Tío Lowell soltó una carcajada.

— Adopta la actitud adecuada.

— Yo no les conozco a ustedes dos — dijo mi padre, pero necesito predicciones sobre el tiempo a largo plazo. Si pueden conseguirlo, pondré la tercera parte del dinero necesario para que empiecen.

— ¿De qué cantidad de dinero estamos hablando? Preguntó Turner -. Van a necesitar un edificio, personal, computadores, equipos de experimentos… y esto puede subir mucho.

— Tengo una lista del equipo y del personal técnico que me hace falta — dijo Ted, sacando del bolsillo un manojo de papeles -. Estuve trabajando en eso toda la semana.

Colocó la lista sobre la mesa y todos nos inclinamos para estudiarla.

Aquí no hay nada para personal de oficinas. Necesitará usted empleados, contables, servicio de compras, de mantenimiento.

Ted se encogió de hombros.

— Yo me encargaré de los problemas técnicos. La administración es otra cosa.

— Necesitaremos un hombre de primera categoría para que gobierne los aspectos comerciales del laboratorio.

Eso es importante, Ted.

— De acuerdo, pero ha de estar al corriente del trabajo técnico. No quiero tener a un chupatintas que diga al personal técnico cómo se trabaja en pro de la ciencia.

— Claro que no — asintió tío Lowell.

— Los buenos administradores son muy escasos — anunció mi padre.

— Quienquiera que sea, debe tener un conocimiento profundo de los propósitos del laboratorio — indicó tío Turner.

— Y preferiblemente gozar de una estrecha amistad con el personal técnico superior — añadió mi padre.

De pronto todos me estaban mirando.

— ¿Yo? ¿Dirigir el negocio? Pero, no puedo. No sé como… ¡No podría!.

— Si, podrías — dijo mi padre. Y lo harás.

VIII

INVESTIGACIONES EOLO

No discutí con mi padre; habría sido inútil. Y, a decir verdad, sentía curiosidad por ver si efectivamente podría dirigir nuestra pequeña empresa.

Acabamos la conferencia accediendo mis tíos y mi padre a financiar un año de trabajo de "Investigaciones Eolo". Al disolverse la reunión y marcharse los demás de la biblioteca, mi padre me contuvo.

— Quiero decirte algo, Jeremy.

Avanzó despacio hasta el viejo escritorio. Al quedar ahí, enmarcado por las grandes ventanas, me asombré viendo lo mucho que se parecía al abuelo. No me había dado cuenta antes de ese detalle.

— Jeremy, vas a dirigir tu propio equipo durante una temporada. Te deseo todos los éxitos del mundo, pero… con franqueza, creo que tu laboratorio se hundirá antes de que termine el año.

— ¿Qué quieres decir? Nosotros…

— Escúchame — continuó, levantando las manos para cortar mis palabras -. Tus tíos y yo financiaremos vuestro trabajo durante un año y emplearemos las predicciones a largo plazo. ¿Pero qué te imaginas que ocurrirá durante ese año?

Encogiéndome de hombros, contesté.

— Tendremos que aprender como proporcionar predicciones a largo plazo obteniendo un beneficio.

Me obsequió con la clase de mirada indulgente que guardan los padres para los niños traviesos.

— Escúchame, tu amigo Marrett va a verse tan empapado de dinero como un elefante que se bebiera toda una bañera. Ya sabes que este asunto de las predicciones a largo plazo es cosa vieja en él. No le interesa convertirlo en un negocio… sólo significa un fin en su vida. Quiere investigar… investigaciones caras para controlar el tiempo. Por cada dólar que Thornton te proporcione, él gastará seis. Cuando dejemos de pagar las facturas, os arruinaréis en menos de un mes.

— Sé lo que hay en la cabeza de Ted — dije. Y el control del tiempo, cuando lo consigamos, será un negocio mucho mayor que las predicciones a largo plazo.

— Si entretanto no vais a la ruina.

— Ted podría conseguir una subvención — pero no lo dije muy convencido.

