйdica.
— їY tъ?
— Con licencia sin perjuicio.
Eso significaba «renuncia o te meteremos en la cбrcel», segъn entendнa Cordelia. Era el destino final de los alborotadores crуnicos que habнan estado a punto de cometer delitos.
— їViajas con un espбstico? — El posadero moviу la cabeza en direcciуn a la escalera.
— Es el cerebro del equipo.
— No tiene demasiado cerebro si ha venido hasta aquн justo ahora, para intentar ese negocio.
— Sн. Supongo que podrнa haber obtenido un precio mejor si estuviera mбs gorda y bien vestida.
— Es cierto — gruсу el posadero, observando los alimentos apilados frente a Cordelia.
— Aunque es demasiado buena para desperdiciarla. Creo que tendrй que buscarme otra cosa, hasta que pase todo este lнo. Tal vez alguien quiera contratar unos buenos mъsculos… — Bothari dejу la frase en suspenso. їSe estaba quedando sin inspiraciуn?
El posadero lo estudiу con interйs.
— Oye… he estado observando algo para lo cual podrнa venirme bien una especie de agente. Desde hace una semana temo que alguien lo descubra primero. Podrнas ser justo lo que andaba buscando.
— їYo?
El posadero se inclinу hacia delante para hablarle de forma confidencial.
— Los muchachos del conde Vordarian estбn repartiendo buenas recompensas allб en Seguridad Imperial, por cualquier buena informaciуn. Normalmente no me meterнa con los de Seguridad Imperial, sea quien sea quien estй al frente esta semana, pero calle abajo hay un sujeto extraсo que ocupa una habitaciуn. Y sуlo la abandona para buscar comida, mбs de la que cualquiera podrнa comerse… allн dentro tiene a alguien a quien mantiene en gran secreto. Y seguro que no es uno de nosotros. No dejo de pensar que podrнa ser… valioso para alguien, їno crees?
Bothari frunciу el ceсo.
— Podrнa ser peligroso. Cuando el almirante Vorkosigan irrumpa en la ciudad, buscarбn a todos los que figuren en esa lista de informantes. Y tъ tienes una direcciуn.
— Pero dirнa que tъ no la tienes. Si lo haces, podrнa darte un diez por ciento. Creo que ese tipo es un pez gordo. Parece muy asustado.
Bothari sacudiу la cabeza.
— He estado fuera un tiempo y… їno lo hueles? En esta ciudad hay olor a derrota, amigo. Los hombres de Vordarian me parecen muy pesimistas. Yo pensarнa bien lo de esa lista si fuera tъ.
El posadero apretу los labios.
— De un modo o de otro, la oportunidad no va a durar.
Cordelia se acercу al oнdo de Bothari y le susurrу:
— Sнgale el juego. Averigьe quiйn es. Podrнa tratarse de un aliado. — Despuйs de pensar un instante aсadiу -: Pнdale el cincuenta por ciento.
Bothari se enderezу y asintiу con un gesto.
— Cincuenta por ciento — dijo al posadero -. Por el riesgo.
El hombre mirу a Cordelia frunciendo el ceсo, pero con respeto.
— Supongo que el cincuenta por ciento de algo es mejor que el cien por ciento de nada.
— їPuede llevarme para que eche un vistazo a ese sujeto? — preguntу Bothari.
— Tal vez.
— Toma, mujer. — Bothari apilу los paquetes en los brazos de Cordelia -. Lleva esto a la habitaciуn.
Cordeha carraspeу la garganta y tratу de imitar el acento montaсйs.
— Cuнdate. Йste es un sujeto de ciudad.
Bothari se favoreciу al posadero con una sonrisa alarmante.
— Ah, no tratarб de engaсar a un viejo veterano. Sуlo podrнa hacerlo una vez.
El posadero le sonriу con nerviosismo.
Cordelia dormitу un poco y se despertу sobresaltada cuando Bothari entrу en la habitaciуn, escudriсando el pasillo con cuidado antes de cerrar la puerta. Se veнa sombrнo.
— їY bien, sargento? їQuй descubriу?
