Droushnakovi se dirigiу al panel que ocultaba la escalera secreta. Ahora maniobraba con firmeza, como si sus manos pertenecieran a otro cuerpo, y no a aquel cuyo rostro estaba baсado en lбgrimas. Cordelia dejу caer la espada sobre la cama y corriу hacia el enorme ropero de roble tallado. Una vez allн abriу las puertas de par en par. Unas luces verdes y бmbar brillaban en la oscuridad del interior.

Dios, no permitas que sea otro cebo… Cordelia rodeу la caja con los brazos y la alzу a la luz. Esta vez tenнa el peso correcto, lleno de fluidos; las cifras eran las indicadas. Era el que buscaba.

Gracias, Kareen. Yo no querнa matarte. Seguramente habнa enloquecido. No sentнa nada, ni pena ni remordimiento, aunque el corazуn le latнa a toda velocidad y tenнa la respiraciуn entrecortada. Era la violencia del combate, esa ilusiуn de inmortalidad que impulsaba a empuсar ametralladoras. Asн que esto era lo que buscaban los adictos a la guerra.

Vordarian todavнa luchaba contra Bothari, profiriendo horribles maldiciones.

— ЎNo escaparйis! — Dejу de resistirse y mirу a los ojos de Cordelia. Inspirу profundamente -. Piense, seсora Vorkosigan. Nunca lo lograrб. Me necesita a mн como escudo, pero no podrб llevarme inconsciente. Despierto, me resistirй cada metro del camino. Mis hombres estarбn aguardando allб afuera. — Volviу la cabeza hacia la ventana -. Nos dormirбn a todos con los aturdidores y la tomarбn prisionera.

Su voz se hizo mбs persuasiva.

— Rнndase ahora y salvarб las vidas de todos. La vida de esa cosa tambiйn, ya que significa tanto para usted.

Moviу la cabeza en direcciуn a la rйplica que ella llevaba en sus brazos. Cordelia estaba mбs pesada que Alys Vorpatril en ese momento.

— Yo nunca le ordenй a ese tonto de Vorhalas que matase al heredero Vorkosigan — — continuу Vordarian con desesperaciуn ante su silencio. La sangre manaba rбpidamente entre sus dedos -. Sуlo el padre, con sus fatales polнticas progresistas, constituнa una amenaza para Barrayar. El hijo podнa haber heredado el tнtulo de conde con mi bendiciуn. Piotr no debiу separarse del partido al que verdaderamente pertenece. Fue un crimen que lord Aral le obligara a hacerlo…

Asн que eras tъ. Desde el principio. La pйrdida de sangre convertнa en una parodia la habitual labia polнtica de Vordarian. Parecнa pensar que hablando lograrнa evitar el castigo, que sуlo debнa encontrar las palabras adecuadas. Cordelia dudaba mucho de que lo lograse. Vordarian no era un malvado tan evidente como habнa sido Vorrutyer, ni tampoco habнa alcanzado la corrupciуn personal de Serg; sin embargo, la maldad manaba de йl de todos modos, no de sus vicios sino de sus virtudes: la valentнa de sus convicciones conservadoras y su pasiуn por Kareen. A Cordelia le dolнa terriblemente la cabeza.

— Nunca llegamos a probar que usted se encontraba detrбs de Evon Vorhalas — dijo Cordelia con suavidad -. Gracias por la informaciуn.

Eso lo silenciу por unos momentos. Inquieto, dirigiу la mirada hacia la puerta, que debнa estar a punto de estallar, recalentada por el infierno que ardнa al otro lado.

— Muerto no le servirй como rehйn — dijo, enderezando la espalda con dignidad.

— Usted no me servirб de ninguna manera, emperador Vidal — le respondiу Cordelia -. Ya han muerto al menos cinco mil personas en esta guerra. Ahora que Kareen no estб, їhasta cuбndo continuarб luchando?

— Eternamente — gruсу йl -. La vengarй a ella… los vengarй a todos…

Respuesta equivocada, pensу Cordelia con curiosa tristeza.

— Bothari — llamу, y йl estuvo a su lado de inmediato -. Recoja esa espada. — Йl obedeciу. Cordelia dejу la rйplica en el suelo y posу una mano sobre la suya, la que sujetaba la espada -. Bothari, ejecute a este hombre por mн, por favor. — Su propia voz le sonу extraсamente tranquila, como si le hubiese pedido que le pasase la mantequilla. El asesinato no requerнa histerias.

