Kareen te acompaсarб hasta el final, maldito.
— їQuй es eso? — preguntу Kou.
— Sн, teniente — intervino con ansiedad un hombre de Seguridad Imperial -. Por favor… ella se ha negado terminantemente a permitirnos examinarla. Segъn los reglamentos, no podemos permitir que la introduzca en la base.
Cordelia abriу la bolsa y la extendiу hacia Kou. Йl examinу el interior.
— Mierda. — Al verlo saltar hacia atrбs, el hombre se dispuso a avanzar pero Koudelka lo detuvo -. Ya… ya veo. — Tragу saliva -. Sн, sin duda el almirante Vorkosigan querrб ver eso.
— Teniente, їquй debo poner en el registro? — Cordelia decidiу que a estas alturas el hombre de Seguridad Imperial ya gemнa -. Tengo que anotarla si va a entrar.
— Dйjelo que cuide su trasero, Kou — suspirу Cordelia.
Kou volviу a mirar el interior, y sus labios se curvaron en una sonrisa irуnica.
— Estб bien. Regнstrelo como un obsequio para el almirante Vorkosigan. De parte de su esposa.
— Ah, Kou. — Drou le entregу la espada -. Logrй rescatar esto, pero me temo que hemos perdido la funda.
Kou la cogiу, se volviу hacia la bolsa, relacionу los dos objetos y sujetу la espada con mбs respeto.
— Eh… estб bien… gracias.
— Yo la llevarй a Sigling y harй que le confeccionen una funda igual — le prometiу Cordelia.
El hombre de Seguridad Imperial cediу el paso al secretario personal del almirante Vorkosigan. Kou condujo a Cordelia, a Bothari y a Drou al interior de la base. Cordelia volviу a cerrar la bolsa y dejу que se balanceara en su mano.
— Descenderemos al nivel del Estado Mayor. El almirante ha estado en una reuniуn a puerta cerrada desde hace una hora. Anoche llegaron dos oficiales superiores de Vordarian. Estбn negociando para traicionarlo. El plan para rescatar a los rehenes depende de su cooperaciуn.
— їYa estбn al corriente de esto? — Cordelia alzу la bolsa.
— No lo creo, seсora. Usted acaba de cambiarlo todo. — Su sonrisa se tornу cruel, y sus pasos se hicieron mбs rбpidos.
— — Supongo que todavнa serб necesario realizar esa incursiуn — suspirу Cordelia -. Los hombres de Vordarian siguen siendo peligrosos, incluso en medio del caos. Tal vez se vuelvan mбs peligrosos aъn, en su desesperaciуn. — Pensу en aquel hotel en el centro de Vorbarr Sultana, donde se encontraba la pequeсa Elena de Bothari. Rehenes de menor importancia. їPodrнa persuadir a Aral para que asignase algunos recursos mбs a la empresa de rescatarlos? Por desgracia, ella no habнa logrado dejar fuera de combate a todos los soldados. Y lo intentй. Dios sabe que lo intentй.
Descendieron y siguieron descendiendo hacia el centro neurбlgico de la base Tanery. Llegaron a la sala de conferencias de extrema seguridad; una patrulla fuertemente armada montaba guardia en el pasillo. Koudelka pasу por delante de ellos. Las puertas se deslizaron y volvieron a cerrarse a sus espaldas.
Cordelia observу el cuadro. Los hombres que rodeaban la pulida mesa interrumpieron su conversaciуn para mirarla. Aral se hallaba en el centro, por supuesto.
Illyan y el conde Piotr lo flanqueaban. El primer ministro Vortala estaba allн, y Kanzian, y algunos otros oficiales superiores con uniformes verdes de etiqueta. Los dos dobles traidores estaban frente a ellos, con sus ayudantes. Demasiados testigos. Ella querнa estar a solas con Aral, librarse de todos ellos. Pronto.