— їQuй harнan si el hombre oculto resultaba ser alguien de importancia estratйgica, como lo habнa sido el almirante Kanzian? La idea la atemorizaba. їCуmo se resistirнa a desviarse de su misiуn personal en un caso semejante? Kou, en un colchуn en el suelo y Drou, sobre el otro jergуn, despertaron y se apoyaron sobre los codos para escuchar con rostros abotargados.
— Es lord Vorpatril. Y lady Vorpatril tambiйn.
— Oh, no. — Cordelia se sentу -. їEstб seguro?
— Sн.
Kou se frotу la cabeza.
— їEstableciу contacto con ellos?
— Todavнa no.
— La decisiуn pertenece a la seсora Vorkosigan. Si debemos desviarnos de nuestra misiуn primaria.
Y pensar que ella habнa querido estar al mando.
— їCуmo estбn?
— Vivos y ocultos. Pero… ese sujeto de abajo no serб el ъnico que los ha descubierto. A йl lo tengo controlado por ahora, pero podrнa aparecer cualquier interesado en la recompensa.
— їAlguna seсal del bebй?
Йl sacudiу la cabeza.
— Aъn no lo ha tenido.
— ЎEs tarde! Tendrнa que haber dado a luz hace mбs de dos semanas. Quй diabуlico. — Se detuvo -. їCree que podrнamos escapar juntos de la ciudad?
— Cuanta mбs gente haya en un grupo, mбs conspicuo se vuelve — observу Bothari lentamente -. Y por lo que pude ver de la seсora Vorpatril, ella es verdaderamente llamativa. La gente la notarб de inmediato.
— No veo cуmo podrнan mejorar su posiciуn si se unen a nosotros. Su escondite ha funcionado durante varias semanas. Si logramos nuestro cometido en la Residencia, tal vez podamos pasar a buscarlos en nuestro camino de regreso. Haremos que Illyan les envнe agentes leales para ayudarles, si logramos volver… — Maldiciуn. Si estuviera en una misiуn oficial, dispondrнa de los contactos que Vorpatril necesitaba. Aunque si estuviera en una misiуn oficial, lo mбs probable era que nunca hubiese pasado por allн. Cordelia permaneciу sentada, pensando -. No, todavнa no nos pondremos en contacto con ellos. Pero serб mejor que hagamos algo para desalentar a ese amigo suyo de abajo.
— Ya lo he hecho — respondiу Bothari -. Le dije que sabнa dуnde podнa conseguir un precio mejor, sin arriesgar mi cabeza despuйs. Tal vez logremos sobornarlo para que nos ayude.
— їConfнa en йl? — preguntу Drou, recelosa.
Bothari hizo una mueca.
— Mientras no lo pierda de vista. Tratarй de vigilarlo el tiempo que estemos aquн. Otra cosa. Alcancй a ver una emisiуn en el vнdeo de la habitaciуn trasera. Anoche Vordarian se declarу emperador.
Kou lanzу una maldiciуn.
— Asн que al final se ha decidido.
— їPero eso quй significa? — preguntу Cordelia -. їSe siente lo bastante fuerte o es una jugada por pura desesperaciуn?
— Ha quemado un ъltimo cartucho para ver si logra la adhesiуn de las fuerzas espaciales, supongo — dijo Kou.
— їY lograrб atraer mбs hombres, o los alejarб?
Kou sacudiу la cabeza.
— En Barrayar sentimos un verdadero miedo por el caos. Sabemos que es detestable. El imperio ha mantenido el orden desde que Dorca Vorbarra desbaratу el poder de los condes y unificу el planeta. «Emperador» es una palabra con mucho poder aquн.
— No para mн — suspirу Cordelia -. Descansemos un poco. Tal vez para maсana a esta hora todo haya pasado.
Un pensamiento esperanzado u horripilante, dependнa de cуmo se interpretara. Cordelia contу las horas por milйsima vez: un dнa para penetrar en la Residencia, dos para regresar a territorio de Vorkosigan… no les quedaba mucho tiempo que perder. Sintiу como si volara mбs y mбs rбpido, escapando de la habitaciуn.