— Quizá — asintió mi padre -. Pero la tentación del dinero "gratis" de Thornton podría arruinarle a él y a vuestro laboratorio. Si aceptas mi consejo, deberás pasarte todo este año buscando clientes que compren las predicciones a largo plazo. Es la única manera de sobrevivir después de que Thornton deje de poneros sus huevos de oro.

Afirmé con la cabeza.

— Y otra cosa — continuó mi padre -. Tarde o temprano, Marrett querrá hacer experimentos. No te sorprendas que os tropecéis con algunas dificultades legales con el Gobierno.

Bueno, esperarnos que el doctor Rossman trate de bloquearnos si tiene ocasión. Pero me parece…

— No consideres esto como un duelo personal entre Rossman y Marrett. Dije problemas legales. ¿Has oído alguna vez hablar de "Environmental Science Services Administration"?

Negué con la cabeza.

— Oirás. Poseen el aire de la nación.

— ¿Son dueños de la atmósfera?

— En cierto sentido — contestó mi padre, sonriendo ante mi confusión -. Hice unas cuantas investigaciones antes de salir de Honolulú. ESSA es la agencia que dirige todos los programas del Gobierno sobre el envenenamiento del aire, oceanografía, cartografía y toda clase de investigación geofísica. El Departamento Meteorológico has de saber que forma parte de ESSA.

— Lo ignoraba…

— Bueno, durante los pasados quince años ESSA ha tenido el poder de conceder o retirar licencias para experimentos de control del tiempo. Han tumbado peticiones de unos cuantos chiflados en todo ese plazo. Ahora, ¿qué diferencia hay entre los sembrados de nubes y el envenenamiento del aire? Depende la respuesta de a quien se lo preguntes.

— Pero no rechazarían una petición legítima… Entonces comprendí adónde quería ir a parar mi padre -.Si el doctor Rossman quiere detenernos… podría hacerlo a través de ESSA.

Mi padre se encogió de hombros.

— No lo Sé; quizás es eso lo que hará. Apostaría a que es más conocido en ESSA que tu amigo Marrett.

No contesté.

— Vas a vivir un año muy interesante, Jeremy — dijo mi padre, pasando un dedo a lo largo del borde del viejo escritorio -. Creo que un año muy educativo. Espero que vuelvas a casa, cuando finalice, más triste, pero también más sabio y dispuesto a ponerte a trabajar para un grupo establecido… Thornton Pacific Enterprises.

— ¿Dragando fondos marinos?

— Eso te parecerá distinto dentro de doce meses.

* * *

No perdí tiempo en poner en marcha a Investigaciones Eolo. No pude perderlo, y menos con el recuerdo de la paciente sonrisa divertida de mi padre.

Mientras Ted acababa sus últimas seis semanas en el MIT, en espera de su graduación, yo fui y volví a la oficinas Thornton de la Costa Este, reclutando personal en Boston, Hatford, Nueva York y Washington. Mis tíos se quejaron, riendo, durante los fines de semana en Thornton. La palabra piratería llenaba el aire mientras yo seguía a algunos de sus administrativos más jóvenes para que ingresasen en Eolo. Pero raras veces me negaron algo de lo que yo quería "robarles".

Incluso efectué un discreto viaje en cohete hasta Honolulú y borré Ja sonrisa de paciencia del rostro de mi padre convertiéndola en un ceño pensativo cuando me llevé a los cuatro mejores administrativos jóvenes de Thornton Pacific. Conocía muy bien al personal de mi padre y éste también me conocía a mí. La ocasión de ser hombres de categoría en una compañía nueva, en lugar de esperar años para el ascenso, fue demasiado buena para que la rechazaran.

A mediados de junio, Investigaciones Eolo tenía una oficina en funcionamiento: administración, finanzas, personal, compras, mantenimiento… y yo. También poseíamos personal técnico… Ted Marrett y Tuli Noyon.

Encontramos un sitio casi perfecto para instalar unas oficinas en aeropuerto Logan, de Boston, en donde alquilamos todo el piso superior de un edificio de cuatro plantas. La principal estación del Departamento Meteorológico de Boston se encontraba en el mismo edificio y puesto que su equipo de observación se había instalado principalmente en la terraza, su personal llegó a conocernos muy bien.


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