Los ojos de Aral se clavaron en los de ella en una silenciosa agonнa. Sus labios se curvaron en una sonrisa completamente irуnica. Eso fue todo; y sin embargo Cordelia volviу a sentir el calor de la confianza… estuvo segura de йl. Ningъn reproche. Todo marcharнa bien. Estaban juntos otra vez, y ni un torrente de palabras y abrazos hubiese podido comunicбrselo mejor. De todos modos, esos ojos grises le prometieron que los abrazos llegarнan mбs adelante. Sus propios labios sonrieron por primera vez en… їcuбnto tiempo?
El conde Piotr apoyу las manos en la mesa.
— Bien. Por Dios, mujer, їdуnde has estado? — exclamу furioso.
Cordelia se sintiу invadida por una demencia morbosa. Lo mirу con una sonrisa feroz y alzу la bolsa.
— De compras.
Por un momento, el anciano estuvo a punto de creerle; por su rostro pasaron varias expresiones encontradas: sorpresa, escepticismo, y luego ira al comprender que se estaba burlando de йl.
— їQuiere ver lo que he comprado? — continuу Cordelia, todavнa flotando. Abriу la bolsa violentamente e hizo rodar la cabeza de Vordarian sobre la mesa. Por suerte, hacнa unas horas que habнa dejado de sangrar. El rostro se detuvo justo delante de йl, con un rictus en los labios y los ojos abiertos de par en par.
Piotr abriу la boca. Kanzian saltу; los oficiales profirieron maldiciones y uno de los traidores se cayу de la silla al retroceder. Vortala frunciу los labios y alzу las cejas. Koudelka, orgulloso de su papel en la preparaciуn de aquel momento histуrico, apoyу la espada sobre la mesa como segunda evidencia.
Aral estuvo perfecto. Sus ojos sуlo se abrieron de par en par unos momentos, pero entonces apoyу el mentуn sobre las manos y mirу por encima del hombro de su padre con frialdad e interйs.
— Sн, es natural — susurrу -. Todas las damas Vor van de compras a la capital.
— Me ha costado muy cara — le confesу Cordelia.
— Eso tambiйn es normal. — Una sonrisa irуnica curvу sus labios.
— Kareen ha muerto. Fue herida en la refriega. No pude salvarla.
Йl abriу las manos, como dejando que el incipiente humor negro escapase por sus dedos.
— Comprendo. — Volviу a alzar los ojos hacia los de ella, como preguntбndole: їTe encuentras bien?, y aparentemente hallу la respuesta: No.
— Caballeros. Les ruego que me disculpen unos momentos. Deseo estar a solas con mi esposa.
Mientras los hombres comenzaban a levantarse, Cordelia alcanzу a oнr un murmullo.
— Un hombre valiente…
Cordelia clavу la mirada en los hombres de Vordarian, mientras йstos se retiraban de la mesa.
— Oficiales, les recomiendo que cuando se reanude esta conferencia, se rindan sin condiciones a la misericordia de lord Vorkosigan. Es posible que todavнa conserve algo de piedad. — Porque yo ya no la tengo, fue el remate silencioso de sus palabras -. Estoy cansada de su estъpida guerra. Termнnenla de una vez.
Piotr pasу por su lado. Cordelia lo mirу con una sonrisa amarga.
— Parece que te he subestimado — murmurу el anciano.
— No vuelva a cruzarse en mi camino… y mantйngase alejado de mi hijo. — Una mirada de Vorkosigan detuvo su efusiуn de ira. Ella y Piotr intercambiaron un ligero movimiento de cabeza, como las pequeсas reverencias de dos duelistas.
— Kou — dijo Vorkosigan, mirando el objeto espeluznante que tenнa junto al codo -.їQuiere llevarse esta cosa al depуsito de cadбveres de la base? No tengo interйs en conservarlo como centro de mesa. Lo conservaremos allн hasta que podamos enterrarlo con el resto del cuerpo. Si lo encontramos.
— їSeguro que no quiere conservarlo para que los oficiales de Vordarian se sientan mбs propensos a favorecer un acuerdo? — preguntу Kou.