— Sн, seсora — dijo Bothari, y alzу la hoja. Sus ojos brillaron de placer.

— їQuй? — aullу Vordarian, perplejo -. ЎEs una betanesa! ЎNopuede…!

Como un relбmpago, el filo de la espada segу sus palabras, su cabeza y su vida. A pesar de los ъltimos chorros de sangre que brotaron de su cuello cercenado, fue un trabajo verdaderamente limpio. Vorkosigan debнa haber solicitado los servicios de Bothari para ejecutar a Cari Vorhalas. Toda la fuerza de su torso, combinada con ese acero extraordinario… Cordelia volviу a la realidad cuando Bothari cayу de rodillas junto al cuerpo, soltando la espada para apretarse la cabeza. Estaba gritando. Era como si el grito final de Vordarian hubiese salido por la boca de Bothari.

Ella se derrumbу a su lado. De pronto volvнa a sentir el miedo que habнa estado conteniendo desde que Kareen arrebatу ese disruptor nervioso, desatando el caos. Evidentemente, movido por un estнmulo similar, Bothari estaba recordando lo prohibido, aquello que el alto mando barrayarйs habнa decretado que debнa olvidar. Cordelia se maldijo por no haber previsto esa eventualidad. їLlegarнa al extremo de matarlo?

— Esta puerta estб muy caliente — dijo Droushnakovi, pбlida y temblorosa -. Seсora, debemos salir de aquн ahora mismo.

Bothari respiraba con gran agitaciуn, sin soltarse la cabeza, pero poco a poco se fue calmando. Ella lo dejу para arrastrarse a ciegas por el suelo. Necesitaba algo, algo a prueba de agua… Allн, en el fondo del guardarropa, habнa una bolsa de plбstico fuerte que contenнa varios pares de zapatos pertenecientes a Kareen. Sin duda habнan sido transportados a toda prisa por alguna criada cuando Vordarian decretу que la princesa se mudara con йl. Cordelia volcу los zapatos, rodeу la cama y recogiу la cabeza de Vordarian que habнa rodado hasta allн. Era pesada, pero no tanto como la rйplica uterina. Entonces atу las cuerdas y las cerrу con fuerza.

— Drou, tъ eres la mбs fuerte. Lleva la rйplica. Comienza a bajar. No la dejes caer. — Si ella dejaba caer a Vordarian, decidiу, el hombre ya no sufrirнa ningъn daсo.

Droushnakovi asintiу con un gesto y levantу la rйplica junto con el bastуn. Cordelia no supo si lo llevaba por el valor histуrico que acababa de adquirir o porque se sentнa obligada a devolvйrselo a Kou. Mientras lograba que Bothari se levantara sintiу una corriente de aire fresco que entraba por el panel abierto, atraнda por el fuego al otro lado de la puerta. Pronto los tъneles se convertirнan en una gran chimenea, hasta que se derrumbase la pared y la entrada quedase bloqueada. Los hombres de Vordarian quedarнan muy confundidos cuando llegasen para hurgar entre las brasas y no encontraran sus restos.

El descenso por aquel sitio tan estrecho fue como una pesadilla, con Bothari gimiendo bajo sus pies. Cordelia no podнa llevar la bolsa al lado ni delante de su cuerpo, por lo que se vio obligada a colgбrsela de un hombro y bajar con una mano, raspando los peldaсos con la palma.

Cuando estuvieron abajo, empujу a Bothari para que continuase avanzando y no le permitiу detenerse hasta que volvieron a encontrarse en el viejo sуtano de las caballerizas, junto a las provisiones de Ezar.

— їSe encuentra bien? — le preguntу Droushnakovi cuando Bothari se sentу con la cabeza entre las rodillas.

— Le duele la cabeza — respondiу Cordelia -. Tal vez le dure un rato.

— їY usted, se encuentra bien, seсora? — preguntу Droushnakovi, mбs preocupada aъn.

Cordelia no pudo evitarlo; se echу a reнr. Al fin logrу controlar su histeria cuando Drou comenzaba a verse verdaderamente preocupada.

— No.


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