— No — decidiу Vorkosigan con firmeza -. Ya ha causado un efecto bastante benйfico.
Con sumo cuidado, Kou cogiу la bolsa, la abriу y la utilizу para coger la cabeza de Vordarian sin llegar a tocarla.
Aral observo al grupo de Cordelia; la aflicciуn de Droushnakovi los crispamientos convulsivos de Bothari.
— Drou. Sargento. Podйis ir a lavaros y comer algo. Regresad para presentarme vuestro informe cuando hayamos terminado aquн.
Drou asintiу con la cabeza y el sargento hizo la venia. Ambos siguieron a Kou al pasillo.
En cuanto la puerta se hubo cerrado, Aral se levantу para abrazarla, pero ella se lanzу a sus brazos, y ambos volvieron a caer sobre la silla. Permanecieron abrazados con tanta fuerza que al fin tuvieron que apartarse un poco para besarse.
— Nunca vuelvas a hacerme algo asн — dijo йl con voz ronca.
— Nunca vuelvas a permitir que resulte necesario.
— Es un trato.
Aral sostuvo su rostro entre las manos, devorбndola con la mirada.
— Tenнa tanto miedo por ti, que me olvidй de temer por tus enemigos. Debн haberlo recordado, querida capitana.
— No hubiese podido hacer nada sola. Drou fue mis ojos, Bothari mi brazo derecho, Koudelka nuestros pies. Debes perdonar a Kou por haberse ausentado sin permiso. A decir verdad, lo secuestramos.
— Eso me han dicho.
— їTe contу lo de tu primo, Padma?
— Sн. — Aral suspirу con dolor -. Yuri el Loco realizу una masacre con los descendientes del prнncipe Xav. Padma y yo fuimos los ъnicos supervivientes. Yo tenнa once aсos y Padma uno, era un bebй… desde entonces siempre me ha parecido un bebй. Tratй de cuidarlo… Ahora soy el ъnico que queda. La tarea de Yuri casi ha sido completada.
— Elena, la pequeсa de Bothari. Debe ser rescatada. Ella es mucho mбs importante que ese granero lleno de condes en la Residencia.
— Estamos trabajando en ello — le asegurу йl -. Tendrб prioridad, ahora que tъ te has ocupado del emperador Vidal. — Se detuvo y esbozу una lenta sonrisa -. Temo que has logrado impresionar a mis barrayareses, amor.
— їPor quй? їCreyeron que tenнan un monopolio sobre el salvajismo? Йsas fueron las ъltimas palabras de Vordarian: «Es una betanesa. No puede.»
— їNo puede quй?
— «Hacer esto», supongo que hubiese dicho si hubiese podido.
— Menudo trofeo para traer en el monocarril. їY si alguien te hubiese pedido que abrieras la bolsa?
— Lo habrнa hecho.
— їTe… te encuentras bien, cariсo? — La expresiуn de Aral estaba seria bajo su sonrisa.
— їQuieres saber si he perdido el control? Sн, un poco. Mбs que un poco. — Las manos todavнa le temblaban. Ya hacнa un dнa que se encontraba asн, con un temblor constante que no cedнa -. Me pareciу… necesario traer la cabeza de Vordarian. No pensaba en clavarla sobre una pared de la Residencia Vorkosigan, junto con los trofeos de caza de tu padre… aunque no serнa mala idea. Creo que no fui consciente de por quй me aferraba a ella hasta que entrй en esta habitaciуn. Si hubiera llegado aquн con las manos vacнas, diciendo a estos hombres que habнa matado a Vordarian y dado fin a su pequeсa guerra, їquiйn me hubiese creнdo, aparte de ti?
— Illyan tal vez. Ya te ha visto en acciуn. Los demбs… supongo que tienes razуn.
— Creo que tambiйn me impulsaba algo que se practicaba en la antigьedad. їNo solнan exhibir los cuerpos de los gobernantes asesinados, para detener a los pretendientes? Me pareciу apropiado. Aunque en mi opiniуn Vordarian sуlo fue un pretendiente secundario.